Leopoldo López Samprón (Los poetas y Dios)

Justo reconocer la poesía de un cristiano.

01 DE FEBRERO DE 2014 · 23:00

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	Leopoldo L&oacute;pez Sampr&oacute;n. / Foto: Jacqueline Alencar</p>
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Leopoldo López Samprón. / Foto: Jacqueline Alencar

Entre los evangélicos españoles que escriben poesía dedicada a Cristo, hay algunos que admiro porque su obra está marcada por la excelencia. Uno de ellos, en lugar destacado entre mis afectos, es Leopoldo López Samprón, natural de un pueblo del Bierzo, pero con larga residencia en León capital. A Leopoldo los versos le fluyen de una manera natural, porque resultan auténticos frutos de una necesidad espiritual, de un testimonio del alma que desea elevar su mejor oración a Dios. Forma y fondo, sentimiento y razón, emoción y pensamiento, música, armonía, mensaje… Todo resulta sangre amartillada, estremecimiento, casi extenuación porque se sale de lo reglamentario y vuelve a los orígenes, a esos profetas que exponían su fe pero también cuestionaban lacras e injusticias. ¿Por qué este lírico boxear? Porque la Poesía no debe ser sumisa ni estar embotellada: la Poesía es la sopla sobre la brasa de la Resurrección. Y mi querido hermano Leo es un poeta-poeta que va de humilde por la vida. Y aunque la existencia le ha descuartizado muchas veces, él sigue escribiendo, en medio del remolino, esos certeros disparos de su clarividencia y de lo que calladamente circulaba por sus adentros. Aquí dos poemas inéditos, escritos para esa comunión que anualmente celebramos en el pueblo leonés de Toral de los Guzmanes. Ya les haré conocer, más adelante, otras muestras de su magna poesía. OTRA NAVIDAD QUE NACE Hoy, otra Navidad que nace, y siento Señor que se me escapa la vida entre los dedos. Hoy, le paso factura al tiempo y sólo anoto: en mi Haber, palabras y en tu Amor, los hechos, porque aún tengo en el alma la sangre del hombre viejo. Hoy, otra Navidad que nace y siento Señor que se quedó muda la tinta y los libros en silencio; que un río de sequedad cubrió la aguas del pecho donde se escribían himnos con notas de tu Evangelio. Hoy de reojo veo pueblos en el borde de la fe que brota de las orillas de los ojos de los muertos. Hoy, tengo miedo Señor de estar repitiendo el tiempo: -el niño en el pesebre, las manos de la limosna, los villancicos al viento... y mañana las promesas y los buenos pensamientos serán puestos en un saco camino del cementerio. Hoy, otra Navidad que nace y te observo Señor, lleno de llagas y clavos; y te miro Señor solo y llorando, llorando, en un monte con olivos; y cada ramo con su fruto de tu dolor se ha quebrado.... Hoy otra Navidad que Nace, y siento Señor que tu Espíritu se mueve entre mi pecho. Hoy, otra Navidad se marcha por la senda del recuerdo; y siento Señor que se me escapa la vida entre el afán de mis dedos. NAVIDAD Entre los labios copiosos de la nieve -según cuentan presurosos los caminos- Te soñamos excavando la memoria de otra Navidad con rastrojos de Verano. Y sentimos crecer los horizontes en las edades perdidas de Babel y en el limbo soñador de los horarios. ¿Por quétanto murmullo ya vencido aún se levanta bajo el sol; y en el jardín del olvido se cultiva, con trenzas de hojarasca y raíces de un agosto sin otoño? ¿Por qué tanta memoria, tanta ley y tanto libro. Tanta autosuficiencia entre las manos, y tanta fiesta, sin otro paraíso? Hoy, otra Navidad. Otra celebración de cumpleaños; Y ya va siendo hora, que naciendo tantas veces te conozcamos un poquito. Y no es difícil, mi niño, no es difícil... Es sólo un corazón valiente que busca entre los copos de la nieve la semilla de tanto amor. Y no es difícil, mi niño, no es difícil...

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - POR EL ÚLTIMO ADÁN - Leopoldo L&oacute;pez Sampr&oacute;n (Los poetas y Dios)