David en el asilo

Un día no pudo aguantar más y exclamó en voz alta “¡no estoy loco, soy una persona normal!”.

11 DE OCTUBRE DE 2013 · 22:00

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Y levantándose David aquel día, huyó de la presencia de Saúl, y se fue a Aquis rey de Gat.Y los siervos de Aquis le dijeron: ¿No es éste David, el rey de la tierra? ¿No es éste de quien cantaban en las danzas, diciendo:Hirió Saúl a sus miles,y David a sus diez miles? Y David puso en su corazón estas palabras, y tuvo gran temor de Aquis rey de Gat. Y cambió su manera de comportarse delante de ellos, y se fingió loco entre ellos, y escribía en las portadas de las puertas, y dejaba correr la saliva por su barba. Y dijo Aquis a sus siervos: “He aquí, veis que este hombre es demente; ¿por qué lo habéis traído a mí? ¿Acaso me faltan locos, para que hayáis traído a éste que hiciese de loco delante de mí? ¿Había de entrar éste en mi casa? Llevadlo al asilo para que se ocupen de él”. Los primeros días que David pasó recluido seguía mostrándose loco y aceptó el tratamiento a que le sometieron con tal de salvar el pellejo. Pero pasadas unas semanas empezó a preguntarse hasta cuándo estaría allí. ¿Pensarían darle el alta? Al principio aceptó las duchas frías, la camisa de fuerza, las curas de hambre, la silla giratoria, encadenamiento prolongado, sangrías, purgados, vómitos, etc., pero un día no pudo aguantar más y exclamó en voz alta “¡no estoy loco, soy una persona normal!”. Para los asistentes aquello era la confirmación de que realmente sí lo estaba y arreciaron los tratamientos de contención, prolongándose su encierro indefinidamente. Llegó la noticia de estos sucesos al profeta Samuel. Al instante rasgó sus vestiduras y se sentó en cilicio y ceniza. David era su segundo ungido para ser rey de Israel y su segundo fracaso. Después de recibir otra revelación, llenó de nuevo el cuerno de aceite, alistó su asno y se dirigió con ánimo cansado a casa de Jonatán, hijo del rey Saúl y amigo entrañable de David.

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