Hong Kong declara culpable de desorden público a un pastor por las protestas de 2014

El ministro protestante Chu Yiu-ming, junto con dos más de los fundadores del movimiento en favor de la democracia ‘Occupy Central’, podría ser encarcelado por siete años. 2.000 personas se han reunido para apoyarlo con oraciones y canciones.

Redacción PD

Evangelical Focus · HONG KONG · 10 DE ABRIL DE 2019 · 12:00

Imagen de una de las concentraciones de Occupy Central en 2014. / Wikimedia Commons,
Imagen de una de las concentraciones de Occupy Central en 2014. / Wikimedia Commons

Nueve activistas del movimiento en favor de la democracia ‘Occupy Central’ han sido este martes declarados culpables de desórdenes públicos por un tribunal de Hong Kong, por su participación en las protestas de de 2014, conocidas como la 'Revolución de los paraguas' y que exigían unas elecciones libres. 

Entre los acusados se encuentra ChuYiu-ming, pastor de la iglesia bautista Chai Wan, de 75 años. También está el profesor de sociología ChanKin-man, de 60 años, y el profesor de derecho Benny Tai, de 54. Tanto Chu como Tai han sido acusado de jugar un papel destacado en las movilizaciones que durante 79 días ocuparon las calles de la ciudad china en 2014. 

 

ENCARCELAMIENTOS DE HASTA SIETE AÑOS

Todavía no se sabe en qué momento se harán públicas sus condenas, pero podrían ser sentenciados a siete años de cárcel. En el sumario de su juicio, el magistrado Johnny Chan que mientras que el concepto de desobediencia civil “está reconocido en Hong Kong, no ha sido defendido defendido contra un cargo criminal”. 

“El delito de conspiración por causar desórdenes públicos no tiene el indeseable efecto de restringir la desobediencia civil en su etapa de formación o de suprimir los derechos humanos como han alegado los acusados”, puede leerse en el documento. 

“Continuaremos nuestra lucha por la democracia. La razón por la que impulsamos un movimiento de desobediencia civil es porque queremos justicia para la población de Hong Kong”, ha manifestado Tai después de conocer el veredicto en unas declaraciones a Reuters.

 

El pastor Chu Yiu-ming. / Wikimedia Commons

ORACIÓN ANTE LA NOTICIA

Seguidores y miembros del movimiento en favor de la democracia se han apiñado alrededor del edificio del juzgado sosteniendo paraguas amarillos. “No importa lo que suceda hoy. Confío en que muchas personas de las que están aquí lucharán por la democracia en Hong Kong”, ha asegurado Tai.

Además, 200 personas se reunieron el sábado para un encuentro de alabanza antes de conocer el veredicto, en el que se cantaron canciones y se oró. El lugar de la reunión fue la Iglesia Unida de Kowlonn, donde Tai, Chan y Chu anunciaron por primera vez el manifiesto del movimiento ‘Occupy Central’, seis años atrás. 

 

“TENEMOS QUE RECUPERAR NUESTROS DERECHOS DEMOCRÁTICOS”

“Estamos frente a la autocracia más poderosa de la historia de la humanidad y tenemos que recuperar nuestros derechos democráticos”, ha dicho Tai a las personas concentradas frente al juzgado. 

El último gobernador británico de la colonia de Hong Kong, Lord Chris Patten, ha publicado un comunicado explicando que es “terriblemente divisorio utilizar cargos anacrónicos de derecho común en una búsqueda de venganza en cuanto a los eventos políticos que tuvieron lugar en 2014”. 

 

LA REVOLUCIÓN DE LOS PARAGUAS

Las protestas comenzaron en 2014 cuando cuando desde Pequín se decidió permitir elecciones en Hong Kong en 2017, pero con una lista de candidatos previamente aprobada por el gobierno chino. Los tres activistas ahora acusados, crearon en 2013 el movimiento en favor de la democracia ‘Occupy Central’ y se unieron al movimiento encabezado por estudiantes para participar en las manifestaciones masivas. 

Las protestas se ganaron el sobrenombre a nivel internacional de “Revolución de los paraguas”, por el color de los paraguas que los manifestantes utilizaban para protegerse del gas pimienta lanzado por la policía. 

“Muchos cristianos apoyaron las movilizaciones”, explicó entonces un profesor cristianos a Protestante Digital. Aunque estaba convencido de que el gobierno chino no cedería, animó al resto de cristianos en el mundo a orar “por la paz después del conflicto”. “Lo que suceda en los próximos días determinará la atmósfera de esta ciudad para los próximos años”, decía. 

Las manifestaciones acabaron con un desalojo por parte de la policía, sin haber obtenido ninguna concesión de Pequín. 

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