“Qué difícil es para el ser humano -escribió Roberto Velert hace unos meses- que entienda que lo más importante que puede ocurrirle es algo que no puede evitar”.
“Ayudar a quien tiene necesidad no es un gesto de bondad, de ingenuo altruismo o, peor aún, de conveniencia: es la esencia misma de nuestra fe”, señala el documento.
En la semana de oración por la unidad de los cristianos (18 al 25 de enero), un sector de evangélicos y católicos ha emitido una declaración señalando la obligación moral de los cristianos ante la situación de los inmigrantes.
La noticia del cierre repentino del segundo centro de acogida más grande de Italia, en Castelnuovo del Porto (Roma), puso en evidencia el martes 22 las consecuencias de la entrada en vigor de la ley de seguridad sancionada hace poco más de un mes: Trescientos veinte refugiados redistribuidos en sitios no anunciados, años de labor para su integración echados por la borda, pérdida de 170 puestos de trabajo. En definitiva, un saldo cruel e inesperado. “Los han dividido en grupos, hombres, mujeres y niños… esto me recuerda algo. Nadie sabe qué fin tendrán, ni el alcalde ni los mismos refugiados. No lo han dicho. El operativo ha estado organizado por el Ministerio del Interior en 24 horas. Los niños interrumpirán sus estudios, los que habían encontrado trabajo lo perderán”, comentó una funcionaria del ayuntamiento de Castelnuovo del Porto apenas tuvo conocimiento de la medida.
El mismo martes 22 se difundió un documento elaborado por la Federación de las Iglesias Evangélicas en Italia, Diaconía Valdese, Comunidad de San Egidio, Cei y Cáritas Italiana. El mismo señala que “en ocasión de la Semana de oración por la unidad de los cristianos, católicos y protestantes italianos lanzamos un llamado a la comunidad a seguir viviendo en un espíritu de humanidad y de solidaridad frente a los inmigrantes. Si esto es un deber para todos, frente a quienes abandonan el propio país arriesgando la vida en el desierto y en el mar, para los cristianos se trata de una obligación moral. Es por esto que, durante la semana dedicada a la unidad de los cristianos, celebrada en estos días en todo el mundo, hemos sentido la necesidad de unir nuestras voces, así como hemos trabajado juntos en tantas ocasiones en el campo de la inmigración, permitiendo la realización del primer corredor humanitario.”
A continuación, el documenta expresa que “en la ocasión de celebrar el don de unidad y de la fraternidad entre los cristianos, deseamos explicar a todos que para nosotros ayudar a quien tiene necesidad no es un gesto de bondad, de ingenuo altruismo o, peor aún, de conveniencia: es la esencia misma de nuestra fe”.
Luego de analizar las políticas de migración y el tema del salvataje en el mar, el documento finaliza diciendo: “Nos ponemos a disposición con nuestra experiencia y nuestros medios, listos para colaborar tanto con las autoridades italianas como con las europeas”.
EN EL NORTE
Unos días antes de difundirse este documento, en un pequeño pueblo de Tione di Trento, al norte del país, un grupo de ciudadanos autoconvocados se reunieron para tratar el tema de la inmigración y la respuesta de la comunidad ante la nueva ley de seguridad que está dejando en la calle a numerosos solicitantes de asilo que viven en centros que están cerrando sin previo aviso.
El pastor Hector Peñafiel (misionero ecuatoriano) fue uno de los participantes en este encuentro. “Como cristiano sentí vergüenza ante las manifestaciones de solidaridad, la disposición a ayudar a estas personas desamparadas y los comentarios que escuché aquella noche. Como iglesia debemos plantearnos qué estamos haciendo”, declaró.
Peñaflor trabaja con refugiados y solicitantes de asilo desde hace más de siete años, enseñándoles el oficio de soldadura. “Necesitamos que vengan misioneros a corto o largo plazo para compartir esta tarea de evangelización por medio del testimonio, en el día a día. Muchas de estas personas son musulmanas y necesitan experimentar el amor de Dios, nosotros podemos ser mensajeros por medio del servicio”, expresó.
El grupo de ciudadanos autoconvocados seguirá reuniéndose y planea constituirse legalmente como una asociación. El pastor Peñaflor será parte de la comisión directiva.
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