“Qué difícil es para el ser humano -escribió Roberto Velert hace unos meses- que entienda que lo más importante que puede ocurrirle es algo que no puede evitar”.
"He tenido ganas de irme de mi país, pero cuando llegan esos momentos mi mujer y yo recordamos que estamos aquí para servir a Jesús", dice Adel, pastor clandestino en Uzbekistán.
Musulmanes y protestantes sufren persecución en un país marcado por la corrupción, las torturas y los trabajos forzados. El régimen intentó ocultar durante días la muerte de quien ha manejado la república postsoviética por 25 años.
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