F. de Enzinas y el N. T. en español

Francisco aprovechó muy bien su estancia en Wittemberg.

19 DE MARZO DE 2011 · 23:00

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Las clases de Melanchthon, el ambiente bíblico de la ciudad, los coloquios y conversaciones informales causaron en él una profunda impresión. Las ideas reformadas dejaron de ser eso, ideas, para convertirse en profundas creencias que lo impregnan todo y dan un sentido a su vida. La Graciahabía pasado de concepto a anhelo y de anhelo a vivencia, la Palabra se había encarnado en su corazón y había hecho germinar una fe inalterable. El deseo de compartir sus creencias se plasma en la traducción del Nuevo Testamento al castellano. Francisco quiere de esta manera contribuir a la extensión del Evangelio en su amada Castilla, ya que, como muchos de sus contemporáneos, creía que la sola traslación de la Palabra de Dios al lenguaje común abriría muchas de las mentes que hasta ese momento estaban cerradas. Esta ingenuidad le lleva a la audaz aventura de imprimir el Nuevo Testamento en castellano y que este sea protegido por el Emperador, favoreciendo así su propagación. Francisco mete en su pequeña bolsa de viaje su ligero equipaje y con su manuscrito parte a los Países Bajos a principios del año 1541, antes que el frío invierno germano dejara paso a la cálida primavera. Su primer destino es Emden donde visita a Juan Laski, un amigo suyo, después pasa una corta temporada en la ciudad con Alberto Hardemberg, un monje que aunque creía en los postulados evangélicos, no deseaba romper abiertamente con la Iglesia Romana. Al parecer la visita de Francisco de Enzinas le ayudo a decidirse y colgar los hábitos, partiendo poco después a Wittemberg con la intención de estudiar teología. Se convirtió más tarde en pastor de una comunidad en la ciudad de Lovaina. Justamente a esta ciudad se dirige nuestro protagonista después de dejar a su amigo. La ciudad que dejó nuestro protagonista un año y medio antes tenía poco que ver con el panorama con el que se encontró. Sus amigos le acogen con amabilidad, pero nota que algo les inquieta. Cuando les comenta que viene de la vecina Alemania y que ha estado más de un año en Wittemberg la amable acogida se torna en abierto rechazo. ¿Qué había sucedido? Aquellos hombres no parecían los mismos. Los amigos del joven burgalés le narraron lo que había pasado un día antes de su llegada a la ciudad: El procurador general de la ciudad había entrado con unos soldados en las casas de 28 familias y había sacado de las camas a maridos y mujeres llevándoles a la prisión; su delito era el de “herejía”.Francisco quedó impresionado por lo que le cuentan sus amigos y compañeros. El panorama de Lovaina parece el menos favorable para la empresa que le había llevado hasta allí. En cambio Bruselas, una ciudad más segura, en la que puede pasar más desapercibido y llevar a cabo su sueño de imprimir el Nuevo Testamento, es un lugar más apropiadopara este propósito. Pero a esta ciudad también ha llegado la persecución religiosa, propagándose poco a poco en otras localidades como Brabante y Flandes.

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