OEA: claves del éxito de la presencia evangélica provida y profamilia

El presidente del Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia, Aarón Lara, explica el papel de esta plataforma como primera presencia oficial netamente evangélica en la 48 asamblea de la OEA.

Javier Bolaños , Redacción PD

WASHINGTON D.C. · 07 DE JUNIO DE 2018 · 08:00

Representación evangélica en la OEA. / Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia,
Representación evangélica en la OEA. / Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia

Varios fueron los factores que propiciaron que esta semana durante la 48 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), las organizaciones provida y familia obtuvieran un notable éxito. Ese éxito se tradujo especialmente en que en las resoluciones finales del organismo internacional se dejaran por fuera referencias favorables a la ideología de género.

El licenciado Aarón Lara, presidente del Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia, explicó a Protestante Digital esa serie de elementos que, en conjunto, obraron para obtener este triunfo.

 

Pregunta: ¿A qué atribuye el éxito de los provida y profamilia en la OEA?

Respuesta: A una respuesta extraordinaria de parte de las iglesias a la convocatoria que lanzamos en febrero de este año, dentro del II Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia. Este es un esfuerzo para tratar de invitar a las iglesias a la reflexión pero también a la participación social y política en defensa de la vida y la familia.

En nuestro ámbito cristiano la participación social y ,todavía aún peor, la participación política no es bien vista dentro de las iglesias. Se ha hecho mucho hincapié en que la política es nefasta, es perversa. Incluso se ha asegurado que la política es del diablo, y bajo esa predicación, que ha tenido efecto por más de treinta o cuarenta años, las iglesias se han automarginado de la participación social.

Eso ha traído como consecuencia políticas nefastas porque quienes administran las políticas públicas es gente que no tiene valores ni tiene temor de Dios. Esto ha afectado a diferentes áreas de la vida esencial. En cuanto a la cuestión de la diversidad sexual, se ha manifestado en incremento que ha venido respaldado por políticas públicas en los países y alentado por instituciones internacionales, llegando a situaciones verdaderamente dramáticas en toda América Latina.

Tratando de responder a este conflicto que se ha generado de manera multinacional, convocamos el Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia y, como parte de ello, comenzamos a buscar la manera de tener presencia en la OEA.

En junio del año pasado ya nos dieron la oportunidad de participar como portavoces de una coalición. Allí me percaté de tres cosas. En primer lugar, que es un campo absolutamente abandonado por la iglesia. Había dos organizaciones provida católicas muy importantes a nivel internacional que han estado invitando a algunos líderes cristianos, pero la iglesia no está presente. También me di cuenta de que el discurso está vacío y lo que ha hecho esto es ampliar la brecha de comunicación entre gobiernos, organizaciones y, por supuesto, los activistas LGTBI.

Por último, y lo que me llenó de esperanza, es que la decisión del canciller de Paraguay, que detuvo una resolución sobre la diversidad sexual, provocó la ira de estos grupos porque frenó su pretensión de seguir escalando. Llevan 25 años creciendo porque han estado en estas instancias sin nadie que los confronte, sin nadie que pueda tener una opinión diferente, sin nadie que pueda tener otra cosmovisión.

Así que, la iglesia ha perdido simplemente porque no se ha presentado. Necesitamos primero comprender que lo importante es generar impacto en la OEA. Por eso en el II Congreso Iberoamericano por la Vida y por la Familia, en febrero de este año, convocamos a una participación de las iglesias cristianas evangélicas de manera organizada, pensando en que pudiéramos ir el mayor número de organizaciones.

No es sencillo porque se requiere de una serie de trámites que son cansados para la gente, pero nos dio la posibilidad de reunir a 37 asociaciones civiles que organizamos en 3 coaliciones. Para poder formar una coalición en el seno de la OEA se debe contar con un mínimo de 10 asociaciones civiles. A partir de ahí decidimos que estas coaliciones las formasen únicamente grupos evangélicos, entre los que hay iglesias, confederaciones de iglesias u organizaciones dirigidas por cristianos evangélicos que tienen proyectos de vida evangélicos Esa es la primera distinción. Sólo evangélicos, sin ninguna mezcla con otras organizaciones. Quiero remarcar que hasta 2017 las organizaciones provida eran mayoritariamente católicas. Apenas había algunas personas evangélicas pero no de manera organizada ni con exclusividad.

En la OEA también está el riesgo de que te agrupen con otras coaliciones con fines similares a los de uno mismo. Para evitar eso dividimos a las 37 organizaciones en 3 instancias que no fuesen fácilmente relacionadas con otras. A la primera la nombramos Congreso Evangélico Iberoamericano y al matizar ese carácter evangélico ya no había manera de que nos relacionasen con otras, porque no las hay. Es un hecho histórico porque nunca en la historia de la OEA había habido una coalición exclusivamente de evangélicos. La segunda ha sido la coalición brasileira, que agrupa las oranizaciones e iglesias brasileñas por cuestión de idioma. Y la tercera se correspondía a organizaciones que tienen un trabajo más relacionado con la cuestión educativa, y se llamó Educación y Cultura por la Democracia. Con estas tres organizaciones tuvimos derecho a tres portavoces, todos ellos pastores evangélicos.

Al llegar a la asamblea nos encontramos con que ya habían tres grupos provida. Hubo ocho discursos en esta línea contra seis de la diversidad sexual. Siempre habían habido más discursos LGTBI pero este ha sido el primer año en la historia de la OEA en el que los discursos provida los han superado.

Nuestro trabajo allí consistió en representar el sentir de las iglesias evangélicas. También había otras voces evangélicas pero adheridas en una coalición católica, como fue el caso de Christian Rojas, que es uno de los principales dirigentes de la campaña Con mis hijos no te metas, y Gerald Bogantes, en representación de la sección joven de la Alianza Evangélica Latinoamericana (AEL). Sus discursos me parecieron importantes, una presentación de principios y férrea pero de confrontación. En algunos momentos hasta de violencia porque, es cierto que los grupos LGTBI reaccionan de una manera furibunda, pero a veces el lenguaje tampoco ayuda. El mensaje que se da claro que debe ser muy contundente pero también debe ser un mensaje muy evangélico. En sus discursos, dos de nuestros ponentes incluyeron textos bíblicos que llamaban a la redención humana. Nosotros tenemos como principio fundamental, porque así nos lo enseña nuestra fe, amar a Dios sobre todas las cosas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Esta frase, dicha en este ambiente y en esta condición de enfrentamiento, dio una paz indescriptible en el salón.

La diferencia de la participación del Congreso Evangélico Iberoamericano es precisamente llevar un mensaje de redención y de convivencia. No podemos excluirlos de la sociedad pero son personas que necesitan la palabra de Dios para transformar sus vidas.

 

 

 

P: ¿Apuesta por una divisón de bloques o por presentarse unidos de cara a futuras asambleas?

R: En estos ambientes priman mucho condiciones de política y en la política está la estrategia de la división. Si divides vences. Lo que ha pasado no se ha logrado por la participación de una persona o de un grupo. Eso sería atribuirse un éxito de muchos como propio. Esto no es un tema sobre que yo hice o yo gano, sino que es algo que ha hecho Dios.

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