Los valdenses sobreviven

Los valdenses son la prueba viva de que la iglesia puede resistir las adversidades y los ataques de la sociedad y sobrevivir.

12 DE OCTUBRE DE 2012 · 22:00

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Los valdenses se radicalizaron por las continuas persecuciones a lo largo de su historia. No fueron los primeros, pero tal vez este sea el único broche negro de su historia El primer líder valdense que se radicalizó fue Federico Reiser. Federico se unió al ejército de taboritas. Los taboritas eran una comunidad cristiana que la Iglesia de Roma consideraba herética. Este grupo provenía de Bohemia y de la zona de nacimiento de los husitas, de los que hablaremos en el próximo artículo. Cuando el ejército taborita asaltó Viena, algunos valdenses se les unieron. A mediados del siglo XV, entre los valdenses comenzaron algunos a tener este comportamiento violento. Se levantaron contra el duque Carlos I de Saboya y muchos de ellos perecieron. Lo más curioso de este grupo, a diferencias de otros surgidos en la Edad Media, es que han sobrevivido hasta la actualidad. Los valdenses modernos son congregacionalistas, asamblearios, suelen tener un pastor y un consistorio. Estos grupos se han extendido por todo el mundo, en especial en América. Hay una amplia comunidad valdense en Argentina y Uruguay. Tal vez la más conocida es la famosa Colonia Sacramento cerca de Montevideo, compuesta por algo más de 500 familias. En algunas zonas de Italia, sobre todo en el Piamonte, todavía existen grandes concentraciones de valdenses. Gracias al aislamiento de estas zonas lograron sobrevivir. Las creencias valdenses son muy sencillas y tienen muchas similitudes con las protestantes. No veneran a las imágenes, la virgen María o las reliquias. Rechazan el sacrificio de la Misa, no creen en la confesión ni la extremaunción, tampoco bautizan a niños. Sus pastores se pueden casar, aunque al principio sus pastores itinerantes eran célibes. Los predicadores itinerantes solían dejarse una larga barba, para ser identificados por los creyentes. Los pastores solían saber leer y escribir, y memorizaban largas partes de los evangelios. Los valdenses creían en las Escrituras, pero daban más importancia a los evangelios. Inicialmente no tenían templos, haciendo sus reuniones al aire libre, en establos o casas. Los valdenses son la prueba viva de que la iglesia puede resistir las adversidades y los ataques de la sociedad y sobrevivir. Continuará.

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