Operación Sodoma

Es lógico que la gente de bien se alegre con la desaparición de sanguinarios que dirigen organizaciones de narcotraficantes y terroristas pero eso no impide apreciar matices que nos pueden dejar mal cuerpo.

02 DE OCTUBRE DE 2010 · 22:00

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Hay razones más que sobradas para que Víctor Julio Suárez Rojas, alias Jorge Briceño Suárez o, más conocido, Mono Jojoy fuera el hombre más odiado de Colombia. De carácter violento y decisiones drásticas, el Nº 2 de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) era el encargado de planificar y ejecutar acciones terroristas contra instalaciones de la fuerza pública y estamentos gubernamentales de su nación. Responsable directo de innumerables secuestros y asesinatos selectivos, sin olvidar aquellos que con toda lógica lamentamos de manera especial porque nos tocan más de cerca como es la violencia contra iglesias evangélicas, el asesinato de miembros y de un elevado número de pastores. Es una buena noticia el descabezamiento de las FARC en el mayor golpe de sus 46 años de existencia. Aunque sabemos lo relativo de algunas afirmaciones, es alentador que el presidente colombiano Juan Manuel Santos hable del “principio del fin”. Nos alegramos, en la medida en que sea cierto de que las FARC sufran en la actualidad un proceso de desmoronamiento interno y que sus fracturas internas hayan permitido la Operación Sodoma. Una veintena de guerrilleros desmovilizados han facilitación una información valiosísima y el trabajo de un sargento de la policía colombiana, infiltrado en sus filas durante unos dos años, ha dado ventajas considerables al ejército. Algunas fuentes cuestionan la veracidad del GPS en la botas de Mono Jojoy. También es buena noticia la detención en España de 41 personas -en colaboración con las autoridades colombianas- por un presunto delito de blanqueo de unos 200 millones de euros destinados a la financiación de las FARC. Según informó Rodrigo Rivera Salazar, ministro de defensa de Colombia y evangélico, el ejército colombiano desplegó 30 aviones y 27 helicópteros para llevar a cabo un bombardeo sobre el campo base de las FARC. Mono Jojoy resultó muerto por aplastamiento al caerle encima el búnker en que se refugiaba bajo el impacto de siete bombas; lucía en ese momento un reloj Rolex valorado en 13.000 $. ¿Es aplicable en este caso el mandamiento divino de no matarás? ¿Es lógico defender el mandamiento y establecer las excepciones a la vez? Aunque se trata de situaciones muy complejas, con abundantes matices y difíciles de analizar con claridad y sin pasiones me hubiera dejado mucho más tranquilo que la operación militar hubiera culminado con el apresamiento de los responsables, la celebración de un juicio justo y la aplicación de la condena -fuera la que fuera- decretada por un juez.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Cartas de un Amigo - Operación Sodoma