La aceleración de la historia

En medio del frenesí informativo hay que aprender a pararse; a buscar la calma de la lectura bíblica, de la meditación y de la oración.

24 DE ENERO DE 2014 · 23:00

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	Imagen tomada de&nbsp;Saint App Blog</p>
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Imagen tomada de Saint App Blog

El desarrollo de los medios de comunicación ha aproximado geográficamente a las personas y ha contribuido a acelerar la historia del ser humano. Existen actualmente centenares de satélites artificiales sobrevolando la Tierra para transmitir información.
Mediante el barato invento del Internet es posible ya, por ejemplo, para los latinoamericanos leer El Periódico de Cataluña antes que los propios catalanes de Barcelona, debido a la diferencia horaria. Somos la primera generación de la historia capaz de hacer esto, por lo que hemos convertido a la humanidad en una sociedad cosmopolita mundial. El ritmo de los acontecimientos se ha vuelto frenético y tal velocidad le proporciona un carácter efímero a la realidad. Lo que acontece rápidamente parece menos real. Lo malo se torna menos malo y lo bueno no lo parece tanto.
Sin embargo, la abundancia de hechos e informaciones acaba por provocar una seria crisis de identidad en el mundo contemporáneo. De ahí la necesidad de reivindicar lo individual, lo corporal y lo local que experimentan tantas personas y grupos humanos en la actualidad.
Esto debe abrir los ojos de los cristianos para enfatizar, hoy más que nunca, que la vivencia del Evangelio es una relación personal con Jesucristo. Una experiencia individual que debe provocar también una solidaridad fraterna con el hermano. En medio del frenesí informativo hay que aprender a pararse; a buscar la calma de la lectura bíblica, de la meditación y de la oración.
Ante el peligro de la aceleración informativa y de la uniformización cultural, el creyente debe cultivar su mente y su espíritu con un sentido crítico que proporcione paz y armonía interior.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - ConCiencia - La aceleraci&oacute;n de la historia