Roca y arenas movedizas

Una serie de Jose María Martínez que analiza Biblia y fe frente a las modernas corrientes teológicas y críticas.

01 DE ABRIL DE 2006 · 22:00

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Autoridad de la Biblia (VI)

Ante el mare mágnum de ideas y conclusiones de teólogos, críticos y moralistas, empeñados en desvirtuar el testimonio bíblico, se impone una decisión. Por mi parte prefiero admitir la veracidad sustancial y la autoridad de canónicos del Antiguo y del Nuevo Testamento. Tales escritos me merecen más confianza que los de sus impugnadores. Con este artículo se concluye la serie sobre “Biblia y fe”. Se centra en una serie de reflexiones personales, a modo de conclusión. LA PALABRA DE DIOS, ROCA DE LOS SIGLOS Las conclusiones de teólogos e historiadores pasan y quedan las más de las veces sepultadas en el olvido tras haber chocado entre sí en un debate digno de más positivos fines. El testimonio que de la revelación divina nos ofrecen las Escrituras sigue siendo siempre la lámpara en el camino del creyente y de la Iglesia. Contra la Biblia se han estrellado las olas de muchos mares, las embestidas agresivas de la «sabiduría y el progreso» humanos. Pero el mensaje contenido en los textos canónicos permanece como testimonio eterno de la Verdad de Dios. Con todo respeto me permito afirmar que las ideas de muchos críticos, amantes de ideas avanzadas, son generalmente comparables a las arenas movedizas de las playas; según sople el viento, formarán dunas cuya forma variará casi constantemente, pero nunca llegarán a ser cimiento sobre el cual pueda levantarse una catedral. Por el contrario, quien asume el mensaje central de la Escritura y de sus círculos concéntricos asienta su fe sobre 1a Roca de los siglos. Sus convicciones no serán conmovidas. CONSIDERACIÓN DE INDOLE PASTORAL El Señor dijo: «Por sus frutos los conoceréis». Y yo me pregunto: ¿Cuáles son los frutos de la teología liberal y la crítica histórica? ¿A cuántos espíritus desorientados han dado sus portavoces luz y paz? ¿Cuántos ateos o agnósticos han llegado a la fe en Cristo como resultado de su predicación? ¿Qué consuelo han hallado en sus enseñanzas los creyentes afligidos sí las preciosas promesas de Cristo han sido oscurecidas por una crítica generadora de dudas e incertidumbre? Por algo Pablo renunciaba a las sutilezas de la filosofía griega y se aferraba al mensaje de la cruz que anunciaba «no con palabras de humana sabiduría», pues está escrito: «Destruiré la sabiduría de los sabios y desecharé el entendimiento de los entendidos» (1 Co. 1: 19). Situados en terreno pastoral, obligada es que escuchemos al «gran Pastor» de la grey cristiana: «Las ovejas lo siguen porque conocen su voz; pero al extraño no seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños» (Jn. 10:4s;cf. 1Jn. 4:1-6). Con razón decía el salmista: «Bienaventurados los que guardan los testimonios de Dios y con todo el corazón le buscan» (Sal. 119:2). Yo, con él, confiando en la gracia de Dios, añado: «En tus mandamientos meditaré; consideraré tus caminos..., no Me olvidaré de tus palabras» (Sal. 119:15 s).
Artículos anteriores de esta serie:
La fe y la autoridad de la Biblia
Fe y mitos
Salvación sin cruz
La fe ante la crítica histórica
  Ante el mercado de ideas  

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