Pero el tiempo no ha impedido que se acabara lo nuestro

No hace mucho estaba volviendo a escuchar una bonita canción de la ya desaparecida Rocío Dúrcal, que dice en su estribillo como sigue.

08 DE ENERO DE 2011 · 23:00

,
¡Cómo han pasado los años! ¡Cómo ha pasado la vida! Pero el tiempo no ha impedido que se acabara la nuestro. Obviamente es una canción de amor, el amor de dos almas que no ha sido capaz de destruir ni el paso del tiempo, ni los problemas, ni los imposibles, ni la convivencia, ni siquiera las distancias. En estos días en que comenzamos un nuevo año, me viene a la mente, una y otra vez, esta canción, y pienso en el amor humano entre hombre y mujer, ¡por supuesto!, pero ayer, pensando y pensando en el paso del tiempo y en cómo afecta a las relaciones, pensé en mi relación con el Señor y en cómo ha sido esta a lo largo de los años. Mi relación con Dios viene de antiguo, comenzó cuando yo sólo tenía 8 años; pero un principio entendido, genuino y sincero, y ha pasado por tantas etapas... Esta mañana leía en el Salmo 66:“Tú nos probaste, oh Señor, nos acrisolaste como se acrisola la plata... Echaste sobre nuestros lomos una carga muy pesada... Pasamos por el fuego y por las aguas, pero luego nos sacaste a la abundancia.” Cuando meditaba en esto, pensaba en las veces que el Señor puso una carga muy pesada sobre mis hombros, o cuando me hizo pasar por el fuego y el agua. Mi alma se estremecía, mis rodillas flaqueaban, pero -precisamente ahí- fue cuando mi relación con el Señor fue más intensa. También recordaba momentos en los que “terceras personas” se han querido meter en mi preciosa relación con el Señor, el primero... el mismísimo diablo, ¡cuántas veces ha intentado distanciarme de mi amado!... ¡Cuántas veces ha querido engañar mi corazón!... Lo ha intentado, pero nunca lo ha conseguido; en ocasiones, otras personas me han hecho tanto daño, que casi podría llegar a dudar de Dios, pero cuando miro al pasado y cuando veo mi presente, cuando recuerdo tantas experiencias vividas a Sus pies, cuando medito en las veces que he tenido que aferrarme a Él, con uñas y dientes, para no volverme loca, o cuando recuerdo el cobijo dulce y cariñoso de Sus alas potentes sobre mi alma, cuando recuerdo mis momentos de dolor y los susurros amorosos de mi Dios a mi alma. Siento que nunca nadie ha podido romper mi más que estrecha relación con Él, y le suplico -con toda mi alma- que no se rompa nunca hasta ese esperado día en que pueda, por fin, esconderme -literalmente- en Su regazo, y así... yo también puedo cantar: ¡Cómo han pasado los años! ¡Cómo ha pasado la vida! Pero el tiempo no ha impedido que se acabara la nuestro. Con mis mejores deseos para este nuevo año 2011.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Follas novas - Pero el tiempo no ha impedido que se acabara lo nuestro