Gratitud

Deseo escribirte esta carta con un doble propósito: informarte de cómo estoy y expresar mi gratitud a muchos (1). Tocante a lo primero, decirte que la salud va mejorando. Estamos contentos de la bendición recibida y la disfrutamos (2).

18 DE NOVIEMBRE DE 2006 · 23:00

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No siempre hay bendición, pero cuando la hay es legítimo alegrarse, ¿no? Respecto a la gratitud, han sido muchas las personas que nos han demostrado su afecto y solidaridad en estos momentos difíciles. Esto nos ha hecho bien, y es bueno reconocerlo. Pienso que esto de la gratitud, a veces, lo entendemos mal. La gratitud es necesaria porque es la respuesta ante una necesidad percibida y atendida. Necesitamos el apoyo de otros en determinados momentos (como, por ejemplo, en la enfermedad). De esta necesidad Jesús nos es un ejemplo, pues en Getsemaní se apartó con tres de los suyos, con quienes tenía un mayor grado de intimidad, para abrirles su corazón (mi alma está muy triste, hasta la muerte) y pedirles solidaridad (quedaos aquí y velad conmigo). Los discípulos no estuvieron a la altura, pero nada quita de la necesidad sentida por el Maestro. De hecho Jesús iba a enfrentar totalmente solo aquel momento cumbre y dramático de la cruz. Pero esto no hace de la soledad virtud, como comprobamos al escuchar su grito desgarrador: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? La gratitud ha de sentirse y expresarse, por un lado, y debe recibirse, por otro. Hay personas que si les das las gracias te dicen que no es necesario hacerlo porque “todo el mérito ha de ser para el Señor”. Es cierto que, en ocasiones, un reconocimiento puede ser más una lisonja (dar coba) que otra cosa, por lo que algunos ahuyentan tales halagos para no caer en el engreimiento. Que pueda ocurrir así en algún caso no autoriza a pasarse al otro extremo de no recibirlo si se hace sinceramente, porque ser agradecidos es un mandato bíblico (y abundan los ejemplos de ello), y una necesidad en las relaciones humanas. No es verdad que toda la gratitud ha de ser sólo para el Señor. Como en mi caso hemos percibido esta bendición solidaria, deseo ser agradecido: al Señor, por un lado, y a los hermanos, también. Gracias, pues. Con mucho afecto en Él, Carlos
(1) Carles Pujol acaba de recibir un trasplante de médula ósea por una enfermedad hematológica. Pueden leer la noticia (en un Editorial) AQUÍ (2) Carles se encuentra ya –dado de alta- en su domicilio, aunque persiste aún el proceso de tratamiento que debe seguir, que está teniendo una muy buena respuesta. Desde la Dirección de esta revista, manifestamos nuestro aprecio, afecto y deseos de que Carles siga y culmine la buena evolución que está teniendo.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Cartas de un Amigo - Gratitud