Canto simbólico

“¿Oh, lento amanecer del alma...!” “Mil gracias derramando” llegó la Aurora. Todo florecía. La vio llegar cantando mi alma, que moría presa en la soledad oscura y fría. El aire estaba puro. “Pasó por estas vegas con premura”, y como por conjuro latió, hecho dulzura, el corazón en flor de la espesura. La vida acariciando a las gacelas con olor de río. “Y, yéndolas mirando”, las flores su rocío le daban y su aliento, que era mío. La estrella que en la fuente tiene su lecho y sueña su ventura, moría dulcemente... “¡Con sólo su figura” mató la Aurora su existencia pura. ¡Oh, deliciosa hora! Todas las cosas, aún la más oscura, gozaron el milagro de la Aurora. Derramando su albura. “vestidas las dexó de su hermosura”. ¡Señor! Ya el sol de oro baña Tu obra en su triunfal marea. Concédeme el tesoro de amarte siempre. Y sea tuyo mi corazón, mía tu Idea.