Los avivamientos cristianos y la sociedad moderna

El metodismo logró mejorar la vida de cientos de miles de personas, permitiendo que se incorporaran a las clases medias de manera natural.

30 DE DICIEMBRE DE 2012 · 23:00

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Después del Gran Avivamiento del siglo XVIII el protestantismo entraría en un modelo denominacional que lo fragmentaría aún más, pero que crearía en él una expectación de crecimiento espontáneo y avivaría las misiones. La influencia de Whitefield, los hermanos Wesley, Howel Harris o William William llegó hasta el mismo corazón de la Iglesia Anglicana, pero la falta de consenso dentro de la iglesia oficial produjo una serie de divisiones, que terminarían por crear algunas de las denominaciones modernas. Del primer gran avivamiento surgieron grupos nuevos y otros como los bautistas, metodistas, la Iglesia Reformada Holandesa o las congregaciones presbiterianas, se vieron animadas e influidos por el crecimiento de los grandes avivamientos. El nuevo estilo en la predicación, el dinamismo en los cultos y la penetración en capas de la sociedad antes marginadas, cambió el panorama religioso de los países protestantes a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. El primer Gran Despertar también desató un inusitado deseo por leer la Biblia, que por primera vez comenzó a verse en cada hogar. Esto aumentó las tasas de alfabetización y consiguió que grandes masas de la sociedad se incorporaran a la cultura y pudieran acceder a mejores puestos de trabajo. En el siglo XIX el eslogan “Biblia, Cruz, Conversión y Activismo” penetró en una sociedad que estaba industrializándose, pero en la que se producían profundas desigualdades. Algunos historiadores como Elie Halévy, explicaron el fenómeno de la modernización pacífica en Reino Unido, frente al modelo francés, más rupturista y revolucionario, como consecuencia de los diferentes avivamientos cristianos. Halévy defiende que el metodismo logró mejorar la vida de cientos de miles de personas, permitiéndolas que se incorporaran a las clases medias de manera más natural. Aunque no olvidemos que todo esto fueron las consecuencias de un profundo cambio moral en las clases obreras y dirigentes. Uno de aquellos predicadores que sirvieron como cortafuego revolucionario fue Thomas Calmers. El ministro escocés fue profesor de teología y un economista, e influyó notablemente en la creación de la Iglesia Libre de Escocia. Calmers medió en la iglesia de Escocia para que esta adoptara formas más congregacionalistas, pero sobre todo Calmers enfocó su ministerio a las clases bajas de Glasgow. Mientras esto sucedía en Escocia, en Irlanda un nuevo movimiento estaba a punto de nacer. En 1827, en la ciudad de Dublín, un grupo de personas se reunió para celebrar cultos cristianos libres. Los cultos se componían de simples lecturas de la Biblia, canciones y meditaciones. Uno de los iniciadores fue John Nelson Darby. El futuro movimiento de Iglesias de los Hermanos, nació con la intención de no convertirse en una denominación más, pero de este movimiento hablaremos más detenidamente en un próximo artículo. Los nuevos movimientos cristianos demostraron un dinamismo difícil de igualar, pero sobre todo consiguieron una transición más equilibrada hacia la sociedad industrializada.

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