J. Llenas: es trabajo, no una maldición

Una conversación con Jaume Llenas

28 DE ENERO DE 2012 · 23:00

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Estamos en la cafetería. Llega el final del segundo día del Encuentro de GBG, en Cullera (Valencia). En la sala principal va a empezar un concierto. Así que por estas mesas ya casi no queda nadie, la calma vuelve a la zona de descanso del hotel. En su charla por la mañana, Jaume Llenas había reflexionado sobre cómo conectar la iglesia y el mundo laboral. Ahora profundiza algo más sobre este tema, sobre el cual se nota que ha pensado mucho.. Sonríe mientras le explico cuál es la idea de la entrevista, “algunas ideas sencillas, claras”. Le parece bien, y empezamos a hablar. Joel Forster. En España seguimos viendo el trabajo como una forma de ganarnos la vida, para después poder vivir fuera del trabajo. ¿Por qué crees que diferenciamos tanto entre vida y trabajo? Jaume Llenas. Creo que haya una causa histórica, que es la concepción católica del trabajo, que a la vez viene de la concepción griega. Para Aristóteles el trabajo era un mal terrible. Y esto ha ido pasando a través de la filosofía y se cuela dentro del Catolicismo, especialmente a través de Tomás de Aquino. Y a partir de allí sigue evolucionando de tal manera que en España para ser un noble tenías que haber demostrado nunca haber trabajado con tus manos. Entonces, claro, el trabajo es visto como una maldición. Esta visión del trabajo no surge del mandato cultural, de Génesis, sino es parte de un problema, de una maldición que el ser humano tiene que soportar. Y hasta aquí lo arrastramos hasta el día de hoy. JF. Se habla mucho últimamente de no dividir entre lo sagrado y lo secular, ¿puedes explicar un poco más de qué va esta idea? JLl. Básicamente se trata de que todo es sagrado, todo es parte del mundo creado de Dios. Y Dios no es una parte de la vida. Dios es el soberano, el dueño, el creador del universo. Así que cuando el ser humano realiza cualquier actividad, estará dentro del campo de Dios. No hay una división en ningún aspecto. Por ejemplo, no hay un “llamamiento” para pastores y otro para no pastores. Todas las personas han sido “llamadas” a un lugar. Y es tan importante el llamamiento del uno como del otro, porque lo que hace el pastor y lo que hace cualquier otra persona en la iglesia es “ministerio”. Y parece que cuesta de entender esto, parece que el ministerio se hace en el local de la iglesia o en actividades que tienen que ver con un culto. A veces parece que si estoy en mi trabajo, no estoy haciendo ministerio. Pero hay que romper esta división entre los sagrado y lo secular porque es totalmente destructivo. Le hace pensar a la gente que lo que tiene que hacer es trabajar lo menos posible para dedicar horas a lo que ellos llaman “ministerio”. Cuando realmente esa persona ya está haciendo ministerio en el momento en el que está transformando la creación de Dios, haciendo el trabajo que Dios te ha dado para hacer. El trabajo que tú haces, en sí mismo tiene valor de ministerio. Por eso hay que insistir que ministerio no sólo es predicar el evangelio o hacer algún tipo de actividad especial de servicio como podrían ser médicos, enfermeras o abogados… Alguien que fabrica bien una pieza está transformando un mundo caído en el pecado, para hacerlo vivible. Eso también es ministerio. JF. ¿Cómo crees que en las iglesias se puede transmitir esto a los creyentes? Venimos de una forma de verlo muy distinta… JLl. Yo creo que la situación actual es la siguiente: el modelo de iglesia que tenemos condiciona la forma en la que vemos el trabajo. Por lo tanto, lo que no puedes hacer es sólo cambiar la visión que tienes del trabajo, porque el problema es la clase de iglesia que somos. Somos una iglesia encerrada en nosotros mismos que vive para la propia iglesia. El trabajo se ve como algo que los miembros tienen que hacer para ganarse el sostenimiento. Pero si concebimos la iglesia como la concibió Dios, es decir una iglesia misional, que está hecha para transformar el mundo, ser de bendición a todas las familias de la tierra, estaremos cumpliendo la misión de Dios, es decir, la ‘Misio Dei’. Cuando la iglesia se comporta como un misionero en el lugar en el que está, entonces es lógico que cambie el concepto del trabajo. No hay que hacer ningún esfuerzo, simplemente tienes que cambiar el concepto de iglesia y regresarla al concepto original: una iglesia que tiene una cultura a la que llegar y a la que tiene que honrar. Y que utiliza esa cultura como herramienta para traer la gloria a Dios. Nos es un modelo de iglesia que podamos decir “es contemporánea” o “es tradicional”. De hecho, una iglesia tradicional puede ser tremendamente misional, siempre que trate de alcanzar un contexto tradicional. Entonces, lo que tenemos que preguntarnos es: ¿para quién existimos? ¿Existimos para realmente cumplir la misión como misionero de Dios en esa zona? Si lo vemos así, entonces el trabajo será una prolongación de la iglesia. JF. ¿Qué visiones bíblicas crees que tenemos que recuperar que nos ayuden a integrar nuestra fe y nuestro trabajo? ¿Hay ejemplos de la Biblia que nos hablen de esto? JLl. ¡Desde la primera página! La teología del trabajo está tan profundamente integrada en la Biblia que aparecen en la primera y en la última de las páginas de la Biblia, y en todo el medio. ¿Cuál es la primera visión que Dios presenta de sí mismo? “Trabajó Dios seis días y descansó el séptimo”. Esto es la carta de presentación. Dios utiliza esta primera impresión para decirnos: “Ey, estoy trabajando”. Si saltamos a Jesús, Él dice: “Hasta el día de hoy mi padre trabaja”. No acabó en la creación. “Y yo también trabajo”, dice. Y salto más adelante, en Apocalipsis. ¿Qué se nos presenta, a qué vamos a dedicarnos eternamente? Hay cristianos que son unos musulmanes excelentes, porque piensan que en el cielo vamos a estar tumbados y que nos van a servir. Pero realmente la Biblia nos está hablando de que nosotros serviremos por la eternidad. Somos los seguidores de aquel que vino a servir al Padre, y nosotros serviremos al Padre con gozo por la eternidad. Por tanto, no hay que inventar la teología del trabajo, como mucho habría que taparse los ojos para no verla. La Biblia está llena de principio a final. Hasta los silencios de Dios nos hablan del trabajo. ¿En qué empleó el Hijo de Dios, que vino a hacer la voluntad del Padre la mayor parte de su vida, entre los 12 y los 30 años? ¿En qué? El silencio de la Biblia nos habla de ello. Yo creo que Jesús hizo ministerio toda su vida, simplemente trabajando como carpintero, eso nos habla mucho de lo que significa. ¿Cómo debía ser su relación con los proveedores, con los clientes y otra gente que trabajaba con Él? Este era el ministerio de Jesús del día a día. Y dedicó 18 años a ese ministerio. JF. La Reforma protestante parece que entendió esta visión del trabajo bíblica. Entonces, ¿Qué es lo que ha pasado entre este enfoque de la Reforma y los evangélicos hoy, que no lo entendemos? JLl. La Reforma tuvo éxito en algunas cosas y fracasó en otras. Pretendió devolverle la Biblia a la iglesia y lo consiguió. Pretendió devolverle el sacerdocio universal de todos los creyentes a la iglesia y fracasó. Definitivamente. Y nos quedó una casta sacerdotal que se ha venido perpetuando dentro de las iglesias. Pastores, ministros, etc. En la Ilustración, que es cuando nacen nuestras iglesias evangélicas, se produce una ruptura de confianza en que el reino de Dios pueda ser una realidad actual. El colmo de esa ruptura se produce después de la I Guerra Mundial y de la II Guerra Mundial. Las iglesias dicen: “no se puede, no vale la pena, nosotros nos vamos a dedicar a salvar almas, porque lo que es transformar el mundo es imposible”. Los evangélicos reaccionan a la guerra diciendo: “no vale la pena, dediquémonos a las almas”. Eso produce una ‘espiritualización’ de las Escrituras, del papel del creyente, todo se espiritualiza. A partir de ese momento, cuando la Biblia habla de los pobres, ya sólo se trata de los pobres en Espíritu. Cuando la Biblia habla de los necesitados, se habla de los necesitados de salvación. Y todo se recibe, se relee, en un contexto ‘espiritualista’. En este concepto, el trabajo no tiene lugar. El trabajo es físico, es la transformación de lo material, y en este sentido no tiene lugar en un contexto ‘espiritualista’. El trabajo es algo de lo que parece que hay que librarse. Es como cuando Pablo llega a Atenas y les dice que los cuerpos van a resucitar. La reacción de ellos es: “toda la vida intentando liberarnos de los cuerpos, ¡y ahora este tipo aparece aquí diciendo que vamos a volver a resucitar en cuerpo, sólo faltaría esto!”. Esto era incomprensible para ellos. Y de ahí nos viene, lo que ha pasado en cierto sentido, también ahora. JF. Hoy en día, ¿conoces casos de profesionales cristianos que realmente han influenciado para bien en sus empresas por tener una cosmovisión clara en este sentido? JLl. Hay cientos, nos es que haya uno aquí u otro allí, hay cientos de personas, miles de personas haciendo un trabajo que transforma el entorno en el que están. ¿Sabes lo que les falta, en muchos casos? Darse cuenta que lo que están haciendo es ministerio. ¡Pero lo están haciendo! Están transformando el entorno en el que están. Desde el trabajo más simple y sencillo con el que se llega a las verdaderas necesidades de la gente. Están ministrando a otras personas, y si además pueden añadirles una palabra de consuelo y de testimonio… Yo creo que los cristianos son muy buenos trabajadores. Lo que pasa es que tienen que creérselo, darnos cuenta de que no sólo se está ganando dinero, sino cambiando la vida de la gente. Creo que hay muchas historias locales. Farmacéuticos que están enfrentando el tema de los “bonus” por compras de una manera ética, abogados que aceptan casos no en función del dinero que van a ganar sino en función de una ética. Están cambiando el mundo realmente, con esas pequeñas decisiones que toman. JF. Y si alguien quiere profundizar más en esto, ¿qué autores propones o qué libros? JLl. Por un lado propongo los cuatro libros que han salido de Andamio (de la serie “Excelencia y Trabajo”). Me parecen excelentes, es un muy buen principio. A mí además me gusta mucho un autor que aún no lo han sacado, que es Paul Stevens, de Regent College. Tiene un material muy bueno y una página web que se llama “The other six days” (Los otros seis días). Y luego en la red hay un montón de material muy bueno… Se trata de buscar términos como “marketplace” o “ministry at work”, y encuentras muy buen material. Jaume Llenashabló sobre cómo relacionar iglesia y trabajo en el Encuentro Nacional de Graduados de 2011. Es abogado, secretario general de la AEE y miembro de la Junta Directiva de la Alianza Evangélica Europea, además de pastor de una iglesia en Premià de Mar (Barcelona).

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