Poema a lo divino

20 DE ABRIL DE 2024 · 02:07

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Porque el mar no es bastante, ni el río o la paloma. Que no siendo tu espejo, ni el espejo del cielo o el espejo del agua. (Otro espejo sería una lámina helada, respondiendo con muerte a la cara del alba). Que no siendo tu aire, ¡qué plomo, qué ceguera, respiran los pulmones! Que no siendo tu luz, los ojos no hallan otra. Saber que siempre tú, en la roca y la planta. Tú en la estrella y la ola, en la espiga y la ceja. Un pico de tu manto, bien de azul o de nube, un dejarme caer tu mirada o tu mano. (Tus singulares manos, que la piel o la pluma la montaña y el río) Ni importa que se acabe con los mundos del mundo; que el tiempo no halle puente y lamente su sino. Ni que se tronchen albas y ponientes, lo mismo que tallos cuando aún no hay un hombro dispuesto. Cómo pesa tu peso sobre todas las cosas. Cada viento, tu aliento. Tu luz, cada mañana. Y, ¡qué vida, la tuya, con la noche! ¡Qué exacta tu presencia en las horas! ¡Qué olor das a la noche al prestársela al mundo!

José Antonio Muñoz Rojas (De la rebusca) Selecciona: Isabel Pavón

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