Dos partidos suizos netamente protestantes

EVP y EDU creen que los valores bíblicos son una alternativa que aporta a la sociedad.

14 DE OCTUBRE DE 2011 · 22:00

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En la anterior parte de esta serie, se planteaba el interés de la democracia suiza en pedir la opinión a sus ciudadanos en la toma de decisiones difíciles. La fe es un ingrediente esencial en la toma de decisiones, y así lo reflejan dos partidos de inspiración protestante con planteamientos interesantes. Muy lejos de la representación parlamentaria del CVP, y con un enfoque totalmente diferente está el Partido Popular Evangélico, EVP (Evangelische Volkspartei). Fue creado en 1914 bajo otro nombre, “Unión Política de Ciudadanos Cristianos”, con intención de participar en el destino del propio país. Pese a la antigüedad, por apariencia y propuestas la EVP transmite una imagen moderna. En su web, junto al gallo que sirve de emblema, el lema marca la visión: “Valores cristianos, política humana”. El partido destaca por un juego de equilibrios pocas veces visto en partidos de orientación cristiana. Los militantes se definen como conservadores en aspectos de ética y moral a la vez que progresistas en lo que se refiere a justicia social. Un equilibrio que, consideran, refleja una lectura bíblica que va más allá del moralismo. El primero de los 9 valores que el partido está intentando impulsar más allá de sus filas es el de la “Credibilidad”. Defienden la transparencia y la integridad de quien “hace lo que dice, y dice lo que hace”. En una iniciativa en internet, la EVP plantea la necesidad de pensar en “valores necesarios para Suiza, que dan sentido a la vida”. Con ella, el partido busca extender una base común, ideas enraizadas en valores protestantes que pueden ser integradas en cualquier posición ideológica. El partido ha ido aplicando su cosmovisión en el contexto social suizo en un programa claro. La EVP se define progresista en Educación, Medio Ambiente, Políticas de Inmigración y Ayudas a las capas sociales desfavorecidas. En cuestiones como el aborto, la eutanasia o la familia, las posiciones son claramente conservadoras. En cambio, el partido se coloca en el centro en materias como las políticas económicas y las relaciones internacionales. Este equilibrio le ha dado al partido la libertad de alinearse con diferentes bloques ideológicos. En la Bundesversammlung (el Parlamento Suizo) no ha conseguido nunca un grupo propio, pero ha mostrado su libertad uniéndose a otras formaciones según los énfasis. Ha trabajado tanto junto al bloque de los liberales como al del CVP (en la actualidad). El momento más álgido para la EVP se dio en la anterior legislatura (2003-2007), cuando unió sus 3 diputados a los 2 de la EDU (el otro partido reformado, abajo) para crear una grupo parlamentario netamente protestante. En las últimas elecciones obtuvo menos representación (el 2,4% de los votos) pero el objetivo sigue siendo llegar a los 5 parlamentarios de forma independiente, un resultado que no han conseguido hasta ahora. “Buscad el bien de la ciudad”. Esa es la idea de base para Roman Rutz, un joven militante de la EVP en la región de Sankt Gallen.Defiende que “ni el poder ni el prestigio deberían estar entre los objetivos de un partido cristiano, sino el encontrar buenas soluciones para el país y la población”. La fórmula que defiende el partido es “buscar el consenso”. Explica su visión de laicidad de Suiza recordando que “la evangelización no debe ser una meta para el partido, porque la iglesia y la ciudad deben mantenerse separadas, aunque como creyentes tenemos que ser sal y luz en este mismo entorno”. Las diferencias con los grandes partidos cristianos son de fondo, cree. “La motivación cristiana de nuestro partido es fuerte, mientras que la “C” de CDU o de CVP tiene que ver más con los valores de base, aunque entrando en cuestiones concretas ellos ya no se miden con la Biblia”. En relación al otro partido netamente evangélico, Rutz habla de diferencia en los enfoques: “Nosotros no politizamos con la Biblia en la mano, y la EDU muchas veces sí lo hace. Pero eso no quita que nuestros militantes son cristianos comprometidos, orientados a la Biblia”. La Unión Democrática Federal, EDU (Eidgenössische Demokratische Union) no niega sus matices diferenciadores con EVP. Son la voz alternativa de los evangélicos. Se sitúan sin complejos más a la derecha de sus compañeros. De hecho, el partido se creó tras una salida de militantes del EVP, en 1975. Se autodefinen “fieles a la Biblia”, que es la “línea de base” en todas sus políticas, “orientando el partido hacia los valores”. La EDU ha sido una formación especialmente activa en los referéndums (donde tiene más poder de convocatoria que en las elecciones), con campañas antiaborto, antieutanasia (un tema muy recurrente en Suiza) y antilegalización de las drogas blandas. Uno de los enfoques más explotado en los medios es su fuerte nacionalismo y la defensa de la independencia total del Estado. La EDU lo ejemplifica sobre todo con posiciones muy defensivas ante la Unión Europea, e incluso con reticencias frente a organizaciones como las propias Naciones Unidas. No es de extrañar que la EDU recoja muchos votos en algunas regiones centrales de Suiza (las más rurales), donde ha obtenido recientemente más del 11% de apoyo. A nivel nacional, sin embargo, cuentan ahora mismo con un solo parlamentario en la Bundesversammlung. “Los militantes de EDU forman parte, en su mayoría, de iglesias evangélicas y tienen una posición muy clara, mayoritariamente conservadora, sobre temas éticos relacionados con la fe cristiana”, opina Samuel Kullman, miembro de las juventudes del partido en Thun (Berna). “Un partido cristiano, según mi opinión personal, debería comprometerse especialmente a favor de la vida de los no nacidos, de matrimonios y familias estables y en contra de injusticias graves contra las personas como la trata de personas y la prostitución forzada”. En general, coincide con Rutz en que “por demasiado tiempo los cristianos se han alejado de muchas esferas de la sociedad, con lo que han desaprovechado oportunidades muy valiosas de ser luz y sal allí donde están”. Las formas, cree Kullman, son lo que deberían distinguir a un político cristiano: “No sólo se trata de ser competente en cuestiones políticas, sino también de vivir de forma contracultural”, siendo “humilde en un contexto”, el político, “en el que las personas buscan toda la atención”. En relación al partido cristiano más grande, el CVP, Kullman anota que salió de una plataforma anterior, llamada Conservadores Católicos, “que fue durante casi un siglo el partido de masas dominador en los cantones católicos de Suiza”. Ahora, sin embargo, los fundamentos han evolucionado tanto que “ya ni siquiera es necesario tener una cosmovisión cristiana para ser miembro del partido, así que hay muchos militantes que ya no tienen una vinculación con el cristianismo”. Ante la inconsistencia de la CVP, Kullman cree que EVP y EDU son los que más apoyo han conseguido en las iglesias evangélicas del país. “El 50% de los evangélicos votan por uno de los dos partidos”, concluye.

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