Retened lo que tenéis hasta que yo venga

Carta a la iglesia en Tiatira.

28 DE JUNIO DE 2013 · 22:00

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Akhisar es una ciudad de la provincia turca de Misia, habitada por poco más de 100 mil habitantes. Reconocida por la alta calidad de sus alfombras, está construida sobre lo que fuera Tiatira, donde estaba la comunidad cristiana a la que Juan escribe por encargo del Señor Jesucristo la cuarta de las siete cartas a las iglesias en Asia Menor. Arqueólogos e historiadores coinciden en que Tiatira fue fundada alrededor de 3 mil años antes de Jesucristo, en el límite de dos regiones conocidas como Lidia y Misia; asentada en un llano que une los valles de los ríos Hermo y Caico, por donde ahora pasa el ferrocarril. Vuelta a fundar por Seleuco Nicator (hacia 358-280 a. C.), quien la colonizó con población griega, Tiatira estaba en la carretera de Pérgamo a Sardis, y unida a Filadelfia, Laodicea, Esmirna y todo Bizancio. Por allí pasaba el correo imperial y el intenso comercio de Asia y de Oriente. Por lo tanto, era una gran ciudad comercial. Llegó a tener una guarnición armada, a cargo de una compañía de tropas macedonias como avanzada para proteger a Pérgamo. Por estar en un valle abierto, sin alturas fortificadas, las tropas acantonadas en Tiatira no podían encargarse de una defensa prolongada; todo lo que podían hacer era demorar a los invasores hasta que Pérgamo se abroquelase para un eventual ataque enemigo. Tiatira nunca fue una metrópoli de la importancia de Éfeso, Esmirna o Pérgamo. Pero, sus artesanías y oficios diversos dieron lugar a numerosos gremios, siendo el de los tintoreros uno de los más importantes. En los días del apóstol Juan Tiatira erafamosa por sus productos de cuero y por ser un centro artesanal de objetos de metal; pero, más aún por sus tejedores y tintorerosque tejían y teñían lana y lino; ellos conocían el secreto de la tintura de púrpura con raíz de rubia a la que se llamaba ‘rojo de Turquía’, en lugar del tradicional uso de crustáceos y líquenes marinos. Esta tintura era de gran precio y su uso quedaba reducido a los altos dignatarios. La primera convertida por la prédicadel apóstol Pablo en Filiposfue una vendedora de púrpura, de nombre Lidia, que el libro de Hechos menciona como originaria de Tiatira(1). LA CARTA MÁS LARGA DE LAS SIETE Tiatira no era un centro religioso. Su patrono local era el dios Tyrimnus al que se representaba montando a caballo, blandiendo hacha de guerra y garrote. También había en Tiatira un altar presidido por una pitonisa llamada Sambathé; pero, a falta de un centro de obligatoria adoración imperial los creyentes no estaban expuestos a la persecución y el martirio, como ocurría con los de otras congregaciones. Algunos observan que esta es la carta más larga, aunque está dirigida a la iglesia de la ciudad menos importante de las siete. Sin embargo, este contraste no debería llamar demasiado nuestra atención, pues Tiatira enfrentaba un peligro que era común a los cristianos de Asia en aquella época: la mezcla de prácticas mundanas e idolátricas con la prédica y adoración del Señor Jesucristo. Leamos la carta: “Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto: Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras. Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella. Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras. Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo os digo: No os impondré otra carga; pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga. Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre; y le daré la estrella de la mañana. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”(2) La manera en que se presenta el Señor al encargado de la iglesia es única por su alta significación tanto teológica como simbólica: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido,…(3) Los críticos racionalistas que niegan la divinidad de Jesús aducen que el Maestro de Galilea jamás dijo abiertamente ser el Hijo de Dios. Sin embargo, omiten mencionar que, buscando un motivo suficiente para matar a Jesús les bastó a los judíos que Él no negase ser el Hijo de Dios para acusarle de blasfemia y condenarlo(4). Para que no quedase duda alguna sobre quién es el que habla, el Señor glorificado que está sentado a la diestra del Padre y en control de todo lo visible e invisible, ahora declara ser el Hijo de Dios. Este texto les crea un enorme problema a los que solo creen en la humanidad de Jesucristo. Por eso, con tal de aferrarse a su engaño, dudan de la autenticidad del Apocalipsis y lo reducen a un libro lleno de símbolos (5). La descripción que hace de sí mismo el Señor al ‘discípulo amado’ guarda una gran semejanza con la del mensajero angélico que le habló al ‘amado Daniel’ a orillas del río Hidekel (Tigris): “Su rostro parecía un relámpago, sus ojos como antorchas de fuego, sus brazos y sus pies como el fulgurar del bronce bruñido (6) El respetado expositor bíblico escocés William Barclay opina sobre este singular texto juanino: ‘Los ojos llameantes tienen que representar dos cosas: la ira ardiente contra el pecado, y la terrible penetración de esa mirada que despoja de los disfraces y penetra hasta lo más íntimo de la persona. Los pies de bronce tienen que representar el poder inconmovible del Cristo Resucitado. Un mensaje que empieza así no es precisamente un tranquilizante’ (7). Esa imagen que tuvo Juan me hizo pensar en la importancia que la Biblia da a los ojos. Se han hecho miles de escritos, publicado no menos estudios y predicado muchos sermones más sobre dónde y en quién ponemos nuestra mirada. Sabemos que una vida sometida bajo la lujuria y concupiscencia de los ojos le acarrea condenación eterna al pecador (8); también, que una mirada de fe al Señor Jesucristo y su obra en la cruz le permite a todo pecador ser eternamente salvo (9). ¡Benditas son las personas sobre quienes el Padre de amor ha puesto sus ojos con misericordia! Entre ellas estaban los creyentes de la iglesia en Tiatira a la que el Hijo de Dios le dice: Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.(10) Quien todo lo sabe reconoce cinco virtudes en aquellos cristianos. 1. Obras. Se las menciona al comienzo y al final de la frase. Recordamos que a los de Éfeso se les recomendó volver a las primeras obras; las que marcan la diferencia entre un antes y un después del momento en que Jesucristo reconcilia al pecador con el Padre de amor. Como contraste, los de Tiatira estaban obrando mejor que el día en que recibieron a Jesucristo. No es algo imposible. Hay muchos creyentes que trabajan por fe y se parecen a las abejas laboriosas en su colmena. Están los que realizan tareas ministeriales tras sus pesadas labores cotidianas; lo hacen por amor de Jesucristo. En ellos se cumple la promesa del Señor: ‘y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo’ (11). 2. Amor. Si hay algo que no sirve cuando se finge, es el amor. Toda vida sin amor es estéril; es como tierra seca, quemada por su exposición al sol y cuarteada por los vientos. Sembrar allí es perder semilla y tiempo, es generar falsas esperanzas y trabajar sin ver ningún fruto. Pero, porque Dios es amor, toda persona alcanzada por Él vive en paz e irradia amor hacia los demás. Su vida es cual fértil huerto lleno de fragantes y nutritivas especies que atraen y alimentan a cuantos se le acerquen. En Tiatira había vínculos sólidos gracias al amor genuino entre sus miembros. 3. Fe. Los de Tiatira conocían al autor y consumador de la fe, y que sin fe es imposible agradarle. Le agradaban, porque la fe es clave en el crecimiento personal y el desarrollo del Reino de Dios. 4. Servicio. El que no vino a ser servido sino a servir vio en aquellos cristianos una actitud que es propia de los genuinos hijos e hijas de Dios: la del servicio incondicional que se hace sin esperar recompensas y, mucho menos, enriquecerse con ello. Sus móviles eran: la gloria sólo a Dios y amar al prójimo. Gracias a Dios, hay muchos como los de Tiatira. Conozco a los pastores y hermanos de una pequeña comunidad de fe que dos días a la semana apartan cinco horas para ir a cocinar y dar de comer a más de cincuenta familias empobrecidas en una ciudad enriquecida por el turismo como es Palma de Mallorca. Además, periódicamente van al centro de distribución del gobierno balear para retirar varios cientos de kilos de provisiones que luego repartirán entre los más necesitados. Lo hacen de corazón, sin darlo a publicidad. 5. Paciencia. La ausencia o presencia de paciencia es lo que marca la diferencia entre un creyente carnal y otro espiritual. El impaciente nunca está conforme con lo que tiene, siempre va a por más. Puede que salga bendecido de una crítica situación que ya está quejándose de cualquier otra cosa. Es como la sanguijuela descrita en el libro de Proverbios,que nunca se sacia (12). La gente que vive sin Cristo, priorizando lo inmediato y perecedero, no conoce la paz que disfrutan los que esperan en los perfectos tiempos de Dios. En Tiatira los creyentes eran pacientes; esperaban en el Señor. Preguntémonos: ¿Cuántas veces no caemos en la impaciencia, arrastrados por la turbulencia que nos rodea? ¿CUÁL ERA EL PROBLEMA EN ESTA IGLESIA? Por las inscripciones que se han descubierto sabemos que en Tiatira abundaban los gremios. Practicaban la ayuda mutua, organizaban programas en los que se incluían fiestas para los trabajadores de la lana, la piel, el lino y el bronce, fabricantes de ropa, tintoreros, alfareros, panaderos y traficantes de esclavos. Parecería que aquí radicaba el problema de la iglesia de Tiatira, como veremos poco más adelante. Si bien el texto bíblico no abunda en detalles la historia nos ayuda aquí para entender la enorme influencia que tenía la sociedad secular dentro la iglesia. Estar agremiados era algo normal, entonces era normal que los cristianos participasen de todas las actividades gremiales. ¿Puede haber mayor signo de responsabilidad que amar el trabajo y a la familia laboral? Aún el evangelio enseña a procurar nuestro sustento con responsabilidad (13). El problema es cuando generamos una incompatibilidad entre nuestro trabajo secular y nuestra nueva vida de relación con Jesucristo (14). Cuando oremos, agradezcamos a nuestro Padre por las oportunidades laborales, la capacidad para hacer bien nuestra parte, la salud para terminar lo que empezamos, y la certeza de cobrar la paga convenida. No obstante, así como nuestras buenas obras no nos salvan, el peligro de poner en primer lugar nuestra vida laboral y nuestros ingresos es que –sin proponerlo – terminemos desplazando a Dios como nuestro verdadero proveedor (15). Ser parte activa en una comunidad de fe en Jesucristo nunca va en el mismo sentido que las corrientes del mundo. Lo normal es que ocurra lo opuesto: ser testigo del Señor Jesucristo es ir contracorriente. En Tiatira, el que se negaba a formar parte de uno de esos gremios prácticamente renunciaba a su trabajo, y a toda perspectiva de prosperidad económica. Por esa razón preguntémonos, sin subterfugios: ¿Es legítimo para el cristiano formar parte del gremio de su actividad? No es una pregunta para aplicar sólo en el caso de los creyentes de Tiatira. La agremiación resulta conveniente mientras persiga el bien común de sus asociados y el de sus clientes en general. El resultado, sin duda, será más beneficioso que perjudicial por aquello de ‘la unión hace la fuerza’. Nadie podría estar en contra de quienes practican la conocida máxima de Esopo; sobre todo en épocas de flagrantes avasallamientos de los derechos civiles, como son estos que vivimos ahora, para no ir tan lejos. Sin embargo, hay casos que demuestran que los gremios se convierten en centros desde donde se abusa del poder tanto, o más, que desde el propio Estado. Entonces:¿Cuándo todo lo lícito es conveniente? (16) De acuerdo a la carta que analizamos pareciera que en Tiatira no había violentas manifestaciones de ‘indignados’; por el contrario, se menciona que celebraban comidas. Como ocurre en los sitios donde no hay límites morales, a menudo, estas comidas gremiales se convertían en borracheras y orgías. Pero, además, las hacían en lugares de culto pagano y consumían carne que había sido sacrificada a los dioses. Los que ofrecían los sacrificios usaban muy poco del animal en su culto; la mayor parte de él se comía o era vendida a los carniceros. Se podía comer tanto por invitación como por comprar en la carnicería. ¿Es conveniente que un cristiano participe de semejantes reuniones, o sea un adicto al consumo? Aquí estaba el problema de Tiatira.La amenaza venía desde dentro de la iglesia. Había un movimiento fuerte, dirigido por una mujer llamada Jezabel, que proponía contemporizar con los principios y licencias del mundo justificándose en la prosperidad comercial. Le daba igual si con su ambigua conducta contristaba al Espíritu Santo y hacía que sus seguidores le dieran la espalda al Padre de amor santo. Como veremos en nuestro próximo artículo, la respuesta del Cristo Resucitado fue inequívoca: sus verdaderos seguidores no tienen nada en común con esas prácticas. Hasta entonces, si el Señor lo permite. Notas Ilustración:moneda de Tiatira, considerada como perteneciente a la región de la antigua Lydia. Para más descripción ver: ttp://www.acsearch.info/record.html?id=234711 1. Hechos 16: 14 2. Apocalipsis 2:18-29 3. Ibíd. 2:18 4. Mateo 23:63-66; Lucas 22:66-71; Juan 19:6,7 5. La teología racionalista es la que pretende explicar la Revelación por vía de la razón. Sostiene que lo que el pensamiento humano no puede comprender no es real; es, por lo tanto, una teología antropocéntrica, humanista. El hombre es el centro de ella. No hay nada más alejado al conocimiento que de Dios tenemos en las Escrituras que la concepción Humanista tan difundida y sostenida por agnósticos y sectarios: los Testigos de Jehová, los Mormones (que se hacen llamar Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días) entre otros 6. Daniel 10:6 7. William Barclay, COMENTARIO AL NUEVO TESTAMENTO, Tomo 16 , El Apocalipsis (I), página 49 8. Isaías 44:18; Mateo 18:9; Marcos 9:47; Marcos 8:18; Lucas 24:16; Romanos 11:8; 2ª Pedro 2:14; 1ª Juan 2:16 9. Isaías 45:22; Lucas 2:29-32; 10:23; 24:31; Juan 9:35-38; Hechos 7:55; 2ª Pedro 1:16; 1ª Juan 1:1 10. Apocalipsis 2:19 11. Mateo 28:20 12. Proverbios 30:15, “La sanguijuela tiene dos hijas que dicen: ¡Dame! ¡Dame! Tres cosas hay que nunca se sacian; Aun la cuarta nunca dice: ¡Basta!” 13. Efesios 4:28; 5:29; 1ª Timoteo 3; 6:8; 14. Mateo 16:26; Marcos 8:36; Santiago 4:13 15. Salmo 23; 2ª Corintios 9:10; Hebreos 1:3 16. 1ª Corintios 6:12; 10:23; Romanos 8:26

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