¿Quién podrá entender sus propios errores?
Líbrame de los que me son ocultos.
Preserva también a tu siervo de las soberbias;
qQue no se enseñoreen de mí;
entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.
Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti,
Oh Señor, roca mía, y redentor mío.

La espina

¿Quién podrá entender sus propios errores?
Líbrame de los que me son ocultos.
Preserva también a tu siervo de las soberbias;
qQue no se enseñoreen de mí;
entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.
Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti,
Oh Señor, roca mía, y redentor mío.

20 DE NOVIEMBRE DE 2010 · 23:00

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Imagina que van pasando los días y te das cuenta de que eso, que no hace tanto a duras penas te molestaba, hoy te hace cojear. Que te molesta cada vez más y más, vaya. Entonces no te queda más remedio que pararte en el camino a mirar eso que tanto te fastidia y que tienes en el pie. Y en efecto, tienes una pequeña espinita. Algo diminuto se te ha clavado en la planta del pie izquierdo. Imagina que en ese momento tú te inquietas e intentas quitarte eso rápido, para poder seguir tu camino sin más. Pero no puedes. Esa pequeña espinita ha provocado pus a su alrededor y no sólo eso, sino que se ha hincado tanto que es imposible sacarla así, a la voz de ya. Imagina que ya no te queda más remedio que acudir a alguien para que te ayude; que haga una pequeña incisión en la planta de tu pie y te saque esa pequeña espina, porque sabes que si no es así no podrás continuar tu camino. ¡Ayúdanos, oh Dios de nuestra salvación, por la gloria de tu nombre! ¡Líbranos y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre! Salmo 79:9 Hay veces que el pecado actúa como esa pequeña espinita que se me clavó en la planta del pie izquierdo. No sé cómo ni por qué, de pronto algo me molesta para caminar. Hay pecados que creemos menores y a los cuales no les damos importancia y que dejamos pasar. Parece que si no pensamos en que están ahí no hacen daño. Pero el pecado es pecado. Por eso todo se va infectando por esa pequeña cosa, hasta que no nos queda más remedio que sentarnos en el camino y clamar. Al único que puede redimirnos. Él tiene la bondad y la paciencia de sentarse en el camino para sanar nuestros pies y olvidarse de nuestras faltas, sean como sean. ¿Te has fijado en la planta de tu pie últimamente? Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios, pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: "¡Abba, Padre! Romanos 8:14-15

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - X-tremo joven - La espina