Visitas a un interno (III)

Cuando Ferran y Agnès se montaron en el coche de regreso a casa iban callados, no dijeron palabra en buena parte del recorrido. Su silencio era la manera no meditada de expresar el desánimo y la decepción que sentían. Estaban cansados pese a no ser todavía las diez de la mañana, se notaba que las emociones vividas desde que llegaron al centro penitenciario les pasaban una factura intangible pero innegable. No faltaba en ell"/>

Desánimo y preguntas

Visitas a un interno (III)

Cuando Ferran y Agnès se montaron en el coche de regreso a casa iban callados, no dijeron palabra en buena parte del recorrido. Su silencio era la manera no meditada de expresar el desánimo y la decepción que sentían. Estaban cansados pese a no ser todavía las diez de la mañana, se notaba que las emociones vividas desde que llegaron al centro penitenciario les pasaban una factura intangible pero innegable. No faltaba en ell

21 DE NOVIEMBRE DE 2009 · 23:00

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Pensaron equivocadamente al principio que aquel interno cuyos antiguos delitos le tenían cumpliendo una larga condena mantendría intactas sus ganas de luchar por la vida y construir para si una cosa mejor que la que ahora tenía. Tampoco acertaban al suponer que, habiendo creído en Cristo, tendría una idea clara de lo que estaba bien y lo que no, aunque le faltaran muchas veces las fuerzas para hacer lo que debía; como a todo el mundo. Habían idealizado la posibilidad de ayudarle a profundizar en su fe incipiente y acompañarle en la reconducción de su vida; animarle a conseguir permisos de salida, luchar por el tercer grado y alcanzar la libertad plena una vez cumplida la condena. ¿Por qué la infancia, la educación y hasta una posible enfermedad eran un freno de tal calibre que hacía el progreso casi imposible? ¿Cómo era que unos, impulsados por su fe, fueran capaces de superar grandes obstáculos y construir vidas más que dignas con muy escasos recursos y otros no? ¿Qué hace que Dios ame a todas las personas por igual pero los efectos prácticos del amor de Dios no sean iguales en todas las personas? No se conformaban con la respuesta de que sólo es así con los que de verdad han creído, aunque lo cierto es que tampoco tenían una respuesta válida a mano. Empezaban a pensar que esas cuestiones no tenían respuesta. De todas maneras, Hebreos 13:3 - ´Acordaos de los presos como si estuvierais presos con ellos´ seguía teniendo sentido para ellos. Estaban dispuestos a mantener contacto con él conscientes de que si no le visitaban ellos probablemente nadie lo haría. Querían seguir trasmitiéndole que, por lo menos a ellos, les importaba de verdad y recordarle así que él siempre sería importante para Dios a pesar de todos los pesares. Querían acompañarle en medio de todos los condicionantes de su situación. Intentarían en la medida de lo posible aportarle algo de consuelo. Procurarían estimular su mente mediante libros interesantes ya que la lectura era una de las pocas cosas que le estimulaban y le hacían disfrutar. Seguirían pidiendo a Dios por él con independencia del resultado final que estaba sobre todo en manos del preso.
Artículos anteriores de esta serie:
 1En la cárcel 
 2El encuentro 

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