Breviario del sosiego/ 98

XCVIII

21 DE OCTUBRE DE 2011 · 22:00

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	Ilustraci&oacute;n de Miguel El&iacute;as</p>
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Ilustración de Miguel Elías

No todas las barcas son iguales. ¿Recuerdas aquella, por el mar de Galilea? *** ¡Estar de fiesta es comunicar, con fervor, todas las alegrías que mucho brotan por Ti! *** ¡Maestro, vuelve para trazar una devota senda donde todos coincidan! *** ¿Cuánta vida se posa en el Cosmos, en esa encrucijada de relámpagos cautivos y misterios de la noche antigua? *** Admite la derrota e intenta de nuevo. Este punto de partida es una ventaja para que tu tránsito se proyecte. *** ¡Cierra los ojos, para Ver! ¡Abre el corazón para Sentir! ¡Cierra la boca, para Oír! ¡Abre el puño para Dar! *** Sé todo cuerpo, esposa mía; sé toda lluvia con destino. Estamos juntos desde los ayeres hasta el acorde de lo porvenir. Sé paisaje y sé batalla, esposa mía; sé racimo en la noche más larga. Somos dos descalzos que esperan estar juntos hasta en la placenta de Dios. Sé sol que enciende el hielo, esposa mía; sé mi auriga cuando los purísimos deseos… *** Siempre debe conmoverte la pobreza del pobre. La del rico debe darte pena. *** Falta silencio en las iglesias. Sobran las voces que veloces se adelantan. ¿Hasta cuándo este desquiciado barroquismo de querer llenar todo instante de la Comunión? Mudez para hablar con Dios y no gritos para despertar al vecindario. *** Si punzas la pringosa realidad cotidiana es posible que aprecies, a quemarropa, un esplendor consagrado que ni siquiera podías imaginar. *** Una sorda trompeta: urge saber el motivo de su mudez. *** Hay reglas o decisiones absurdas. En Rumania, por ejemplo, durante el periodo comunista y para las minorías húngaras que allí vivían, estaba prohibido vestir ropa que combinase los colores rojo, verde y blanco, porque eran los colores de la bandera de Hungría. Lo recuerda el excelente escritor György Dragomán. Pero lo absurdo no nos es lejano. Aquí mismo, en nuestro entorno, estamos acosados por absurdidades. *** Tu actitud compasiva vence toda rabia de los conjurados. *** ¡Gimió el tronco y la Faz fecunda! *** No un laurel para tu cabeza. Preocúpate por amar a destajo, por atardecer entre los tuyos. *** Exaltada fantasía la de quienes piensan que el cambio de gobernantes traerá paz y bien. Pero tienen derecho a equivocarse. *** ¿Murmurando entre los rosales? Ni la fragancia de las rosas puede ocultar cierta fetidez. *** Cual fatigado nauta llegas a las playas de Cristo. Entonces tu voluntad se yergue para llenar de Amor a otras vidas tristes.

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