Perros que ladran en el sótano

Una metáfora de aquel proyecto colonial español, que fue postizo, falso, de un territorio en el que no había ni carreteras.

13 DE JULIO DE 2012 · 22:00

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Perros que ladran en el sótano, de Olga Merino, Editorial Alfaguara, Madrid 2012, 263 páginas. Según ficha biográfica en el interior de la portada Olga Merino nació en Barcelona hace 47 años. Estudió Ciencias de la Información y posee un Master en Historia y Literatura Latinoamericana. Como periodista ha sido corresponsal de EL PERIÓDICO DE CATALUÑA en Londres y Moscú. Ha publicado dos novelas : CENIZAS ROJAS y ESPUELAS DE PAPEL. El año 2006 obtuvo el Premio Vargas Llosa con el cuento LAS NORMAS SON LAS NORMAS. La primera crítica literaria que leí referida al libro de Merino decía que la autora novelaba en ella el desarraigo del protectorado español en Marruecos. Puesto que todo cuanto se refiere a este país donde yo nací me atrae, me seduce, me hechiza, pensé inmediatamente que estaría ante un libro como el que publicó en el verano del 2009 María Dueñas con el título EL TIEMPO ENTRE COSTURAS. Gran parte de la trama de esta magnífica novela, que debe andar ya por quince o veinte ediciones, transcurre, efectivamente, en Tetuán, capital que fue del protectorado español en Marruecos. Me equivoqué y quedé desilusionado al concluir la lectura de PERROS QUE LADRAN EN EL SÓTANO. María Dueñas describe admirablemente la vida en aquél Marruecos del norte; retrata a Tánger tal como fue en realidad en aquellos tiempos, cuando guerreaban y competían entre sí espías británicos y alemanes en un clima de delaciones, traiciones y ventas de informes secretos al mejor postor. Uno de los caracteres principales en la novela escrita por María Dueñas, el coronel Juan Luis Beigbeder, alto comisario de España en Marruecos y más tarde nombrado por Franco ministro de Asuntos Exteriores, cargo que ocupó por breve tiempo, fue un personaje real. Olga Merino demuestra saber poco de Marruecos. Su novela no está suficientemente ambientada. Tiene frecuentes descuidos en geografía, cultura musulmana, vida social. Dice la autora que escogió este escenario porque está poco explotado. “Algo más en lo que se refiere a las guerras pero casi nada de la vida cotidiana de entonces. Frente a los ingleses y franceses, que sí han escrito sobre sus colonias y están orgullosos de ese pasado, nosotros parece que tenemos una falta de autoestima y hemos querido apartar ese período, como si molestara”. Últimamente han aparecido varios libros que abordan el tema de la población española en el antiguo protectorado. Tomás Ramírez Ortiz ha escrito SI TÁNGER LE FUERA CONTADO (690 páginas) y PEQUEÑA HISTORIA MARRUECA: ALCAZARQUIVIR (224 páginas). Ramón Buenaventura, escritor de prestigio nacido en Tánger, dio a luz una preciosa novela titulada EL ÚLTIMO NEGRO (375 páginas) originalmente estructurada en torno al protectorado español. De Luis María Cazorla la editorial Almuzara publicó el año pasado LA CIUDAD DEL LUCUS (668 páginas), que describe magistralmente la vida diaria en Larache, hermosa ciudad a orillas del Atlántico. Olga Merino maneja poca bibliografía. El grueso de su documentación lo ha tomado de boletines publicados en Tetuán. Cuando cita palabras en árabe utiliza el árabe clásico, el coránico, no el “dariya” que habla el común del pueblo. Pero donde Merino más descuida el rigor histórico es en la página 235 de la novela. Refiriéndose a la muerte de Franco dice que “anunció la nueva el ministro León Herrera”, cuando en realidad lo hizo el presidente Arias Navarro. La novela de Olga Merino gira en torno a la familia Rodiles, que regenta un taller de zapatería y ortopedia en el que fabrican alpargatas para el ejército y se moldean piezas postizas. En conversación telefónica con el periodista Manuel Morales Merino explica que “esa familia y su taller es una metáfora de aquel proyecto colonial español, que fue postizo, falso, de un territorio en el que no había ni carreteras”. Muy cierto. A esta familia pertenece Anselmo, el protagonista del libro. Cuando abandona Tetuán Anselmo se enrola en una troupe de variedades que recorre pueblos de España. Aquí tiene lugar el difícil aprendizaje de un hombre que reprime su condición homosexual en aquella España oscura. Una etapa –explica la autora- en la que los padres decían: “antes prefiero ver a mi hijo muerto que maricón”. PERROS QUE LADRAN EN EL SÓTANO puede definirse como una historia de desarraigo, derrota y desamor “que es también la historia de la España que perdió la última colonia y de las generaciones que vivieron la dictadura de Franco”.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El punto en la palabra - Perros que ladran en el sótano