El movimiento pentecostal ante los nuevos retos del s. XXI

Las manifestaciones pentecostales se han producido a lo largo de la historia

07 DE OCTUBRE DE 2011 · 22:00

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El movimiento pentecostal ha cumplido la mayoría de edad, después de más de cien años de existencia, decenas de denominaciones, millones de seguidores y con el crecimiento más rápido del presente siglo. Podemos decir que no tiene nada que envidiar a otros movimientos más antiguos, pero es el momento de que analicemos el fenómeno pentecostal y cuál puede ser su desarrollo futuro. La expansión y fuerza del movimiento pentecostal es incuestionable. Desde la iglesia evangélica más pequeña y alejada, a las más grandes e importantes, todas han sufrido en su liturgia, expresión y en su teología la influencia del movimiento pentecostal. Y esto teniendo en cuenta que las manifestaciones pentecostales se han producido a lo largo de la historia[1]. Desde el siglo I al III, podemos hablar de los escritos de Ireneo de Lyon, Pacomio o Tertuliano, por citar a unos pocos, que hablaron sobre las manifestaciones proféticas, las visiones, hablar en Lenguas o la plenitud del Espíritu Santo. El movimiento como tal es moderno. Pero podríamos seguir hablando de evangelistas como Whitefield, Edwards, Finney o Moody, que defendieron ideas parecidas a los pentecostales. De todos ellos traté en una serie artículos en este mismo foro. El pentecostalismo contemporáneo nació en Estados Unidos y rápidamente se extendió por el mundo gracias a su afán misionero. Al partir teológicamente de los movimientos de santidad de finales del siglo XIX, su teología era una mezcla de varios movimientos, aunque sus rasgos principales eran: ser pre milenarista, una concepción arminiana de la salvación, el dispensacionalismo y la forma de organización asamblearia. Si las iglesias libres eran reacias a las formas jerárquicas y los rituales, los pentecostales siempre fueron un poco más allá, prefiriendo los cultos animados e improvisados a los demasiado legalistas. Cuando el movimiento pentecostal se asentó y organizó surgieron algunas de las denominaciones más clásicas: Asambleas de Dios, Iglesia del Evangelio Completo, Iglesia de Dios en Cristo o la Iglesia de Dios de Cleveland. Una nueva oleada no tardaría en llegar. El neo pentecostalismo fue el resultadode esta nueva ola de movimiento pentecostal o carismático en las denominaciones más clásicas, desde los luteranos, presbiterianos y episcopales hasta los bautistas y metodistas. El movimiento se inició en los años sesenta del pasado siglo, en una época de cambios y transformaciones sociales profundas. Pero el movimiento neo pentecostal no sólo se introdujo rápidamente en las denominaciones clásicas, sino quetambién influyó a las propias denominaciones pentecostales. Por un lado reanimó las formas cúlticas pentecostales, poniendo más énfasis en el profetismo, las experiencias sobrenaturales y los movimientos de fe; pero la parte negativa es que introdujo también algunas prácticas como la confesión positiva[2] (lo que confiesas recibes), las doctrinas de la presencia, la doctrina y teología de la prosperidad y la guerra espiritual. El neo pentecostalismo no deja de crear nuevas modas, pero tal vez su peor aportación al movimiento evangélico moderno es el de los neo apóstoles.Partiendo de la idea de que todos los ministerios seguían en uso, los neo pentecostales crearon el apostolado moderno. El simple hecho de tener una gran iglesia o fundar varias otorgaba al pastor de turno el derecho de llamarse apóstol. Alguna de las ideas que defienden esto neo apóstoles son tremendamente heréticas, forman iglesias jerárquicas y piramidales, pretendiendo además influir políticamente en sus países de origen. John Eckhardt, uno de estos apóstoles afirma: “Aunque cada creyente tiene un rango de autoridad para echar demonios, los apóstoles caminan y ministran en el más alto rango. Los malos espíritus y ángeles reconocen este rango. Los apóstoles son comandantes espirituales de la Iglesia. Los apóstoles como generales y comandantes, tienen la habilidad de movilizar a los santos para la guerra”. Otro de estos apóstoles, Héctor Torres dice: “Estoy convencido que hay ciertas fortalezas que no pueden ser destruidas sin la unción apostólica. Estas fortalezas deben ser atacadas si queremos cumplir la Gran Comisión. Los apóstoles tienen la capacidad para hacer esto. Las fortalezas son las mentes predispuestas de las personas en un territorio particular. Estas mentes predispuestas son lugares fortificados que nos alejan de la verdad y se sostienen con mentiras. La guerra espiritual implica eliminar estos pensamientos hasta que el individuo pueda recibir y caminar en la verdad”. Pero aunque el hecho de que unas personas se otorguen el título de apóstoles es muy grave, lo es más aún que esto suceda dentro de denominaciones clásicas o pentecostales aumentando la confusión. ¿Cuál es el reto del movimiento cristiano más potente del mundo? Tal vez las palabras de Jeremías son más pertinentes que nunca: ¡Conviértanse ellos a ti, mas tú no te conviertas a ellos![3] Sin duda, el movimiento pentecostal necesita una profunda reflexión, valiente y decidida que le lleve a influir también a este nuevo siglo. La reflexión tiene que ser teológica, pero también práctica. El poder de Dios es el mismo hoy y por los siglos, no necesitamos atajos ni para conseguirlo ni para usarlo para el avance del ministerio.


[1]Agustín de Hipona nos lo dice muy claro: “Hacemos todavía lo que los apóstoles hicieron cuando impusieron las manos sobre los samaritanos, invocando sobre ellos el Espíritu Santo. Mediante la imposición de manos se espera que los creyentes hablen en nuevas lenguas”.
[2] Esta doctrina la creó el pastor Kenneth E. Hagin, según el por las revelaciones directas de Cristo.

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