Los ‘hijos de Lutero’ en México

(Fragmentos de la versión definitiva)

24 DE MAYO DE 2013 · 22:00

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Sección final del libro "Minorías religiosas y contexto social en América Latina: el caso protestante", editado por Carlos Mondragón y Carlos Olivier (Universidad Nacional Autónoma de México), que saldrá a la luz pública en las próximas semanas. Agradezco a ambos su invitación para colaborar en este volumen. No soy protestante en virtud de las ideas que tengo. No somos lo que somos por los conceptos o las ideas que tengamos. Tenemos las ideas que tenemos por ser lo que somos. Primero viene la vida, después el pensamiento… Es muy importante entender esto. ¿No es curioso que tanto los inquisidores como San Francisco de Asís hayan sido “católicos”? ¿No lo es también que tanto las personas que cazaron y mataron a las brujas de Salem, así como Schweitzer y Martin Luther King se hayan denominado “protestantes”? A fin de cuentas, ¿qué extraña magia es ésta que hace que una misma religión contenga cosas tan opuestas?... Hay muchas formas de organizar las experiencias que guarda el protestantismo. Los inquisidores pondrán fuego en los ojos de su dios y con él consumirán a aquellos que se atrevan a ser diferentes. Los pacificadores colocarán fuego en las linternas y en los fogones, para iluminar, para calentar, para cocinar...[i] Mi pasado es siempre mi método.[ii] Rubem Alves Contra el alud de prejuicios en su contra desde que aparecieron en la historia de México en la época colonial, los protestantismos han vivido, con intensidad variable, la historia del país. Con las modificaciones constitucionales de 1992 que les dieron a todas las Iglesias reconocimiento legal y un marco jurídico explícito para su acción, las reacciones de las comunidades protestantes-evangélicas (pues el segundo término ha sustituido al primero) se han movido en un amplio espectro que va desde la más absoluta indiferencia hasta la ingenuidad política militante. Ser protestante, a la luz de las nuevas circunstancias que ha vivido el país, requiere de una caracterización social distinta a la que prevalecía con anterioridad, sobre todo ante la ruptura progresiva del monopolio católico, símbolo de la cual fue el plural “iglesias” que apareció por primera vez en el anuncio de los cambios constitucionales en materia religiosa en el tercer informe presidencial de Carlos Salinas de Gortari (diciembre de 1991). A esta ruptura, con todos los avances y reajustes que ha sufrido sobre la marcha, se han agregado más recientemente otros logros en relación con la superación del corporativismo vertical en las esferas política, socio-cultural y laboral.[iii][…] El plural Iglesias aún no se asienta en la conciencia de todos. Pero para aprender a convivir sanamente con gente de todos los credos e ideologías también hace falta un proceso educativo firme y sistemático, en estrecha relación con lo que ahora se conoce como el pleno respeto a los derechos humanos. Un derecho humano es precisamente el de disentir, el de decir no a los criterios o modas dominantes con el fin de fundar alternativas reales que puedan competir o no con lo predominante, pero en un espacio de entera libertad y respeto. […] LA IRREVERSIBLE PLURALIDAD RELIGIOSA 1995 fue el año internacional de la tolerancia. Tolerar y respetar la identidad y los pensamientos de cada uno implica un esfuerzo sostenido y un ejercicio de la imaginación y de la mente. Pero parece que en México aún es muy fuerte la cultura de la intolerancia. Se sataniza y se lincha simbólicamente (a veces también físicamente) a todo aquel que no piensa como la generalidad de las personas. El derecho inalienable a decir no ante determinadas circunstancias se le limita a una inmensa cantidad de ciudadanos que han optado por ejercerlo, aun cuando sus opiniones entren en abierto conflicto con las ideas predominantes. En el caso de los protestantismos, su carácter de práctica religiosa supuestamente exótica le ha granjeado lo que Samuel Escobar ha denominado “una nueva leyenda negra en América Latina”, la cual ha sido fomentada, según este autor, por vastos sectores de la prensa católica, de izquierda y de derecha, por algunos sociólogos e incluso por algunos sectores ecuménicos.[iv]Según dicha teoría (calificada muchas veces como “de la conspiración”) el enorme crecimiento del protestantismo se debería únicamente a las grandes cantidades de dinero administradas por la CIA y a un plan de penetración imperialista dirigido por los sectores más reaccionarios de los Estados Unidos. Agrega Escobar que “por ignorancia o por mala fe se han multiplicado las versiones de esta leyenda, desfigurando incidentes, propagando medias verdades o proponiendo interpretaciones ideológicas que no hacen justicia a los hechos”.[v][…] CONTEXTUALIZACIÓN DEL PROTESTANTISMO EN MÉXICO La búsqueda de un protestantismo nacional siguió siendo un empeño difícil de lograr debido, en parte, a la resistencia de algunas comunidades a asimilarse al entorno nacional, aunque durante una época fue muy intensa la identificación ideológico-política con el liberalismo dominante, al menos en las llamadas “iglesias históricas”, pues como ha señalado Blancarte, las mentalidades de otras iglesias o comunidades afines (particularmente pentecostales y neo-pentecostales), no necesariamente coinciden con las ideas de los protestantismos que ingresaron al país durante la segunda mitad del siglo XIX: …el protestantismo está pasando por el mismo proceso de adaptación a la cultura local que tuvo el catolicismo, sólo que cinco siglos después. Al final, lo que prevalece es el peso de las culturas y creencias tradicionales, siempre dispuestas a establecer sincretismos, adaptaciones y reformulaciones, tanto en el terreno de las creencias como en el de las identidades. La caja de herramientas identitaria, a partir de un repertorio de historias, provenientes de tradiciones diversas, permite a estos grupos tomar decisiones para actuar en una situación dada. Esta caja está compuesta de elementos tanto tradicionales como modernos, liberales, conservadores, anticlericales, anticatólicos, emocionales, racionales y ciertamente populares.[vi] En una época muy posterior a los planteamientos de Gonzalo Báez-Camargo (1899-1983) y Alberto Rembao (1895-1962), y en ocasión de los 500 años del nacimiento de Martín Lutero, Raúl Macín se preguntaba: ¿Ha estado presente Lutero en la historia de México? Si recordamos que a los héroes de nuestra independencia, don Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón, se les acusó, tal como lo registran sus respectivas actas en la Santa Inquisición, de herejes y luteranos contumaces, podríamos contestar que sí, que por lo menos de esa manera sí ha estado presente; pero sin duda que no es ésa la respuesta que buscamos. Lo que deseamos saber es si las iglesias que en México son identificadas como protestantes ¾todas fruto de un proyecto misionero de las iglesias protestantes de los Estados Unidos, que acompañó siempre al proyecto capitalista del país del destino manifiesto¾han sabido o no testificar sobre el espíritu y el genio del protestantismo. Si sólo se han limitado a ser el aval religioso del liberalismo económico, entonces la respuesta será no, pero si a pesar de venir de donde vienen algunos han logrado avanzar hacia lo que el doctor George Williams llama la izquierda de la Reforma, entonces la respuesta será sí.[vii] Y es que no ha existe otro país en el mundo que haya sido víctima tan directa de la relación entre el protestantismo, fundamento religioso-ideológico de la nación estadounidense y la doctrina política conocida como destino manifiesto, es decir, el derecho irrestricto, supuestamente legitimado por Dios, de los Estados Unidos a expandir su dominio por todas partes, sobre todo en su patio trasero, el resto del continente. Este tema tan conflictivo lo estudió como nadie el profesor Juan A. Ortega y Medina, en un libro ya clásico: Destino manifiesto: sus razones históricas y su raíz teológica.[viii][…] ALGUNOS NOMBRES Acaso pasar revista a algunos nombres de protestantes o simpatizantes con cierto renombre nos ayude a encarnar las repercusiones socioculturales de la presencia protestante en México. Con ello no se busca rendir pleitesía a los personajes, llevar a cabo una hagiografía edificante, ni mucho menos. El objetivo es encontrar áreas representativas donde la actuación de ciertas personas revela, en alguna medida, la proyección de sus motivos, en este caso, religiosos. Para ello, es posible plantear una clasificación, primero, con base en su incidencia socio-política; segundo, su labor cultural o educativa; y tercero, por su presencia en otras disciplinas u oficios. […] Dentro de los primeros, la lista muy bien podría empezar con un simpatizante del protestantismo como el doctor José María Luis Mora(1794-1850), ideólogo del liberalismo mexicano del siglo XIX y promotor de la lectura de la Biblia desde su exilio en Inglaterra, donde colaboró con la Sociedad Bíblica. Ya en el siglo XX se pueden mencionar los nombres del líder revolucionario Pascual Orozco (1882-1915), miembro de la Iglesia congregacional. Pedro Flores Valderrama, Abraham Franco, Aurora y Elvira Colín, intelectuales populares urbanos, militantes activos del Partido Liberal Mexicano; el profesor Otilio Montaño (1877-1917), uno de los redactores del Plan de Ayala zapatista, así como José Trinidad Ruiz (18??-1915) y Benigno Zenteno, zapatistas también; Hexiquio Forcada y José Rumbia Guzmán (1865-1913), intelectuales populares y propagandistas de la revolución, el segundo sobre todo por su participación en la huelga de Río Blanco. Andrés Osuna (1872-1957), director general de educación pública durante el régimen de Venustiano Carranza y firmante de la Constitución de 1917, junto con otros nueve militantes evangélicos. También el general Ignacio Gutiérrez Gómez (18??-1911), dirigente revolucionario en Tabasco, su estado natal. Gregorio A. Velázquez, pastor presbiteriano, encargado por Carranza de organizar la Oficina de Información y Propaganda Revolucionaria en 1915. Aarón Sáenz (1891-1983), regente del Distrito Federal y precandidato a la presidencia de la República en 1929. Su hermano Moisés Sáenz (1888-1941), subsecretario de educación pública, creador de la escuela secundaria, y uno de los pioneros del indigenismo, autor del libro México íntegro. […] Evangelina Corona Cadena(1938), lideresa de las costureras a partir del terremoto de 1985 y diputada federal opositora.[ix]César Pérez, ex pastor metodista y ex candidato a la gobernatura de Querétaro por la oposición de izquierda. María de los Ángeles Moreno (1945), primera mujer presidenta del pri, integrante del gruposalinista y funcionaria en diversos cargos de gobierno, actual senadora. Porfirio Montero (1947), político oaxaqueño, fundador del movimiento La Voz del Cambio. Humberto Rice, primer alcalde panista de Mazatlán, ex diputado federal que renunció a su militancia por los excesos guadalupanos de Vicente Fox. Pablo Salazar Mendiguchía (1954), ex gobernador del estado de Chiapas, miembro de la Iglesia del Nazareno. Hugo Eric Flores, ex profesor del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) muy cercano a Ernesto Zedillo, fundador de la agrupación política nacional Encuentro Social (PES), aliada del PRI en 2009, funcionario con una polémica participación en la investigación del caso Acteal y senador suplente por el PAN. Abel Villicaña (1933-2011), ex procurador general de justicia en el Estado de México. Alejandro Orozco y Rosa María de la Garza (Rosi Orozco, 1960), ligados a la iglesia Casa Sobre la Roca; él fue responsable del programa gubernamental Nueva Vida para combatir la drogadicción y ha dirigido el Instituto Nacional para los Adultos Mayores (Inapam); ella, a su vez, ha sido diputada federal, presidenta de la comisión de lucha contra la trata de personas y candidata al Senado por el PAN. En el segundo grupo, aparecen los nombres de Juan de Dios Peza (1852-1910), poeta muy reconocido del siglo XIX. Sus textos de corte filial y patriótico se siguen recordando hasta el día de hoy. El escritor Ignacio Manuel Altamirano (1834-1893), quien sin ser protestante colaboró estrechamente con la revista presbiteriana El Faro, fundada en 1885, y difundió la tolerancia ideológica y religiosa desde las páginas de la revista El Renacimiento, toda una institución cultural, en la que pudo reunir a escritores liberales y conservadores. Vicente Mendoza (1875-1955), autor de himnos muy populares que siguen vigentes. […] En el tercer grupo puede mencionarse al clavadista Joaquín Capilla (1928-2010), medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Melbourne (1956), las cantantes Yuri y María del Sol, y Ernesto D’Alessio, el ex futbolista Carlos Reynoso, así como al árbitro del mismo deporte Marco Antonio Rodríguez, entre otros. Un inventario de este tipo, muy incompleto, intenta mostrar la enorme heterogeneidad de la presencia protestante en México, de modo que no es posible sostener su monolitismo, univocidad o uniformidad porque, si al carácter esencialmente fisíparo de los protestantismos desde su origen, se le agrega el hecho de que las comunidades concretas que existen en la actualidad reaccionan de diferente forma a los estímulos que reciben y reciclan también de múltiples formas la herencia que han recibido, su comprensión como fenómeno plural obliga a reinterpretarlo con criterios distintos. DOS CASOS: CARLOS MONSIVÁIS Y SERGIO CÁRDENAS Mención aparte merece Carlos Monsiváis (1938-2010), ganador del premio Anagrama de ensayo en 2000. Se trata de uno de los intelectuales más respetados de México. De trasfondo cuáquero, ex alumno de escuela dominical de Báez Camargo y ex miembro de la Iglesia Cristiana Interdenominacional, llevó a cabo una labor cultural, periodística y política, de gran envergadura. En 1966 publicó una precoz autobiografía, en la que sin ningún pudor presentó su formación infantil y adolescente como la del típico protestante mexicano de segunda generación que no tendría elementos para proyectar, en el futuro, sus pensamientos más allá de las cuatro paredes del templo al que asistía, excepto porque fue un adolescente que leyó (bien) al Karl Barth del Bosquejo de dogmática (en la clásica traducción del español Manuel Gutiérrez Marín) al lado de El progreso del peregrino de John Bunyan. De dicha autobiografía extractamos la siguiente cita: A la Escuela Dominical debo asimismo una estructura moral que, con sorprendente malevolencia, vuelve en mí en los momentos menos oportunos. El pecado fue el tema central de mi niñez y la idea que de algún modo, no sé cual, ha seguido rigiéndome hasta ahora. Para el esencialmente protestante Julien Green el Paraíso consistía en un cuarto poblado de estatuas bellísimas. En no poca medida comparto a pesar mío ese temor, ese invencible miedo cristiano a la unidad total del cuerpo y el espíritu. Por eso, caigo reiteradamente en la desconfianza, en la incertidumbre continua sobre mis acciones, sobre mi derecho a recibir algo, lo que sea, sobre mi derecho a gozar las cosas. Para conocerme a mí mismo sólo he utilizado una técnica, la sospecha. Para conocer a los demás, siempre he recurrido al recelo. En última instancia, podría definir mi formación moral como la vieja necesidad de poner en tela de juicio “incluso el menor movimiento del dedo meñique”.[x][…] En una trayectoria así, ¿cuál es el lugar de la identidad protestante, si ya no se está dentro de la Iglesia? Federico Hoffet anticipó una respuesta a este tipo de dudas: Incrédulo o ateo, el hombre protestante mantiene su “conciencia” [...] Estos rasgos [la tolerancia, el respeto a la libertad de los demás] subsisten, aun cuando la religión haya pasado del plano consciente al inconsciente. Practicante o no, el hombre protestante es siempre semejante a sí mismo [...] La religión forma al hombre: ella imprime a su carácter un molde que permanece, aun cuando haya abandonado prácticas y creencias.[xi][…] Otro personaje que no reniega de su pasado protestante es Sergio Cárdenas Tamez (Ciudad Victoria, Tamaulipas, 1951), tal vez el músico mexicano más conocido en el extranjero, quien hizo sus primeros estudios en la Escuela de Música Sacra del Seminario Teológico Presbiteriano de México (a partir de 1967). Aparentemente, su carrera musical seguiría el rumbo convencional, es decir, organizaría coros a la manera evangélica convencional y dirigiría los cantos comunitarios, pero dadas las capacidades que mostró, cursó estudios en el Westminster Choir College, de Princeton, Estados Unidos, en donde se graduó con honores en la especialidad de Canto (1972). Un año después, obtuvo la maestría en dirección coral.[xii][…] En reconocimiento a su magnífica conducción de la ópera El empresario, de W.A. Mozart, en Salzburgo, durante la primavera de 1975 (a los 24 años), Cárdenas fue nombrado director titular de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Mozarteum, de esa misma ciudad, puesto que ocupó los cuatro años siguientes, participando con gran éxito en las Semanas Internacionales Mozart y en los Festivales de Salzburgo. Su estancia en esa ciudad le permitió profundizar notablemente en la música de Mozart, lo que fue señalado por la crítica austriaca, que calificó sus interpretaciones como “ejemplares”, y como “algo que fija parámetros e impone estilos”. […] Además de Estaciones en la música, Cárdenas ha publicado otros dos libros: Un rap para Mozart (2003) y Una dimensión no lineal (2010), en los que manifiesta una profundidad poco común al referirse a aspectos religiosos de autores y obras musicales. El primero de ellos abre con varios textos dedicados a Mozart, entre los cuales destaca “La extensión de la fe mozartiana” y acaso el propio Cárdenas se ve reflejado en el gran compositor austriaco cuando escribe: “…el hecho de estar distanciado ‘oficialmente’ de la Iglesia no fue sinónimo de su distanciamiento con Dios”.[xiii][…] En ese mismo tenor llama la atención su atenta lectura de E.M. Cioran, particularmente en lo relacionado con “la música oficial del paraíso”, es decir, aquella que, mediante un juego imaginativo, se escucha en los ámbitos celestiales y divinos. Cárdenas incluyó en su primer libro un fragmento del ensayo “Mozart o mi encuentro con la felicidad”, del pensador de origen rumano, además de otros dos textos, uno referido a Johann Sebastian Bach, cuya influencia es notoria en “La prueba de la existencia de Dios”, artículo con el que rinde homenaje al músico barroco alemán, incluido en Un rap para Mozart. Allí, mediante una magnífica combinación de elementos técnicos (especialmente acerca del sistema tonal) y culturales, expone las características de la obra de Bach. Una observación muy puntual es ejemplo de esta mezcla afortunada: …en el barroco se inicia, de manera vertiginosa, (también como resultado del movimiento reformatorio iniciado por Lutero), la secularización del control económico de la producción musical que, hasta entonces, había sido casi de la exclusividad de la Iglesia. Bach expresó estos profundos cambios en su música (queda por saber si de manera consciente) y, más que anticuada, mi convicción es que la producción musical de Bach es una de las que con mayor enjundia pueden adjudicarse el calificativo de actuales: su sistema de composición obedece al sistema de libre mercado en el que las fuerzas (musicales) actúan con libertad de movimiento y de expresión, dialogan, discuten, se incriminan y elogian mutuamente, luchan, sueñan, se ponen máscaras, sufren y gozan, odian y aman.[xiv][…] Finalmente, su opinión acerca de la música eclesiástica actual es muy crítica: “Siendo la música un vehículo para el encuentro de los seres humano consigo mismos y, eventualmente, para influir en la comunión con lo sagrado, ahora se utiliza sólo como una forma de entretenimiento y evasión”.[xv] Los esfuerzos que se llevan a cabo por situar de una manera más militante a los protestantismos mexicanos, continúan abriendo brecha en medio de la irresponsable indiferencia de amplios sectores de las iglesias, las cuales viven, en su mayoría en una lamentable pasividad, la cual no resulta coherente con la historia del país ni con la dinámica propia del protestantismo. Esto es una realidad flagrante, a tal grado, que algunos han llegado a señalar que el adjetivo “protestante” ya no es el mejor para definir la actitud básica de estas iglesias, debido a que la mentalidad protestataria y transformadora, esencial a la disidencia protestante original, ha sido sustituida por un “letargo social”, y, añadiríamos, cultural.[xvi][…]


[i]Rubem Alves, “Confissões de um protestante obstinado”, en Tempo e Presença, núm. 169, julio de 1981, p. 12.
[ii]Rubem Alves, “As ovelhas... os tigres...”, entrevista en Tempo e Presença, núm. 193, agosto-septiembre de 1984, p. 9.
[iii]En este sentido hay que incluir el surgimiento de nuevas alternativas a los medios masivos de comunicación prohijados por el régimen dominante (el caso de Televisa y su difícil aprendizaje para enfrentar la competencia cada vez más fuerte de nuevas compañías, como Televisión Azteca, que paradójicamente surgió de componendas con el gabinete salinista); la debacle de la Confederación de Trabajadores de México, especialmente a partir de la muerte de Fidel Velázquez; y, sobre todo, el derrumbe priísta en las elecciones presidenciales del 2000.
[iv]Samuel Escobar, Los evangélicos: ¿Nueva leyenda negra en América Latina?, México, CUPSA, 1991, pp. 2-3.
[v]Ibid., p. 3.
[vi]Ibid., p. 110. Blancarte sigue las observaciones de J.-P. Bastian acerca de la dinámica religiosa pentecostal, en “La dynamique politique de pluralisation religieuse de l’Amérique latine”, París, Institut de Relations Internationales et Stratégiques, 2010, en Observatoire Géopolitique du Religieux, www.iris-france.org/docs/kfm_docs/docs/observatoire-religieux/2010-02-amerique-latine.pdf: “Sobre la base de un tipo de autoridad carismática, este movimiento ha crecido mediante cismas sucesivos. Extremadamente flexible, eso le ha permitido adaptarse a las tradiciones religiosas endógenas al mismo tiempo que las remodela” (p. 1).
[vii]Raúl Macín, Lutero: presencia religiosa y política en México, México, Nuevomar, 1983, pp. 9-10. Sobre Lutero se puede consultar el extraordinario libro de W. Altmann, Lutero: entre Reforma e Libertação. São Paulo, Ática, 1993. Recientemente, la Dra. Alicia Mayer, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, discípula de Juan A. Ortega y Medina, ha aportado mucha luz sobre la forma en que se percibió la figura de Lutero en la Nueva España. Es especialmente interesante su estudio iconográfico de la pintura colonial. Cf. Alicia Mayer, “The Heresiarch that Burns in Hell. The Image of Martin Luther in New Spain”, en Hans Medick y Peer Schmidt, (eds.), Luther zwischen den Kulturen, Götingen, Vandenhoeck & Ruprecht, 2004, pp. 119-140. Asimismo, el ya fallecido doctor P. Schmidt desarrolló intuiciones muy provocadoras acerca de la posible influencia de Lutero en la lucha por la independencia de México. Su conferencia “Lutero y la Independencia de México” fue un auténtico hito en la UNAM.
[viii]Juan A. Ortega y Medina, Destino manifiesto: sus razones históricas y su raíz teológica, México, Sep-Setentas, 1972. Reimpreso en 1989 por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (en coedición con Alianza Editorial Mexicana) en su colección Los Noventa. El profesor valdense italiano Mario Miegge publicó sobre el mismo tema, Capitalisme (Ginebra, Labor et Fides, 2001), donde actualiza el debate sobre las tesis de Max Weber.
[ix]Cf. Evangelina Corona Cadena, Contar las cosas como fueron, México, Documentación y Estudios de Mujeres A. C., 2007; boletín de DEMAC, año 10, núm. 30, otoño de 2008, disponible en la red: www.demacvirtual.org.mx/files/pdf/Boletin_30.pdf; y Elena Poniatowska, “Las memorias de una costurera: Evangelina Corona”, en La Jornada, 11 de mayo 2008, www.jornada.unam.mx/2008/05/11/index.php?section=opinion&article=a06a1cul.
[x]Carlos Monsiváis, Carlos Monsiváis, México, Empresas Editoriales, 1966, p. 15.
[xi]Federico Hoffet, Imperialismo protestante, Buenos Aires, La Aurora, 1951, pp. 64, 67-68.
[xii]Todos estos datos provienen de la página web: http://academia.uat.edu.mx/seriscarta/Curriculum/espanol.htm. Consultada el 12 de octubre de 2012.
[xiii]Ibid., p. 22.
[xiv]S. Cárdenas, “La prueba de la existencia de Dios”, en Un rap para Mozart. México, conaculta, 2003 (Cuadernos de Pauta), pp. 13-14. Énfasis original.
[xv]L. Cervantes-Ortiz, “La música en algunas iglesias es demagógica, afirma Sergio Cárdenas”, en ALC Noticias, 24 de mayo de 2005.
[xvi]Frase usada por Carlos Mondragón en “México: de la militancia revolucionaria al letargo social”, en C. René Padilla (compilador), De la marginación al compromiso. Los evangélicos y la política, Buenos Aires, Fraternidad Teológica Latinoamericana, 1991, pp. 61-76.

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