“Qué difícil es para el ser humano -escribió Roberto Velert hace unos meses- que entienda que lo más importante que puede ocurrirle es algo que no puede evitar”.
El número de muertes por ataques de la etnia fulani, de mayoría musulmana, aumenta cada semana. En un ataque reciente todos los miembros de una familia cristiana murieron quemados.
Se contabilizan 238 muertos en los ataques que se produjeron a finales de junio. Los cristianos se sienten desprotegidos por el Gobierno, que acumula críticas por la nula gestión de un problema que va en aumento.
A pesar de que los cristianos están exentos de someterse a la ley ‘sharía’, siguen siendo igualmente víctimas de una amplia gama de prácticas intolerantes por parte de los islamistas.
Al menos 75 personas en un área predominantemente cristiana han perdido la vida a causa de los violentos ataques y la inacción del Gobierno.
En regiones más centrales del país, los ganaderos fulani, también musulmanes, provocan un sufrimiento cruel a los cristianos de la franja central.
La Iglesia Bautista local perdió 19 de sus miembros en la masacre, nueve de ellos niños. “Pertenecían todos a tres familias”, dijo un superviviente.
Ataques adjudicados a los pastores de etina fulani han provocado cientos de víctimas y miles de desplazados en el último mes.
El cambio de Gobierno no ha terminado con los ataques de Boko Haram y de pastores fulani hacia los cristianos, de los que un centenar han sido asesinados este mes.
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