Biblia, cultura y postmodernidad

“Biblia, cultura y postmodernidad” es el segundo artículo de una serie de Jaume Llenas sobre Fe y postmodernismo: “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas de golpe cambiaron todas las preguntas” (Mario Benedetti).

30 DE JUNIO DE 2007 · 22:00

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Fe y postmodernismo (II)

¿Existe preocupación en la Biblia por la adaptación cultural? Algunos piensan que la Biblia no se ocupa de estos temas. Que está simplemente preocupada por cuestiones espirituales y que lo que hay que hacer es simplemente proclamar el Evangelio. Sin embargo, la Biblia está muy preocupada por damos las pautas para que nuestro ministerio se adapte culturalmente y sea relevante. Es muy interesante realizar una lectura atenta de Hechos de los Apóstoles y darse cuenta como Lucas describe detalladamente el proceso de adaptación mental que ocurre en el apóstol Pedro. El Evangelio nace en un entorno plenamente judío. Jesús mismo así lo declara, cuando explicita que Él ha sido enviado a las ovejas perdidas de Israel. Pero cuando miramos más atentamente, nos damos cuenta que ningún mensaje es más internacional que el Evangelio. ¿Cómo pasa del entorno judío al entorno gentil? El primer paso lo da Pedro: Después de que el Evangelio llega a los samaritanos, Pedro no regresa a Jerusalén sino que se queda en Lida y Jope, dos ciudades de población mayoritariamente gentil. En esta última ciudad se aloja en casa de Simón que es curtidor, en medio de un ambiente ritualmente impuro. Dios tiene que enviarle la visión del lienzo que desciende del cielo. El tema del lienzo es los alimentos impuros, que establecían una barrera entre gentiles y judíos, pero más allá de eso Pedro ve una aplicación a las personas. Comelio le hace llamar y él dice que lo que el lienzo le mostró es que a nadie puede llamar impuro. He aquí un proceso de apertura mental. El segundo marco de referencia lo describe Pablo cuando proclama el Evangelio. En el libro de Hechos podemos hacer una distinción entre aquellos mensajes que predica en un entorno mayoritariamente judío, en donde la base de la predicación es el Antiguo Testamento, y aquellas ciudades mayoritariamente gentiles, en donde deliberadamente cambia el punto de partida que le llevará a Jesús. En estas ciudades hablará de los fenómenos de la naturaleza, hablará de las divinidades locales, hablará de los poetas locales, etc. El mismo Evangelio pero con dos aproximaciones. Adaptación a la cultura en la que el Evangelio se predica. El texto que explica la teoría que Pablo sigue es 1 a Corintios 9: 19-23. En estos cinco versículos se explican tres puntos importantes: 1. La disposición a adaptar nuestra forma de presentar el Evangelio a la audiencia que nos escucha. Pablo se hace judío a los judíos, gentil a los gentiles, débil para los débiles espirituales, es decir, aquellos que tienen problemas de conciencia, como explica en Romanos 14, etc. Su disponibilidad es total. «A todos me he hecho de todo». Pablo es culturalmente flexible. Pablo no exige a sus oyentes que se adapten culturalmente a la forma en la que él está acostumbrado a pensar, o a proclamar el Evangelio. Probablemente le sería más fácil. Pero somos nosotros quienes tenemos que adaptamos a ellos y no ellos a nosotros. ¿Por qué no lo hacemos? ¿Por qué tantas rigideces? ¿No será que, en muchas ocasiones, más que de fidelidades bíblicas, se trata de que no queremos hacer el esfuerzo de aprender nuevos sistemas de comunicación? Hablamos idiomas distintos, pero insistimos en que ellos aprendan el nuestro en lugar de aprender el suyo. 2. La creencia profunda de que el cristianismo es una cosmovisión alternativa. Pablo les dice que a los que están bajo la ley, él se pone bajo la ley, (a pesar de que él no está bajo la ley), y luego a los que están sin ley, él se sitúa en la posición del que no tiene ley ( no estando sin ley). Pablo no está bajo la ley, y no está sin ley. Su posición es que está bajo la ley de Cristo (versículo 21). De la misma forma, nosotros no estamos sujetos a ninguna cultura específica. No somos ni tradicionales, ni modernos, ni postmodernos, ya que el Evangelio es una cosmovisión alternativa totalmente distinta a las demás y que nos explica el mundo en su complejidad. Por ello no podemos casamos con ninguna cultura concreta. El cristiano tiene que establecer una diferencia entre ser postmoderno y ser sensible a la postmodernidad. Ser posmoderno es haber asumido todos los valores de la época en la que vivimos y hay muchas cosas inaceptables dentro de cada sistema cultural que los cristianos tenemos que discutir. El Evangelio siempre va a contracorriente en cualquier cultura que se exprese. Sin embargo ser sensibles a la postmodernidad significa que, sin haber asumido todos los valores de esta cultura, somos capaces de expresar el evangelio eterno en términos comprensibles para la gente de hoy en día. 3. La razón de la necesidad de ser sensibles a la cultura. Pablo la expone clarísimamente. En el versículo. 19 lo dice con estas palabras: «...para ganar a mayor número». En los versículos 20, 21 «... para ganar a los que están bajo la ley ... para ganar a los que están sin ley». En el versículo 22 «... para que por todos los medios salve a algunos». Pablo lo que nos dice es que cualquier adaptación cultural del verdadero Evangelio es necesaria si el fin es la salvación de los incrédulos. No hay cosas demasiado grandes, ni esfuerzos demasiado intensos. Hay algo que justifica todo esfuerzo que es la salvación de los perdidos. ¿Compartimos este anhelo de Dios, que es el anhelo de Pablo? ¿Realmente estamos dispuestos a realizar cualquier cambio en nuestra forma de expresar el Evangelio para la salvación de los perdidos? Me da la sensación que no siempre la Iglesia española está dispuesta a hacer los cambios necesarios. Mucha gente está necesitando una doble conversión, a nuestra cultura eclesiástica, a nuestra jerga evangélica, a una subcultura evangélica formada por lenguaje, himnología, formas denominacionales, etc. y finalmente al Evangelio eterno. Y Pablo enfatiza en el versículo 23 que no se ha dejado el Evangelio en el camino. Que no ha tenido que prescindir del Evangelio. «y todo lo hago por amor del evangelio...» No hay cosa que ame más que el Evangelio, es por eso que lo predica de forma que sea comprensible a todo el mundo.
Artículos anteriores de esta serie:
1El postmodernismo

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