60 personas llegan a Barcelona después de ser rescatadas en el mar

El barco Open Arms encontró a los náufragos el pasado viernes, pero las negativas de Italia y de Malta para desembarcar en sus puertos han forzado una travesía de 800 millas hasta la ciudad catalana.

Redacción PD

BARCELONA · 05 DE JULIO DE 2018 · 10:00

El Open Arms en su llegada al puerto de Barcelona. / Ayuntamiento de Barcelona,
El Open Arms en su llegada al puerto de Barcelona. / Ayuntamiento de Barcelona

Dos semanas después del desembarco de 629 personas en Valencia, otras sesenta han llegado este miércoles a Barcelona. En esta ocasión no ha sido a bordo del Aquarius sino de Open Arms, una de las embarcaciones de la organización Proactiva Open Arms, que encontró a los náufragos el pasado viernes, poco después de que saliesen de una playa en Libia.

Tal como sucediese con el barco francés, el Open Arms ha tenido que recorrer un trayecto de 800 millas hasta llegar a Barcelona, después de que Italia y Malta hayan vuelto a denegar un desembarco en sus puertos. “Es un parche, pero lo ideal no es perder tiempo ni días, sino que quien se tenga que hacer responsable de ello lo haga”, ha señalado a su llegada al puerto la jefa de misión del Open Arms, Anabel Montes.

El gobierno español ha concedido a los sesenta migrantes un permiso de reisdencia excepcional de 30 días. “Si han solicitado el asilo antes de estos 30 días estarían como solicitantes de asilo y, por tanto, con un permiso de residencia provisional y con la posibilidad de entrar en un programa de acogida para solicitantes de asilo. Si no, podrían ser expulsados”, ha explicado la portavoz de la Comisión Catalana de Ayuda al Refugiado, Pascal Coissard.

 

ITALIA Y MALTA, UNA POLÍTICA MIGRATORIA CON INTENCIONALIDAD

El vicepresidente y ministro de Interior italiano y también líder del partido xenófobo Liga, Matteo Salvini, ya protagonizó un conflicto con el primer ministro maltés, Joseph Muscat en el caso del Aquarius y, desde entonces, las tensiones entre ambos países se han hecho manifiestas cada vez que aparece un barco lleno de personas en dirección a alguna de sus puertos. Como la embarcación alemana Lifeline, que acabó atracando en la isla después de que Salvini se justificase advirtiendo que estaba en aguas maltesas y que era ese país el que debía abrir su puertos.

 

Un momento durante la intervención de apoyo para el desembarco. / Ayto. Barcelona

Antes de desembarcar en Malta, Salvini aseguró que los 239 pasajeros del Lifeline “no tocarían suelo italiano” y pidió llevar “toda esa carga de seres humanos a Gibraltar, a España, a Francia o donde queráis”.

Recientemente también ha protagonizado una polémica con el presidente francés, Emmanuel Macron, quien catalogó a los dirigentes populistas de “lepra” que crece “en todas partes”. Una afirmación a la que Salvini ha respondido manifestando que “Macron no está expresando grandísima simpatía en estos días. Ha dicho que quien no acoge en sus puertos a los inmigrantes es un populista leproso”.

La disputa dialéctica ha dado un paso más, después de que el presidente francés haya propuesto sancionar a los países que rechazan a migrantes y también se haya aliado con otros ocho países europeos en una fuerza militar externa a la Unión Europea, donde no esta Italia. Salvini, por su parte, ha apuntado a la creación de centros para migrantes en la frontera sur de Libia, en colaboración con las autoridades nacionales del país, que no tiene un gobierno reconocido ni definido.

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