Identidad evangélica

Apreciado amigo, identidad viene de idéntico: correspondencia e igualdad con una cosa. La identidad permite identificar y, por contraste, diferenciar lo que no sea idéntico.

28 DE OCTUBRE DE 2006 · 22:00

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“Yo soy cristiano evangélico”, ha sido una descripción que he usado muchas veces para identificarme. Implicaba que el oyente reconociera en mí una manera de pensar y de creer respecto a Dios, las Escrituras, Jesucristo, etc. Actualmente la variedad en el pueblo evangélico es tan grande que me siento turbado. Pienso que el mundo puede sentirse como aquel enfermo que escucha, de diferentes médicos, alternativas distintas e incluso contradictorias respecto a su enfermedad. Unos enfatizan cuestiones formales, argumentando obediencia a la Palabra, sin percatarse que es más importante la vida que la tradición. Los hay cuyo interés es el reconocimiento del peso histórico del protestantismo, como si el evangelio fuera sólo una cuestión de cultura. Otros hacen su énfasis en la sensación (sentirse bien en la alabanza, que los mensajes sean atractivos, etc.) y descuidan la santificación práctica de cada día. Hay quienes buscan con ardor la adecuación del mensaje de las Escrituras al pensamiento moderno para hacerlo soportable al oyente; como si hubiera manera de endulzar el pecado o tuviéramos derecho de cambiar la forma de pensar de Dios. Tengo la impresión de que nos alejamos de la base. Como aquellos novios que aplazan una y otra vez su boda por dificultades con el piso, falta de dinero, etc., cuando lo básico para casarse debería ser el tener pareja. Por eso, ahora prefiero decir: “Creo en Jesucristo”. Porque lo que me interesa a mí no es tanto la adscripción evangélica, sino Su persona. Y porque lo que el mundo necesita no es tanto un grupo religioso definido, sino a Él. Con afecto, Carlos

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