En el cincuentenario de la muerte de Papini

Mi primer encuentro con la literatura de Giovanni Papini ocurrió muchos años atrás. En un puesto de libros viejos, en Barcelona, encontré un ejemplar de “Gog”. El título me atrajo por su parentesco con un versículo del Apocalipsis. Aquél día inicié con el genial escritor florentino una relación intelectual y casi mística que se ha ido estrechando a lo largo del tiempo y que permanece robusta y sin infidelid"/>

Cristo y Papini

En el cincuentenario de la muerte de Papini

Mi primer encuentro con la literatura de Giovanni Papini ocurrió muchos años atrás. En un puesto de libros viejos, en Barcelona, encontré un ejemplar de “Gog”. El título me atrajo por su parentesco con un versículo del Apocalipsis. Aquél día inicié con el genial escritor florentino una relación intelectual y casi mística que se ha ido estrechando a lo largo del tiempo y que permanece robusta y sin infidelid

02 DE DICIEMBRE DE 2006 · 23:00

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Papini es uno de mis escritores de cabecera, juntamente con Cervantes, Unamuno, Camus, Dostoiewsky y el autor de el Eclesiastés. Aquel viejo ejemplar de “Gog”, publicado en la ciudad condal en 1943, con traducción y prólogo de Mario Verdaguer, me conmovió, me trastornó. Todo el espíritu de combate de Papini se concentra en este libro. La imagen de Gog, personaje temible, caricatura del Anticristo, esconde el alma del diablo. Se trata de una obra cínica, una obra de dolor, con un claro mensaje: El ser humano, insatisfecho y hastiado después de vivir hasta el límite, tras haberlo experimentado todo y pisoteado todo sólo tiene un punto de salvación: Cristo. BIOGRAFÍA Giovanni Papini nació en Florencia el 9 de enero de 1881. El mismo narró su penosa infancia y juventud en un libro autobiográfico de 1913 que tituló “Un hombre acabado”. De formación autodidacta, hacia los veinte años se reveló como periodista de clase y garra, escribiendo en publicaciones de las que era fundador y director, tales como “Leonardo”, “L´anima”, “La Voce”, “Lacerba” y otras. También ejerció como redactor jefe de “Regno”, diario nacionalista florentino. Por aquellos años se vivía en Italia una revolución republicana y anticlerical que iba desde las calles a los palacios. Un hecho concreto, referido por José Miguel Velloso, nos da la medida de aquél año 1881, nacimiento de Papini. Se trasladaban los restos del Papa Pío IX de la basílica de San Pedro a la de San Lorenzo. La multitud entonaba canciones de dudoso gusto, al tiempo que se oían los gritos estentóreos de: “¡Al río el Papa!”, “¡Muera el Papa!”, “¡Mueran los curas!”. Un periódico de la época reseñó el acontecimiento con las siguientes palabras: “Roma vio al papado arrastrado por las calles de la ciudad ante el escarnio de la gente”. El padre de Papini se contaba entre los anticlericales y ateos de la época, y en este ambiente creció el autor de “Gog”. En 1906 salen los primeros libros importantes de Papini: “El crepúsculo de los filósofos” y “Lo trágico cotidiano”. CRISTO Y PAPINI En 1921, Papini, que hasta entonces se había mostrado agresivamente ateo, tras algunos años de hondas y profundas reflexiones religiosas y espirituales, sumido en una lectura devoradora de la Biblia, más concretamente del Nuevo Testamento, asombra al mundo con la publicación de un libro que marca su conversión al Cristianismo: “Historia de Cristo”. Hasta aquellos años del siglo XIX la historia de Cristo había sido contada centenares de veces en todos los idiomas, por autores que pensaban diferentemente, pero la obra de Papini era y sigue siendo única. Nadie había escrito hasta entonces con tanta pasión, tanta profundidad dialéctica, tanta alegría testimonial. Si el lector de este principio del siglo XXI desea desprenderse de los escombros que autores improvisados e interesados amontonan sobre Cristo, si quiere leer una biografía del crucificado auténtica, cercana, revolucionaria, no existe otra como la “Historia de Cristo” contada por Papini. Este libro convirtió a Papini en un escritor de reputación mundial. Inmediatamente fue traducido a los principales idiomas. De negación en negación Papini quiso llegar al ateismo integral. Pero Cristo le esperaba, como a la samaritana junto al pozo de Jacob. Como Saulo, Papini vio la luz del cielo, de sus ojos cayeron escamas y recobró la vista. Esta “Historia de Cristo” es el fruto primerizo de la nueva etapa del autor. En el último capítulo de la obra Papini eleva una oración a Cristo y escribe: “Tenemos necesidad de Ti, de Ti sólo y de nadie más. Solamente Tú, que nos amas, puedes sentir hacia todos nosotros, los que padecemos, la compasión que cada uno de nosotros siente de sí mismo. Tú solo puedes medir cuan grande, inconmensurablemente grande, es la necesidad que hay de Ti en este mundo, en esta hora del mundo….Todos tienen necesidad de Ti, incluso los que no lo saben; y los que no lo saben, harto más que aquellos que lo saben”. Dos años después de la “Historia de Cristo”, en 1923, Papini escribe “Segundo Nacimiento”, libro poco conocido, que Aguilar incluye en el tomo V de las Obras. “Segundo Nacimiento” es el libro que explica la conversión: “De Dios no se puede huir –escribe Papini-. Si le afirmas, le amas; si quieres suprimirle, le reconoces. Se diga lo que se diga, no se hace sino hablar de Dios. ¿Y de qué otra cosa se podría hablar sino de Dios?”. LA TEMÁTICA RELIGIOSA Como narrador Papini está considerado gran maestro de la prosa italiana. La obra papiniana ha tenido divulgación y resonancia en el mundo entero. Ciento cincuenta traducciones en diversidad de lenguas, entre ellas el japonés, el chino, el árabe, el yiddisch y el maltés. La temática religiosa está presente en casi todos sus escritos. Además de los dos libros mencionados cabe señalar “La escala de Jacob” (1932), “Los testigos de la pasión” (1937), “Cielo y tierra” (1943), “Cartas del papa Celestino VI a los hombres” (1946), “Santos y poetas” (1948) y “El diablo” (1953). Su último libro fue “Juicio Universal”, una obra fuera de lo común. Mérito de esta obra, entre otros, es que Papini, privado de casi todos los sentidos a causa de una desastrosa enfermedad, fue dictando trabajosamente las palabras, una a una, a su nieta Anna Paszkowski. Con una increíble tenacidad y resistencia al dolor, poco antes de morir el 8 de julio de 1956, escribió: “Yo muero un poco cada día, según el módulo homeopático, pero espero que Dios me concederá la gracia, a pesar de mis errores, de alcanzar la última jornada con el ánimo entero”. Y así fue.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El punto en la palabra - Cristo y Papini