El Dios presente en la obra de Martí

Escribo un segundo artículo sobre la concepción de Dios en la persona y en la obra de José Martí, el héroe nacional de Cuba, periodista, escritor y poeta. En los “CUADERNOS DE APUNTE” Martí explica el sentido de su creencia: “Creo en Dios- dice.- porque comprendo a Dios. No creo en la Providencia porque mi razón no me hace ver sus efectos ni sentir su necesidad”.

07 DE SEPTIEMBRE DE 2007 · 22:00

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Entre los muchos caminos que existen para encontrar a Dios está el camino de la razón, al que hace referencia Martí. Cada organismo corporal tiene su objeto. El ojo ha sido hecho para ver. El oído para percibir las vibraciones. La inteligencia para razonar, para penetrar en la esencia de las cosas. El animal está dotado de sensibilidad, pero no de razón. La última etapa de la razón es reconocer la existencia de Dios. Admitir que todo conduce a Dios. En los mismos “CUADERNOS” Martí escribe pensamientos de oro. Dice: “Todas las ciencias van a una verdad, todas las verdades van a una verdad, todos los mundos van, en el universo sublime y armónico, a Dios. En el alma humana hay una hoguera cuyas llamaradas llegan a Dios”. Todo en el Universo nos habla de Dios. Las ciencias que escudriñan el misterio. Los mundos por El creados. La Naturaleza sublime y armónica. Las llamaradas del alma. Miramos dentro de nosotros mismos y nos encontramos existiendo. Miramos fuera de nosotros y vemos movimiento, vida. Miramos hacia el horizonte y divisamos una Naturaleza que canta la existencia de Dios. Toda la evolución de ese mundo compuesto por mares y montañas, ríos y desiertos, bosques y prados demuestran la existencia de una mente ordenadora que lo ha dispuesto todo, una inteligencia superior a la del hombre. Escribiendo desde nueva York en 1883, Martí decía: “A Dios no es menester defenderlo; la naturaleza lo defiende”. José Martí parece inspirado en el apóstol Pablo. Para este profundo teólogo del cristianismo primitivo, quien contempla la Naturaleza con ojos limpios puede reconocer al Creador invisible: “Las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusas” (Romanos 1:20). Por medio de las cosas hechas, por medio de la gran Obra de la Naturaleza el ser humano puede llegar a conocer a Dios. No hay que concebir a Dios como un emperador humano investido de poderes ilimitados que se oculta en alturas inaccesibles. Dios es sustancia, conciencia, esencia. En el primer “CUADERNO DE APUNTES” Martí evoca el misterio de Dios y lo describe tal como lo hizo Jesús a la mujer samaritana, desprovisto de materia, ser espiritual: “La idea de la sustancia creada envuelve en sí la idea de la esencia creadora. Y sustancia creada somos, nos rige un algo que llamamos conciencia; nos dirige otro algo que llamamos razón, disponemos de otro algo que llamamos voluntad. Voluntad, razón, conciencia, la esencia en tres formas”. Para los filósofos modernos la esencia, aplicada a la religión, es el Ser mismo de Dios. La esencia divina da lugar a la existencia humana. Para José Martí, el apóstol de la libertad, la existencia de Dios está fuera de toda duda. Ante esta realidad no cabe encogerse de hombros. No se puede ser indiferente. Hay que acometer el problema y resolverlo. Ante el dilema si Dios existe o no existe lo último que se debe hacer es cruzarse de brazos como si el tema no fuera con nosotros.

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