John Knox y su relación con las mujeres

¿Cuál fue la realidad de la relación de Knox con las mujeres?

25 DE NOVIEMBRE DE 2011 · 23:00

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La relación de John Knox con las mujeres siempre estuvo rodeada de una sombra de sospecha. Desde el principio, su ministerio estuvo rodeado de un buen grupo de discípulas y con alguna de ellas tuvo una relación muy estrecha. ¿Cuál fue la realidad de la relación de Knox con las mujeres? La relación de Knox con las mujeres siempre fue intensa. Tras su matrimonio en 1555 con su prometida y después de una breve estancia en Escocia sirviendo como predicar itinerante, Knox regresó al Continente, escapando de la persecución de Inglaterra. Por ello mantuvo una intensa correspondencia con hermanos que habían permanecido en la isla, pero también con algunas mujeres. Las mujeres en el siglo XVI estaban acostumbradas a que su vida espiritual dependiera de un confesor. Era una práctica de la Iglesia católica, pero en la que se habían instruido las mujeres que se habían convertido en protestantes a mediados del siglo XVI. Muchas mujeres seguían a Knox en sus viajes por Escocia y algunas se carteaban con él para pedirle consejo. La situación en Inglaterra con la reina María era preocupante y los esposos de muchas de estas mujeres no eran protestantes, por ello algunas le preguntaban si les era lícito separarse y abandonar Inglaterra. Un caso conocido y especial de entre las damas que tuvieron una relación más estrecha con el reformador Knox fue la señora Locke. La señora Locke era una mujer casada, pero muy cercana al corazón del escocés. Después de pensárselo mucho, en 1577, la señora Locke dejó su hogar y se dirigió con sus hijos a Ginebra. Su marido se quedó en Inglaterra atendiendo sus negocios comerciales, pero la relación entre Knox y la señora Locke fue tan intensa, que algunas de las cartas que se cruzaron, pone de manifiesto la dependencia que tenían el uno del otro. En una de las cartas Knox de dijo lo siguiente a su amiga la señora Locke: “Escribís que vuestro deseo de verme es profundo. Querida hermana, si yo pudiera expresar la sed y languidez que tengo por vuestra presencia, parecería que me excedo. Sí, lloro y me regocijo con vuestro recuerdo; pero eso se desvanecería ante el consuelo de vuestra presencia que, os aseguro, es tan querida para mí que, si la responsabilidad de este pequeño rebaño aquí, reunido en el nombre de Cristo, no me lo impidiera, mi presencia se anticiparía a mi carta”. No hay pruebas que ambos mantuvieran una relación sentimental, pero sin duda el afecto que se tenían estaba más allá de los convencionalismos de la época. La correspondencia entre ambos tiene ese marcado tono emocional, que sorprende en una figura, en ocasiones tan fría, como era la del reformador Knox. A pesar de que algunos han querido justificar el interés de Knox por la señora Locke como algo meramente espiritual, la relación sentimental entre ambos era evidente y en cierto sentido inconveniente para dos personas casadas.

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