Emmanuel Buch: la gracia del Evangelio es cara

La gracia del Evangelio es cara porque a Dios le costó su propio Hijo y porque al cristiano le cuesta la vida entera, entregada en sacrificio vivo a su Señor.

21 DE JULIO DE 2012 · 22:00

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Hoy hablamos con Emmanuel Buch Camí (Puerto Sagunto, Valencia, 1958), Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, Diplomado en Magisterio por la Universidad de Valencia y Graduado en Teología por el Seminario Bautista Español. Autor de media docena de libros, entre ellos las biografías de Martin Luther King y Dietrich Bonhoeffer. Desde 1986 ejerce el ministerio pastoral con dedicación exclusiva. Desde 2003 es pastor de la Iglesia Evangélica “Cristo Vive” de Madrid. Está casado con Ofelia, gerente de la Librería Calatrava, y es padre de dos hijos. Pregunta.- Usted ha escrito una biografía sobre Dietrich Bonhoeffer. ¿Qué es lo que más le ha impactado de su trayectoria personal y de su reflexión teológica? R.-De Bonhoeffer me impactó sobre todo el testimonio de su compromiso vital: joven, inteligente, con proyección internacional, lo sacrificó todo al enfrentarse a Hitler invocando el único señorío de Jesucristo sobre su vida. Cuando la II Guerra Mundial era inminente regresó a Alemania desde EEUU para participar en los sufrimientos de su pueblo. Fue apresado y hecho ejecutado por Hitler pocos días del final de la Guerra. Redactó buena parte de su teología en prisión, con muchas limitaciones; su pensamiento se nos ofrece fragmentado y se presta a diversas interpretaciones. A mí me parece una teología radicalmente cristocéntrica, que hace del seguimiento comprometido de Jesús el eje de la existencia cristiana. P.- ¿Qué fue lo que transformó sustancialmente la vida de Bonhoeffer que lo llevó a una fe disidente y a hablar de una gracia cara? R.- Bonhoeffer no ofreció muchas explicaciones acerca de su itinerario personal de fe, pero hay una evidente evolución desde su academicismo intelectualista inicial hasta una vivencia apasionada y radical de la fe en Jesucristo. Suya es, en efecto, la expresión “gracia cara”. Frente a la “gracia barata”, Bonhoeffer advertía de la manipulación del concepto de la gracia; siendo luterano supo ver la perversión con que algunos se amparaban bajo la invocación de la gracia (vs. obras) como pretexto para la pasividad, la negligencia ética, el bostezo moral, la apatía espiritual. La gracia del Evangelio es cara porque a Dios le costó su propio Hijo y porque al cristiano le cuesta la vida entera, entregada en sacrificio vivo a su Señor. P.- ¿Qué es hoy Cristo para nosotros? Esto se preguntaron los cristianos de ayer y se preguntan los de ahora. R.-Me siento incapaz de adivinar qué es Cristo para otros. A mí me ayuda siempre volver a las declaraciones esenciales de la Palabra de Dios para no enredar innecesariamente las cosas, y para no perder la perspectiva entre tantas y tan distintas voces. Me ayuda mucho recordar que “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (1ª Tim. 1,15). Esa declaración de intenciones me permite saber de mí mismo, saber de Dios y de su amor salvador por mí y por toda la humanidad; a partir de ese punto, todos los demás elementos de la existencia o del ministerio cristiano encuentran su mejor acomodo. P.- ¿Cuál es el sueño que deberíamos tener los evangélicos? ¿Cuál es su sueño? R.-Creo que nos corresponde hacer nuestro el “sueño” de Dios manifestado en Jesucristo: reconciliar a todos los seres humanos con Él (2ªCor. 5,19). Cada uno de sus hijos tenemos un papel activo como colaboradores de Dios (1ªCor. 3,9) en el cumplimiento de este “sueño” según los dones y ministerios que el Espíritu Santo ha puesto en nuestras manos. En cuanto a mí, después de cumplir las bodas de plata en el ministerio pastoral, sigo siendo muy feliz sirviendo a mi “parroquia” local, desde la que me siento parte activa en el cumplimiento de la misión del pueblo de Dios. P.- ¿Cree usted que la situación de crisis estructural servirá para que más personas abran sus oídos a las Buenas Nuevas de salvación? R.-Cuando los dioses de barro humanos se desmoronan las personas son más conscientes de su necesidad del verdadero Dios, quien les creó para realizarse plenamente (sólo) en comunión viva con Él. La relevancia de la Iglesia y los cristianos en el anuncio de las Buenas Nuevas irá ligado en buena medida a nuestra capacidad para ofrecer un ejemplo de vida realmente alternativo, según los valores del Reino y no cautivos a los baales de nuestro tiempo: amor al dinero y las cosas que se compran con dinero, relativismo ético, etc. P.- ¿Debemos los evangélicos participar más en la arena pública, expresando nuestra opinión en los medios de comunicación, la política, la literatura…? Me vienen a la mente temas como la pobreza, la familia, los inmigrantes, la educación. R.-A la luz de la Palabra de Dios la respuesta es afirmativa y así está asumido por la inmensa mayoría de los cristianos evangélicos de nuestro país. La cuestión es saber discernir cuál es el modo idóneo de hacerlo, en base a lo que somos y a lo que pretendemos. Todos los intentos honestos me parecen respetables pero algunos me resultan ajenos. Me siento atraído por iniciativas que se sustentan ideológicamente en el Reino de Dios y no caen en simpatías o complicidades con ideologías humanas; sigo sin entender cómo puede hablarse de “progresistas” o “conservadores” en el ámbito de la iglesia, mimetizando criterios humanos que me parecen de muy difícil encaje desde la perspectiva única del Reino de Dios. Me siento atraído por iniciativas que entienden la presencia pública o la influencia social en términos de testimonio, de fermento, y no de ansia de poder; no consigo entender qué puede traernos de bueno, por ejemplo, un partido político confesional a la luz de experiencias pasadas y cuando, además, en este tiempo de crisis se hace evidente qué poca capacidad de poder real tienen los partidos políticos, sometidos a intereses económicos que los absorben; me parece que nuestro lugar está menos entre escaños parlamentarios y más en medio de la sociedad civil, participando de sus inquietudes y anhelos, aportando la perspectiva única del Reino de Dios. Pero, como ya he dicho, siento absoluto respeto por proyectos que otros hermanos impulsan con criterios diferentes a los míos. P.- ¿Qué balance podría hacer sobre la inmigración y la llegada de hermanos de otras partes del mundo? Ahora que muchos están volviendo, ¿cuál cree usted que ha sido su aporte para las iglesias? R.-Nuestras iglesias ya nunca serán las mismas que fueron tiempo atrás. La inmigración, sobre todo latina, ha dejado un sello duradero y positivo entre nosotros. Podemos debatir sobre otros aspectos de su vivencia de la fe en Jesús, pero es innegable el impacto en los evangélicos españoles de su entusiasmo por Cristo y el arrojo en el testimonio evangelizador. Por eso me parece que es una pérdida para todos la tendencia de levantar iglesias étnicas o incluso por nacionalidades; volvernos la espalda unos a otros nos empobrece a todos y algunas de esas comunidades pueden llegar a ser víctimas de su buena fe y, aisladas, convertirse en “propiedad” particular de unos pocos. P.- ¿Es una práctica habitual el desarrollo de un ministerio de Obra social en las iglesias evangélicas? ¿Cuál la experiencia de su iglesia? R.-Como decía más arriba, soy “párroco” de una iglesia local y no tengo conocimiento suficiente de nuestra realidad global. Pero me parece que en Madrid el ministerio de Obra Social está presente en la gran mayoría de las iglesias, realizado en cada caso según sus dones y sus posibilidades. En ese sentido, creo que tenemos una deuda de gratitud con MISION URBANA que fue pionera en este ministerio y nos enseñó a muchos cómo extendernos en esa área ministerial. Nuestra iglesia viene sirviendo en ministerios sociales desde hace décadas, y en los últimos años hemos podido multiplicar nuestro servicio en el área psico-social con la ayuda de DIACONIA (Ferede). El número de personas en necesidad crece a diario y el perfil está cambiando: cada vez es mayor el número de españoles de clase media-baja que viven tiempos de crisis, no sólo económica sino personal, familiar y espiritual. P.- ¿Cree usted que los tiempos actuales son propicios para mejorar la Ley de Libertad Religiosa? R.-Sinceramente, hasta hoy no creo haber visto ningún tiempo “propicio” para las minorías religiosas en nuestro país. Los pasados gobiernos del PP no trajeron aplicaciones concretas de los Acuerdos firmados en el pasado, y el último gobierno del PSOE fue aún más lejos, desdiciéndose a sí mismo y escondiendo en un cajón la Ley que preparaba. FEREDE y los Consejos Evangélicos Autonómicos necesitan de nuestras oraciones mientras siguen bregando con interlocutores tan escasamente motivados. Finaliza la entrevista. Gracias, Emmanuel, por sus opiniones en torno a temas de actualidad que atañen a los evangélicos. Y que nos pueden llevar a la reflexión y acción. Gracias por el aporte sobre Bonhoeffer; la biografía que escribió sobre él. Leerla nos conmueve y “apela a la acción y al compromiso”.

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