Juicio y consuelo

Aún sin desplazar la crisis económica, nuestra judicatura ha sido protagonista destacada en los medios durante la semana pasada. Destacan la huelga de secretarios judiciales y el paro nada entendible de los jueces, la investigación de los asesinatos de la guerra civil y el juicio sobre la muerte de una indigente en un cajero automático.

25 DE OCTUBRE DE 2008 · 22:00

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Todo ello ha generado noticias, comentarios y artículos de opinión. Rosario Endrinal, en otro tiempo una mujer integrada, pasó a vivir en la calle por un desengaño amoroso y se vio abocada a la mendicidad y la indigencia. Tres jóvenes —normales, cuyos perfiles psicológicos no presentan alteraciones que les impidan calibrar las consecuencias de sus actos, aunque si practicaban el hostigamiento a mendigos con cierta frecuencia— la encontraron mientras dormía en el recinto de un cajero automático, la insultaron, humillaron y agredieron. Después la rociaron con disolvente y le prendieron fuego. Según ellos, con la única intención de darle un susto pero la cosa se les fue de las manos. Ella murió abrasada. Grave atrocidad para ser gente ´normal´. Parece imposible pero Tzvetan Todorov, Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales 2008 da una sabia explicación. En una reciente entrevista le preguntaron: “Una humanidad amenazada siempre por la barbarie ¿quiénes son los bárbaros?” y su respuesta fue: “Potencialmente, usted y yo. No se trata de individuos monstruosos e identificables de una vez. Somos nosotros con ciertos actos y actitudes que consisten en no reconocer la plena humanidad de los otros porque son diferentes. Verlos incompletos o imperfectamente humanos y tratarlos con condescendencia, desprecio u hostilidad. La barbarie nos amenaza a todos desde el interior”. La Biblia lo resume con su “No hay justo, ni aún uno” (Romanos 3:10) Sobre la iniciativa de Garzón no falta quien se pregunte ¿justicia o ´garzonada´? El tema es especialmente sensible y despierta visceralidad, opine quien opine. Existe gran dificultad para alcanzar un justo equilibrio entre la satisfacción a las familias de las víctimas, los pactos de la transición y las actuaciones judiciales. Es posible que no se alcance nunca. Sin embargo la Escritura dice que “Dios ha establecido un día en que juzgará al mundo en justicia” (Romanos 17:31). Para los que creemos esto no es simple escapismo sino auténtica esperanza cristiana. No se puede obviar el gran dolor subyacente en todo esto. El consuelo definitivo y total, cuando alguien es salpicado por esas manifestaciones de fiereza y crueldad o cualesquiera otras, es imposible. Sólo hay paz total en el compromiso de Dios “enjugar toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá más muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor” (Apocalipsis 21:4).

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Cartas de un Amigo - Juicio y consuelo