Hemingway, 50 años de su muerte

El pasado 2011 se cumplió medio siglo desde su fallecimiento.

27 DE JULIO DE 2012 · 22:00

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Ernesto Hemingway, considerado como uno de los iconos literarios del siglo XX nació el 21 de julio de 1898 y desnació otro 21 de julio de 1961. Salió de la vida por la puerta falsa, disparándose un tiro de escopeta en el paladar. Eligió una de las puertas posibles para el traslado de aquí al infinito. También su padre y dos hermanas cometieron suicidio. Ernesto tenía entonces 63 años. Joven. El pasado 2011 se cumplió medio siglo desde su muerte. España y Cuba fueron dos países que marcaron la vida de Hemingway. El primero fue el escenario de tres de sus novelas más importantes: FIESTA, POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS y MUERTE EN LA TARDE. En Cuba escribió su novela más conocida, EL VIEJO Y EL MAR, con lo que ganó en Estados Unidos el Premio Putlizer en 1953 y también influyó en la concesión del Nobel, que se le otorgó un año después. España no olvidó a Hemingwayal cumplirse el medio siglo de su ¿trágica? muerte, prensa, radio, televisión y otros medios de comunicación recordaron su figura, su participación como voluntario en la guerra civil (1936-1939) en el bando republicano, su estrecha amistad con los toreros Antonio Ordóñez y Luis Miguel Dominguín, entre otros, su pasión por las corridas de toros, su amor a la gente, a los campos y a los pueblos de España. La fama de Hemingway como escritor adquirió tal dimensión en su época, que la revista LIFE llegó a pagarle 90.000 dólares de entonces por un artículo. Aún cuando sus libros han estado siempre presentes en librerías españolas, algunas editoriales recordaron los cincuenta años de su muerte reeditando novelas conocidas y publicando algunas nuevas, como hizo Editorial Lumen con el libro de Mariel Hemingway, nieta del escritor, titulado HEMINGWAY, HOMENAJE A UNA VIDA. La Factoría de Ideas reeditó HEMINGWAY, DÍAS DE VINO Y MUERTE, de Michael Atkinson. Editorial de Bolsillo publicó en tapa dura la traducción que hizo Miguel Temprano de EL VIEJO Y EL MAR. También en tapa dura se han recuperado sus cuentos, con una evocación de García Márquez. El Nobel colombiano dice: “Faulkner es un escritor que tuvo que ver mucho con mi alma, pero Hemingway es el que más ha tenido que ver con mi oficio”. A cargo del citado Miguel Temprano Ediciones de Bolsillo publicó un estuche que tituló MUERTE EN TRES ACTOS, donde se incluyen los libros FIESTA, MUERTE EN LA TARDE y EL VERANO PELIGROSO, páginas en las que se aprecia la fascinación que Hemingway sentía por España. Igualmente traducida por Temprano, finalizando el 2011 apareció en las librerías otra de sus novelas famosas, POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS. Cuba se unió al cincuentenario de la muerte de Hemingwaypublicando menos, la escasez de papel prensa en el país no lo permite, pero con más actos conmemorativos. Cosa normal, si se tiene en cuenta que Hemingway vivió mucho tiempo en Cuba, casi más que en Estados Unidos, nada menos que 21 años, de 1939 a 1960. Primero se hospedaba en el Hotel Ambos Mundos, en el corazón de la Habana Vieja. La dirección del Hotel mantiene intacta la habitación que ocupaba y la enseña a turistas por una módica cantidad. He estado dos veces en esa habitación y, lector casi fanático de Hemingway, me ha emocionado el alojamiento. Más tarde se instaló en una finca situada a 25 kilómetros de La Habana, en la colina San Francisco de Paula. El lugar se llama hasta hoy Finca Vigía. Allí están sus gafas, su estrecha cama, incomprensible teniendo en cuenta la voluminosidad de su cuerpo, la máquina en la que escribía, libros, revistas y otras pertenencias. Primera vez fui solo. He estado dos veces más acompañando a amigos españoles interesados en conocer el lugar donde escribió EL VIEJO Y EL MAR. En el Hotel Ambos Mundos tuvo lugar el pasado verano un encuentro de expertos internacionales quienes durante cuatro días discutieron todo lo relacionado con el Premio Nobel, su vida, sus libros, sus viajes, sus aficiones al alcohol, a las aventuras, su condición de gran vividor, que agotaba el presente como si hubiera de morir el día después. Catorce profesores e investigadores norteamericanos no pudieron estar presentes en el encuentro, no por problemas con el Gobierno cubano, que concedió amplias facilidades para su celebración. Fue el Departamento de Estado de Estados Unidos el que no concedió permiso a tiempo a los investigadores. En Cuba hay una tradición oral sobre la vida y la obra de Ernesto Hemingway. Se recuerda y se menciona constantemente la costumbre del escritor que le llevaba a tomar un mojito en La Bodeguita del Medio y un daiquiri (ambas bebidas típicamente cubanas) en El Floridita. A la entrada de este bar-restaurante se alza un busto del escritor. El conocido autor cubano Norberto Fuentes publicó en 1986 en La Habana una biografía de Hemingway que tituló HEMINGWAY EN CUBA. Gabriel García Márquez, amigo personal de Hemingway, escribió para el libro de Fuentes un prólogo de ocho páginas. Hemingway abandonó Cuba en 1960. ¿Por qué lo hizo? No está claro.Unas versiones dicen que se encontraba enfermo y quería volver a su país de origen. De hecho, se suicidaría al año siguiente. Otros creen que la embajada estadounidense le presionó para que abandonara la isla. Y hay quienes sostienen que salió de Cuba por desencanto con la revolución que triunfó en enero de 1959. Personalmente descarto esta versión, ya que era muy amigo de Fidel Castro. Hemingway, escritor brillante, narrador excepcional, conocía la Biblia de la primera a la última página. En una ocasión afirmó que aprendió a escribir leyendo la Biblia. Poco caso le hizo. Nunca fue practicante de la fe cristiana. En el cuento de 1927 UN LUGAR LIMPIO Y BIEN ILUMINADO se inclina por la filosofía de la nada. Y partiendo de esta increencia reescribe así el Padre Nuestro: “Nada nuestra que estás en la nada, nada sea tu nombre, venga a nosotros tu nada y hágase tu nada así en la nada como en la nada. La nada nuestra de cada día dánosla hoy, y perdona nuestras nadas así como nosotros perdonamos a nuestras nadas. Y no nos dejes caer en la nada, mas líbranos de nada; pues nada”.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El punto en la palabra - Hemingway, 50 años de su muerte