La escuela, el nuevo escenario del debate que divide Argentina

El caso del colegio AMEN aviva el debate sobre la enseñanza en sexualidad. Hasta ahora, las escuelas confesionales adaptan a su ideario el contenido de una asignatura obligatoria desde 2006.

Daniel Hofkamp

ESPAÑA · 24 DE AGOSTO DE 2018 · 15:17

Manifestación de padres en apoyo al colegio AMEN, en Neuquén.,
Manifestación de padres en apoyo al colegio AMEN, en Neuquén.

La votación del aborto ha abierto una división palpable en la sociedad argentina. Aprobada en el Congreso de Diputados, para ser luego rechazada por el Senado, la ley que permitía el aborto legal ha avivado un choque ideológico que ha superado el ámbito político para convertirse en un asunto de conversación en todos los foros y ámbitos.

En un contexto donde la mayoría de los medios de comunicación tomaron posición a favor de la ley del aborto, los movimientos provida supieron coordinarse, aprovechando las redes sociales y medios alternativos para potenciar su discurso. Aún la calle ha servido para mostrar un pulso igualado: a las manifestaciones del “pañuelo verde” (a favor de la ley del aborto) le han sucedido las del “pañuelo celeste” (a favor de las dos vidas).

Tras la decisión del Senado, los ánimos están lejos de calmarse. Mucho de los defensores de la propuesta de legalización del aborto están vinculados a un movimiento más profundo de perspectiva antropológica y social que atraviesa todo el continente latinoamericano, con ideologías que afectan a aspectos centrales del ser humano, como son la vida, la identidad, familia o la sexualidad.

Es en este contexto donde se produce el caso de la escuela AMEN, en Neuquén. Este centro privado, de ideario evangélico, ha saltado a las noticias a causa de la polémica suscitada por unas conferencias contrarias a la ideología de género impartidas en el centro.

Muchas escuelas privadas en Argentina, además de la cuota por alumno, reciben un subsidio del estado para su financiación. Estas escuelas cumplen con los planes de enseñanza estatal, entre los que se encuentra la impartición de la Educación Sexual Integral (ESI) aprobada en 2006.

La implementación de la ESI difiere por provincias, dado que a las leyes educativas nacionales se le adhieren las leyes provinciales, lo que en la práctica acaba marcando diferencias de gestión, planes educativos e implementación de la normativa de una región a otra.

 

ESCUELAS PRIVADAS, IDEARIO CONFESIONAL

Sin embargo, otros aspecto clave en el debate es que los colegios privados confesionales cuentan con un ideario propio en el que se detallan principios y valores de la escuela en asuntos de formación respecto a la vida, familia o sexualidad. Habitualmente, los padres conocen este ideario y firman que están de acuerdo con el mismo al inscribir a sus hijos en la escuela.

Pero ¿qué sucede cuando el ideario de la escuela entra en conflicto con la educación sexual integral que propone el estado? La mayoría de las escuelas privadas hicieron un ejercicio de adaptación de la ESI para conformarlo a su ideario, lo cual está garantizado por ley. Según confirmaron a Protestante Digital fuentes directas de profesores en colegios evangélicos, estos planes fueron presentados a los organismos provinciales y se han aplicado hasta ahora sin excesivos conflictos. Por lo tanto, la educación sexual que se imparte en estas escuelas está adecuada a los parámetros del centro, lo que marca diferencias evidentes con la enseñanza en materia sexual que se ofrece en los centros públicos.

 

Pancartas en defensa del colegio AMEN, en una manifestación en Neuquén, el pasado 17 de agosto.

Precisamente esta diferencia es una de las razones de la existencia de escuelas confesionales: en los aspectos que tienen que ver con valores (tal y como son los temas de familia o sexualidad) dan una formación propia, algo que los padres mayoritariamente apoyan. En las escuelas cristianas, la enseñanza sobre sexualidad se corresponde con los valores y la enseñanza bíblica.

Daniel Ochoa, presidente del Consejo de Educación Cristiano Evangélico, explicó recientemente en declaraciones a Infobae que las escuelas evangélicas (unas 350 adheridas a este organismo) cumplen con la ESI “desde el principio”. “Somos conscientes de que -como centros educativos- cumplimos un servicio, abierto, inclusivo, pero con una defensa muy firme de nuestro ideario, sobre todo frente a iniciativas que surgen desde el Estado, y que a veces pueden significar una mirada muy dogmática, ideológica, en cuestiones vinculadas a las creencias más profundas del ser humano, y que tienen un fundamento teológico o filosófico. Por eso no estamos de acuerdo cuando en las escuelas del Estado, que deben ser neutrales, se difunden enfoques marcadamente ideológicos, como sucede con la cuestión de género, que desató un debate en las iglesias, decididas a defenderse de los ataques al concepto de familia, tal como lo entendemos, a partir de la Biblia”, afirma Ochoa.

Por lo tanto, ¿qué es lo que está en juego en Neuquén? El que las escuelas privadas puedan seguir marcando su criterio en cuanto a la enseñanza que imparten en asuntos de valores, respecto a un Estado cuyas propuestas -conviene remarcarlo- también parte de postulados ideológicos, como mínimo, cuestionables.

Como explicaba Pablo Marzilli en un reciente artículo en Evangélico Digital, “la educación sexual integral no puede, ni debe inclinarse a una única postura (ideología de género), ni imponerse a todos como la única verdad, y menos por encima del derecho de los padres a enseñar sobre el tema a sus hijos de acuerdo a sus convicciones y creencias. La enseñanza debería limitarse en todo caso a ser lo más científica y exacta posible, pero de ninguna manera inducir tendenciosamente a posturas que no necesariamente son compartidas por la gran mayoría”.

 

LA IGLESIA CATÓLICA PIERDE PESO

Las escuelas evangélicas no están solas en esta lucha por mantener su autonomía, ya que los centros católicos también enfrentan una presión similar. Sin embargo, la Iglesia Católica en Argentina enfrenta un momento de debilidad en su posición como referente moral.

El hecho de que la Iglesia Católica siga recibiendo financiación estatal ha despertado en los últimos meses un nuevo movimiento a favor del estado laico. Siguiendo la moda de los pañuelos, diversos colectivos y movimientos han adaptado el naranja para reclamar la separación de la Iglesia Católica con respecto al estado.

Tras la votación en el Senado en contra de la ley del aborto se ha despertado otro movimiento que anima a apostatar, el cual está captando la atención de muchos jóvenes.

Por otra parte, los casos de abusos a menores han seguido dañando la imagen pública católica. El año pasado se dio a conocer el terrible caso Próvolo, que implica a varios sacerdotes, responsables de una escuela infantil de sordos, en un escándalo de abusos sexuales.

Esta crisis de imagen de la Iglesia Católica institucional está abriendo puertas a las entidades e iglesias evangélicas, cuyo trabajo social a favor de los más desfavorecidos cuenta con reconocimiento, y que además han salido reforzadas en su poder de movilización y convocatoria tras las manifestaciones a favor de las dos vidas de los últimos meses.

Para Hugo Márquez, responsable del Colegio AMEN, es un momento adecuado para actuar: “Mucha gente ahora siente que lo que decimos nosotros es lo que ellos querían decir y no sabían cómo; están hartos de la Ideología de Género, que no es natural ni científica -explicó en entrevista en Evangélico Digital-. Los padres están reclamando que dejen de adoctrinar a sus hijos y exigen que el estado reconozca que es responsabilidad de los padres educar a sus hijos en valores. La sociedad civil estaba resignada y ahora está dejando la resignación y comienza a levantarse”.

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