En Navidad hace 140 años (II)

Voy a referirme con mayor detenimiento a quienes tuvieron a su cargo las exposiciones bíblicas en las jornadas inaugurales de la Iglesia metodista en Ciudad de México.

27 DE DICIEMBRE DE 2013 · 23:00

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Fueron seis los predicadores que hace 140 años participaron en los cultos de apertura del templo que albergó a la Iglesia metodista en la ciudad de México. La lista de ésos nombres refleja el espíritu de unidad evangélica existente entonces entre las distintas denominaciones que se estaban estableciendo en la capital del país. En el artículo de la semana pasada he dado pormenores históricos del Claustro Mayor de San Francisco, de sus orígenes históricos en el siglo XVI hasta el 25 de diciembre de 1873, cuando se abrieron las puertas de la antigua construcción a la obra evangélica de la Iglesia metodista episcopal. Ahora, en este espacio voy a referirme con mayor detenimiento a quienes tuvieron a su cargo las exposiciones bíblicas en las jornadas inaugurales. De acuerdo con lo publicado varios días por los dos diarios más importantes del país, el 25 de diciembre de 1873 el primer culto público de carácter protestante en el Claustro Mayor de San Francisco fue a las 10:30 de la mañana y dio el sermón el misionero Thomas Carter. Por la noche, la predicación la hizo Ignacio Ramírez Arellano. El 28 de diciembre dio la exposición bíblica en el servicio de la mañana Santiago Pascoe, en tanto que el sermón nocturno lo dio Alejo Hernández. Finalmente, el 4 de enero del nuevo año desarrolló la enseñanza de las 10:30 de la mañana Marcelino Guerrero; y la de esa noche Arcadio Morales.[1] El misionero Carter, sabemos por sus propios apuntes, llegó el 13 de marzo de 1873 para hacer causa común con el obispo William Butler.[2] Ambos iniciaron reuniones a las que asistían 40 personas, todas mexicanas con la excepción de Carter, Butler y sus respectivas familias. Thomas Carter predicó su primer sermón en español en Pachuca, Hidalgo, el 11 de abril, a menos de un mes de haber llegado al país. En vista de lo anterior es posible suponer que Carter tenía un previo manejo del castellano antes de llegar a México. Para el 25 de mayo debieron hacerse ampliaciones en el domicilio de los misioneros (en la calle de López) con el fin de poder cabida a los 50 asistentes a los cultos. Thomas Carter dio el primer sermón en la Iglesia metodista La Santísima Trinidad, que, reiteramos, fue abierta el día de Navidad de 1873. Asistieron 600 personas,”mexicanas en su mayor parte, y además algunos de los ingleses residentes en México”.[3] Recordemos que para la fecha ya existían bien consolidados núcleos de la Iglesia de Jesús, y de otros desprendidos de ella. La Iglesia de Jesús contaba entonces con dos grandes templos: el de San José de Gracia desde el 23 de abril de 1871[4] (Mesones 139, actual Catedral de la Iglesia Anglicana de México); y el templo de San Francisco a partir del 3 de diciembre de ése mismo año.[5] Éste templo es muy conocido por encontrarse en una vía muy transitada del Centro Histórico de la ciudad de México, en la calle Francisco I. Madero, casi frente al restaurante Sanborn’s de los Azulejos. La edificación regresó al dominio de la Iglesia católica romana en junio de 1895.[6] La predicación en La Santísima Trinidad la noche de Navidad la hizo el doctor Ignacio Ramírez Arellano, antiguo fraile dominico que se unió al movimiento de la Iglesia de Jesús encabezado por Manuel Aguas, también ex dominico. Ramírez Arellano “se había educado como fraile dominico, y recibido parte de su temprana educación en una escuela católica romana de las cercanías de Mobile (Alabama). Era tenido en alta estimación por su antigua Iglesia, en la que había servido como superintendente de misiones en Baja California, y se decía que le habían ofrecido un obispado en esa región si permanecía en dicha Iglesia”.[7] En casa de Miguel Pinto, situada en la calle de San José de Gracia, parece que a partir de 1870 Ignacio Ramírez Arellano imparte clases de filosofía retórica, historia y exégesis a un grupo de jóvenes interesados en prepararse para el ministerio evangélico. Las clases tienen lugar por las noches. De acuerdo con uno de los que nunca se ausentaba de los cursos, Arcadio Morales, el pequeño grupo tuvo, entre otros asistentes, a Jesús Medina, Hexiquio Forcada y Arcadio Sánchez.[8] Varios de los estudiantes de las clases del doctor Ramírez tendrían una función muy importante en el posterior liderazgo de la Iglesia de Jesús y de la Iglesia presbiteriana. Ramírez Arellano fue el primero en registrarse en una clase metodista, el 19 de enero de 1873. Con su experiencia y preparación fue un personaje muy útil en la expansión del inicial metodismo en la ciudad de México y entidades cercanas. El predicador en el tercer servicio por la apertura de Gante número 5 como templo metodista fue Santiago Pascoe. Este personaje llega a México en 1865, procedente de Inglaterra con la intención de “propagar el evangelio del Señor Jesucristo”. Él mismo escribe: “fue preciso buscarme ocupación por algunos años, mientras aprendía el idioma, la religión y costumbres del país. Vine contratado de contador y agrimensor de una compañía inglesa para explotar una mina de plata en los montes de Ixtapan del Oro del estado de México”.[9] A partir de agosto de 1872 Santiago Pascoe distribuye biblias y materiales evangelísticos en Toluca. De manera formal Pascoe, su familia y algunos convertidos inician reuniones de carácter evangélico el domingo 23 de febrero de 1873. Por la mañana tiene a su cargo la predicación el pastor Francisco Aguilar. En la noche tal actividad le corresponde a Pascoe, “hubo mayor asistencia y unas cuantas vidrieras fueron quebradas [por los antagonistas al grupo]. En pocas semanas la asistencia llegaba a unas cien personas, habiendo como veinticinco miembros y cuarenta candidatos”.[10] Unos meses antes de que a Pascoe le correspondiera predicar en la nueva Iglesia metodista situada en el Claustro Mayo de San Francisco, él publicó (y al parecer escribió) un folleto que daba cuenta de la persecución padecida por la célula de la Iglesia de Jesús en Capulhuac, estado de México, el 12 de abril de 1873, sábado de Gloria. Los agresores utilizaron armas blancas y de fuego. Resultando heridos cinco de Joquicingo (que habían asistido a confraternizar con sus hermanos en la fe de Capulhuac) y muerto Luis Gonzaga, quien recibió un balazo y veintisiete puñaladas.[11] El escrito que dio cuenta del martirio de Gonzaga está incluido en un libro escrito por un nieto de Santiago Pascoe.[12] El misionero Santiago Pascoe también fue muy activo en el periodismo, fundó El Heraldo, que se publicaba en Toluca. Frecuentemente entraba en polémica con quienes él llamaba “los romanistas”. Enviaba remitidos a los principales diarios del país, ya fuese para denunciar actos persecutorios contra alguna comunidad evangélica o bien para defender la legitimidad del protestantismo en el país.[13] En la próxima entrega voy a ocuparme de los otros tres expositores bíblicos en los cultos por la apertura de La Santísima Trinidad como Iglesia metodista.


[1] El Siglo Diez y Nueve, 22/XII/1873, p. 4; El Monitor Republicano, 23/XII/1873, p. 4.
[2] J. M. S. Carter, “Datos para la historia”, El Abogado Cristiano Ilustrado, 1/VIII/1893, p. 135.
[3] Ibíd.
[4] El Federalista, 24/ IV/1871, p. 3.
[5] El Ferrocarril, 5/XII/1871, p. 3.
[6] El Abogado Cristiano Ilustrado, 1/VII/1895, p. 109; La Buena Lid, VII/1895, p. 6.
[7] Gonzalo Báez-Camargo, Biografía de un templo, Iglesia Metodista de la Santísima Trinidad ex Claustro Mayor de San Francisco, Sociedad de Estudios Históricos del Metodismo en México, México, 1973, p.111.
[8] Arcadio Morales, Autobiografía, mecano escrito, mayo de 1906, p. 3; y “La Escuela Dominical en México, antecedentes”, El Faro, 15/VIII/1905, p. 122.
[9] En Apolonio C. Vázquez, op. cit., p. 192.
[10] Juan N. Pascoe, “Rasgos biográficos de Santiago Pascoe”, El Abogado Cristiano Ilustrado, 28/VIII/1913, p. 553.
[11] Nicanor F. Gómez Pascoe, Ahora sí soy su soldado, Publicaciones El Faro, México, 2004, p. 59 y El Abogado Cristiano Ilustrado, 15/II/1888, p. 27.
[12] Nicanor F. Gómez Pascoe, op. cit., pp. 65-71.
[13] Por ejemplo El Monitor Republicano, 17/VI/1874, p. 3.

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