En defensa del Corán

Los libros religiosos son para leer, no para quemar, hay que dejarles hablar, no se defienden con las armas, sino con la cabeza y con el corazón.

11 DE SEPTIEMBRE DE 2010 · 22:00

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Theresia Morangke, Alfita Poliwo, Yarni Sambue y Noviana Malewa, cuatro adolescentes indonesias, caminaban para la escuela dominical en la que iban a estudiar la Biblia cuando fueron atacadas por musulmanes que decapitaron a tres de ellas; sólo por leer la Biblia. Ugur Yuksel, Necati Aydin y Tilman Geske fueron degollados hace bien poco en Malatya, Turquía (ese país que quiere entrar en la UE) sólo por imprimir Biblias en turco. Un policía saudí quemó viva a su hija cuando supo que leía la Biblia y se había convertido al cristianismo. Podría llenar páginas de nombres de cristianos encarcelados, torturados, asesinados, denigrados en los tiempos de hoy mismo, por leer la Biblia en países islámicos. Y detrás de cada uno de ellos escucho un silencio culpable, cobarde, hipócrita, vacío de credibilidad, cómplice, el de tantos compatriotas suyos islámicos, que carecen de valentía y dignidad para levantar su voz por los derechos inalienables de cada uno de estos cristianos. Quiero escuchar esos gritos agudísimos de las mujeres musulmanas clamando por la libertad de conciencia de sus compatriotas cristianos, quiero ver a esos barbudos islámicos levantar el puño exigiéndole a su gobierno libertad para leer y compartir la Biblia. La Biblia es sistemáticamente prohibida, proscrita, quemada, desde Marruecos a Indonesia, y no veo a las muchedumbres musulmanas salir enfurecidas a la calle reclamando respeto a la Biblia; carecen de credibilidad. Si defiendo el respeto al Corán no es por esa inmensa marea de musulmanes hipócritas que ponen el grito en el cielo porque alguien quiere quemar cuatro coranes y gritan con el mismo odio e ira cuando un paisano suyo reclama el derecho a tener, leer y compartir la Biblia. No me conmueven; carecen de credibilidad, y sólo la recuperarán cuando les vea reclamar con el mismo valor y convicción el respeto a la Biblia, el mismo que reclaman para el Corán. Si reclamo el respeto al Corán es por coherencia conmigo mismo, con los ideales de libertad de conciencia que mis antepasados, afincados en el mensaje de la Biblia, me enseñaron. Por favor, que no quemen ningún corán, que dejen al Corán hablar por sí mismo, que cada uno lo escuche en libertad directamente, que todos podamos entender su mensaje. Descubriremos entonces que cuando un cristiano maltrata a su mujer está oponiéndose al mandato bíblico, y cuando mata a un islámico está siendo condenado por la Biblia, y que, como señalan atinadamente muchos imanes, cuando un islámico maltrata a su mujer, se puede apoyar en los mandatos del Corán, y cuando mata a un cristiano que le predica la Biblia, puede encontrar justificaciones para hacerlo en las indicaciones del Corán.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Ollada galega - En defensa del Corán