Tres obras de y con Pérez Alencart

Dí tú que he sido, Prontuario de infinito, y Cristo da alma.

04 DE ENERO DE 2013 · 23:00

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Este poeta nacido en Perú y renacido en España llegará a ser conocido pronto como el Lope de Vega de la poesía moderna en lo que a producción se refiere. Como Lope, también Alfredo Pérez Alencart llega con sus versos al alma del pueblo. También como en Lope, en los versos de Alencart hay emoción, ternura, honduras sugestionadoras, huellas del Eterno y de lo eterno. Sus poemas son expresión de sensibilidad espontánea, íntima, fuerte, sólida. La de Alencart no es la poesía del tumulto y del ruido, son estrofas serenas y apacibles. Su música invade la mente, recrea el espíritu, espiritualiza los sentidos. Alencart tiene claro que la poesía, en general, exige condiciones de Dios. La poesía, desde sus primeros balbuceos en las civilizaciones primitivas, se ha ocupado siempre de la Divinidad, sea Jehová, Osiris, Quetzalcoate o Cristo. Aquí doy cuenta de las últimas publicaciones salidas de este fino poeta. CRISTO DA ALMA. Ediçoes Galo Branco, Rio de Janeiro, Brasil, 90 páginas. Texto bilingüe, traducido y anotado por Cláudio Aguiar y publicado en Brasil. En este CRISTO DEL ALMA, explica otro poeta de aquellas tierras, Reynaldo Valinho, “Pérez Alencart anuncia la figura de un Cristo misericordioso, de brazos abiertos a la humanidad”. Por su parte, el traductor de la obra agrega: “la figura que el poeta añade como expresión mayor de sus argumentos no es, en rigor, el Cristo histórico, o sea, el Mesías, ni tampoco Aquél que, resucitado, volvió a sentarse en las alturas celestiales al lado directo del Padre, sino los ejemplos que resultan de las obras que realizó en los corazones, ojos y oídos de sus fieles discípulos. Para disfrute intelectual de quien lee ofrezco aquí dos fragmentos de este CRISTO DEL ALMA. JESÚS SECUESTRADO Y RESCATADO Jesús que no teníamoste por cuántas secuestraciones escarlatas. Cristianos somos de tremolante empeño parteando la nascencia, ya despellejados del gris parásito de la bestia. Vámonos por la niebla abierta hasta el talón de tu horizonte, Jesús nuestro que nos tienes cual hueste en perenne acoso. La paz nos cuesta más fosos con negros leones al alimón de espantajos en torbellino, en clave del despertar por los toldos de tu secreto. Venímonos de la flacura a salones tan enchapados: alumbrárannos tus luciérnagas para obviar a quienes síguente enterrando al ladrido de tus perros, ávidos zorros cosquilleándose ante incautos de quebrajosos ayes (llámante Señor por mohosa tradición, pero te crucificarían otra vez si llamaras al cambio). Cristianos somos sin dicho estiércol: sigues viviendo en el caudal de nuestra indignación. EL ESCÁNDALO DE LA CRUZ Estridencia de estos días estériles con ulceraciones en la garganta, vallas fronterizas y normas turbando la comunión Contigo y con muchedumbres desbrujuladas por el vacío en cuestión. Oímos voz heterodoxa encendiendo nuestro ánimo: debemos ser lumbre para este témpano: ¡ESCÁNDALO! si estamos en sincronía con Tu causa; ¡ESCÁNDALO! si movemos los bancos del local; ¡ESCÁNDALO! si nos manifestamos por calles y plazas con carteles diciendo: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. O “Fui forastero y no me recogisteis. De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos…, tampoco a mí lo hicisteis”. ¡ESCÁNDALO! dirán cuando nos vean más libres, amando al prójimo con cucharas en la mano, reconociéndole dignidades. PRONTUARIO DE INFINITO Editorial Verbum, Madrid, 71 páginas. Otro texto bilingüe. Ahora, español-francés. La profesora Bernadette Hidalgo, de la Facultad de Letras, Lenguas y Ciencias Humanas de la Universidad Blaise Pascal en Clermont-Ferrand, Francia, traduce a la lengua de Víctor Hugo este bello libro inédito de Alencart. Al introducirlo, el autor confiesa: “Mi corazón de todos los días a veces hace huelga para que mi espíritu se destierre a territorios trasparentes”. Y en otros renglones: “Aquí expongo una poesía que jamás se deshila del todo. La he empequeñecido con paciencia para que así tenga otros nacimientos, como ese eterno milagro que irradia una fe inefable”. Alencart explica el título del libro en comentarios que hace a versos escritos por Fray Luis de León: El Nuevo Testamento domina en Prontuario de infinitoya que viene centrado en la evocación de Cristo. El Amor de Cristo penetra en la carne del hombre, y el amor se vuelve experiencia sagrada desde el poema inicial, esta- bleciendo de entrada un clímax lírico. La Resurrección de Cristo es fuente de liberación, y de nueva vida tal como lo explica el siguiente verso: “Y de pronto no cesan los nacimientos, las Resurrecciones”; el plural utilizado revela la amplitud del fenómeno. La caída simbolizada por la manzana es totalmente redimida por el Amor de Cristo, Hijo de Dios hecho hombre. El hilo conductor de PRONTUARIO DE INFINITO concluye en el último poema del libro, donde se presenta a Cristo como el puente –único puente- entre lo humano y lo divino: En esta experiencia de transfiguración, el amor al hombre y el amor a Dios son inseparables; se compaginan para ser iluminados los dos con una nueva luz que es la fe en la eternidad, y en la caridad inspirada por una reflexión sobre el misterio de la encarnación de Cristo. La intensidad de tal vivencia lleva consigo una pura y honda alegría espiritual que descubre al yo poético horizontes sin límites. Si se celebra la vocación de Cristo como intermediario entre los hombres y Dios. DÍ TÚ QUE HE SIDO Fundación Salamanca Ciudad de Cultura, 263 páginas. Esta es una obra mayor. Se trata de una antología recientemente publicada por la Universidad de Salamanca en homenaje a quien tantos años fue su rector, Miguel de Unamuno, al cumplirse setenta y cinco años de su muerte Abren el libro cuarenta y dos poemas escritos por el propio Unamuno. Se suman al homenaje veintiséis poetas y poetisas. Figuran doce de la América hispana, seis de Brasil, dos de Portugal, una mujer de Rumanía y cuatro de la llamada madre patria. Director y coordinador de la Antología es Pérez Alencart. En palabras finales de la breve introducción que escribe, dice con profundo suspiro del corazón: “todos, iberoamericanos, diremos en la Sala de la Palabra del Teatro Liceo, que Unamuno HA SIDO y será un patrimonio salmantino y americano. Espiritualmente don Miguel estará con nosotros, de fiesta, porque estamos haciendo lo que él mismo pidió quería hacerse en vida: “Hacerme, al fin, el que soñé, poeta”. A pesar de las muchas líneas ya aquí escritas, no resisto la evocación poética de Unamuno en uno de sus textos más leídos y discutidos: LA ORACIÓN DEL ATEO Oye mi ruego Tú, Dios que no existes, y en tu nada recoge estas mis quejas, Tú que a los pobres hombres nunca dejas sin consuelo de engaño. No resistes a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes. Cuando Tú de mi mente más te alejas, más recuerdo las plácidas consejas con que mi ama endulzóme noches tristes. ¡Qué grande eres, mi Dios” Eres tan grande que no eres sino Idea; es muy angosta la realidad por mucho que se expande para abarcarte. Sufro yo a tu costa, Dios no existente, pues si Tú existieras existiría yo también de veras. En estas tres obras preciso es destacar las soberbias ilustraciones de Miguel Elías, uno de los grandes pintores de la España contemporánea.

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