La piedra de playa

¿Para qué quiero un Cielo pavimentado de oro? ¿No es ese el Cielo que desearían los ricos de este mundo? ¿Murallas con puertas de perlas gigantes en la Nueva Jerusalén?

27 DE ABRIL DE 2013 · 22:00

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“El amor nunca deja de ser…”. (1 Cor 13:8) Jordi era un niño de doce años que estaba pasando por una etapa de su vida en que se hacía preguntas trascendentes. Sus padres, que eran cristianos, lo habían educado según la fe y esperanza evangélica e intentaban dar cumplida satisfacción a sus preguntas. — ¿Para qué quiero un Cielo pavimentado de oro? ¿No es ese el Cielo que desearían los ricos de este mundo? ¿Murallas con puertas de perlas gigantes en la Nueva Jerusalén? ¿Un cielo preparado para más invasiones bélicas? El problema es que Jordi pensaba demasiado, más de lo que le correspondía por edad. — Será un lugar feliz donde estará el Señor glorificado –explicaban los padres. — ¿Y no nos sentiremos extraños ante tanto resplandor divino? No tiene nada que ver con nuestra naturaleza humana —decía Jordi. — Sí, pero nosotros mismos seremos transformados —volvían a la carga los padres. — ¿Seré algo que no soy? eso me da miedo. ¿En qué seré mutado? ¿Quién me mutará? — Seremos semejantes al Señor ¿no te tranquiliza eso? — Desconocemos tanto del Señor que me da miedo ser no sé qué. Paseando un día por la playa con su familia, vio una piedra realmente atractiva y se la guardó. Al acostarse la puso en su mesita de noche y se dijo a sí mismo: “Llevaré siempre conmigo esta piedra para tenerla en la otra vida, al menos me hará compañía algo de aquí”. Antes de dormirse y habiendo decidido no pensar más en el tema, hizo una oración en la que preguntó al Señor: “¿Qué habrá en el Cielo que haya conocido en la tierra y que no haga sentirme extraño? Lo que me dicen los papás no me acaba de convencer”. A la mañana siguiente, nada más despertarse, el primer deseo que tuvo fue abrir el cajón para admirar la piedra. Pero cuál fue su sorpresa al descubrir algo escrito en ella. ¿Cómo no se dio cuenta el día anterior? ¿O lo escribirían sus padres mientras él dormía? El texto decía “EL AMOR”. Lleno de satisfacción fue corriendo a abrazarse con sus papás.

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