“A menos que el gobierno exprese más humildad, las protestas continuarán”

La última manifestación en Hong Kong acaba con un asalto al Parlamento y una petición de contundencia desde Pekín. Los cristianos se dividen entre un llamado a la paz y la legitimación de estas acciones.

Jonatán Soriano

HONG KONG · 05 DE JULIO DE 2019 · 09:30

Así ha quedado la tribuna del Parlamento de Hong Kong tras la manifestación que ha acabado ocupándolo. / Twitter @HongKongFP,
Así ha quedado la tribuna del Parlamento de Hong Kong tras la manifestación que ha acabado ocupándolo. / Twitter @HongKongFP

El conflicto en Hong Kong ha alcanzado un nuevo grado de tensión con la entrada de manifestantes en el Parlamento regional. El episodio se ha traducido en ataques contra el mobiliario y las instalaciones del edificio y, posteriormente, en unos disturbios entre policía y protestatarios que ya han provocado más de una decena de detenciones. Sin embargo, las consecuencias de estas últimas protestas se han hecho notar especialmente en el ámbito diplomático. 

De entrada, los hechos no han gustado nada en Pekín, que instado al gobierno de la Región Especial Administrativa a “restablecer el orden social lo antes posible”. “China condena el violento acto y apoya firmemente al gobierno de la Región Especial Administrativa de Hong Kong y a la policía para gestionar el incidente según la ley”, ha manifestado el portavoz de Asuntos Exteriores, Geng Shuang.

Pero las palabras de Pekín han suscitado críticas externas, como las del el secretario británico de Asuntos Exteriores, Jeremy Hunt, que ha pedido a China que “respete” el tratado vinculante por el que en 1997 Reino Unido entregó a Pequín la pequeña colonia de Hong Kong. “Si no lo hace, habrá serias consecuencias”, ha remarcado Hunt, abriendo la puerta a posibles sanciones. 

La reacción del gobierno chino no se ha hecho esperar y ha “expresado una firme insatisfacción” a los comentarios de Hunt. “Parece que esté fantaseando en la gloria pasada del colonialismo británico y obsesionado con el mal hábito de criticar condescendientemente los asuntos de otros países”, ha espetado Shuang. 

 

Policías en el interior del Parlamento después de su desalojo. / Twitter @HongKongFP

¿HAY DIVISIÓN ENTRE LA POBLACIÓN CRISTIANA?

El ámbito diplomático no es el único que se resiente de las consecuencias del asalto al Parlamento. La población cristiana en la ciudad también afronta un dilema ya conocido, acerca del equilibrio entre preservar la paz y seguir implicándose en las protestas.

En este sentido, en los últimos días se han visto declaraciones en ambas direcciones. En primer lugar, por parte de la Asociación Cristiana de Hong Kong, que se ha unido a una carta publicada conjuntamente con el cardenal católico de la ciudad y en la que se pide al gobierno y a los manifestantes “dejar de lado sus diferencias, reflexionar cuidadosamente sobre sus puntos de vista, escuchar las voces de los otros y establecer canales efectivos de comunicación tan pronto como sea posible”. 

En su escrito también han reiterado la importancia de que “ninguna protesta debería ser contraria al bienestar de la población en Hong Kong” y han pedido dejar que “la ciudad regrese al camino de la comunicación pacífica”. 

En un sentido más favorable al movimiento de protestas, desde la Comunidad de Estudiantes Evangélicos de Hong Kong (FES, por sus siglas en inglés), se ha remarcado que “muchos estudiantes cristianos todavía permanecen firmes con otros jóvenes, a pesar de que saben que es arriesgado”. “Mucha gente, cristianos y no cristianos, puede aceptar este tipo de manifestaciones como aceptables”, ha señalado el representante de la entidad, Barry Cheung, en relación a la acción del lunes en el Parlamento. 

Para Cheung, el futuro inmediato del conflicto pasa por nuevos episodios de manifestaciones. “A menos que el gobierno tome más acción y exprese más humildad, las protestas continuarán, principalmente a través de interrupciones y de acciones no cooperativas [con las autoridades]”, asegura. 

A ojos de Pekín no parece haber intención de cambio. “Es el gobierno de China el que protege las libertades y los derechos democráticos de la gente de Hong Kong de acuerdo a la Constitución y la legislación básica, y que implementa los principios de ‘un país, dos sistemas’”, ha defendido el portavoz del ministerio chino de Asuntos Exteriores en relación al grado de autonomía de la ciudad. 

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