La Red Sociópata

El enemigo sigue estando en casa, y es capaz de destruir sin compasión cuanta ternura encuentre a su paso.

14 DE JULIO DE 2013 · 22:00

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Campaña "Internet segura", de la agencia "Talent" (Brasil).

No hablar con desconocidos, no aceptar caramelos a la puerta del colegio o no contestar al teléfono eran las consignas que papá y mamá nos daban en "nuestra más tierna infancia". Utilizo esta manida expresión, a riesgo de parecer hortera, porque quiero focalizar en esa infancia que es tierna, o sea: delicada, susceptible y frágil. La fábula de los siete cabritillos nos aleccionó sobre el peligro de abrir la puerta a desconocidos. Aquel y otros relatos paternos sobre los lobos que acechan fuera nos mantuvieron alerta. Entonces se estrenó El exorcista y ocurrieron tres cosas: 1) el cine se postuló como la herramienta pedagógica para sustituir al relato oral; 2) los mensajes de aviso ya no sólo estremecían a los niños sino también –y sobre todo- a sus progenitores; y 3) el enemigo ya había entrado en casa. Entonces fueron la oüija y los oscuros juegos espiritistas; después llegaron otras amenazas: la televisión (Poltergeist), las niñeras (La mano que mece la cuna), las mascotas (Atracción diabólica), la propia familia (El escondite, La huérfana), los adolescentes perturbados (Elephant)... Muchas de estas historias estaban inspiradas en hechos reales, lo que las hacía más aterradoras. El estreno de La Red Social, el film que recrea el origen de Facebook, coincidió con una noticia espeluznante: la detención en Barcelona de quince personas que habían abusado sexualmente de una niña de quince años a través de esta herramienta de “socialización” (preferentemente adolescente) en Internet. Los detalles eran escabrosos: manipulación, chantaje emocional, humillación, violación, proxenetismo… Desde entonces, casos como aquel siguen produciéndose más cerca de nosotros de lo que sospechamos, salgan o no en los periódicos. El enemigo sigue estando en casa, y es capaz de destruir sin compasión cuanta ternura encuentre a su paso. A diario miles de niños delicados, susceptibles y frágiles, pierden la inocencia, el alma e incluso la vida. Parecen a salvo en sus habitaciones; pero han salido “ahí fuera”, y están expuestos como pececillos a ser atrapados por la Red. Y no es cuento. Nos gustaría reflexionar sobre este inquietante aspecto de las Nuevas Tecnologías con vosotros, así que sentíos con libertad de participar; tanto aquí como en nuestro blog espiritualitics.com.

Este artículo forma parte del Número 2 de la Revista Protestante Digital Verano. Puedes leerla a continuación o descargarla aquí (PDF).

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Espirituali&middot;tics - La Red Soci&oacute;pata