¿Es real el cambio en la presidencia cubana?

Analistas y expertos en derechos y libertades individuales vaticinan una continuación del castrismo a pesar de la sucesión formal al frente del gobierno.

Jonatán Soriano

LA HABANA · 26 DE ABRIL DE 2018 · 11:00

Miguel Díaz-Canel junto a Raúl Castro en su toma de poder. / Agencia Prensa Latina,
Miguel Díaz-Canel junto a Raúl Castro en su toma de poder. / Agencia Prensa Latina

Este abril ha sido histórico para la política cubana. Después de que en marzo ocho millones de personas, lo que se traduce en una participación del 82% del censo electoral del país, votase en la renovación de los cargos parlamentarios y de las asambleas regionales, el proceso de cambio ha concluido con la sucesión de Raúl Castro como presidente de la República.

Miguel Díaz-Canel, hasta ahora primer vicepresidente, se ha convertido en la nueva máxima autoridad del gobierno de la isla, aunque Castro seguirá al frente del Partido Comunista de Cuba. Díaz-Canel, ingeniero electrónico de formación, cuenta con una dilatada experiencia en la política cubana. Hasta 2012 había desempeñado el cargo de primer secretario del partido en las provincias de Villa Clara y Holguín, además de ser también ministro de Educación Superior. A partir de ahí fue nombrado vicepresidente del Consejo de Ministros hasta 2013, cuando alcanzó la primera vicepresidencia del gobierno. De esta manera, Díaz-Canel se convirtió en el primer dirigente cubano nacido después de la revolución que alcanzaba un autoridad tan significativa en el poder nacional.

Después de 42 años de presidencia con apellido Castro, Díaz-Canel asume ahora el cargo con varios retos sobre la mesa. Para empezar, el de la economía. Los efectos del embargo impuesto por Estados Unidos desde 1960 siguen presentes en la realidad de la isla, a pesar de que en 2014 Raúl Castro y Barack Obama acordaron una mejora de las relaciones. Ese es otro de los retos, precisamente. La elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos ha provocado un regresión del acercamiento alcanzado hace cuatro años. Y, por último, las libertades individuales, como la religiosa, siguen siendo una asignatura pendiente por parte del ejecutivo cubano, según denuncian algunos analistas e instituciones expertas en la materia como el Observatorio de Libertad Religiosa en América Latina.


LA SITUACIÓN DE LA LIBERTAD RELIGIOSA

“Díaz-Canel señala a las iglesias como receptoras de fondos que financian la ‘contrarrevolución’, es decir, vuelve a introducir la noción característica del comunismo clásico sobre que las iglesias son “agentes extranjeros”, es decir espías y colaboradores de potencias ‘imperialistas’, ‘subversivas’ y ‘enemigas de la revolución’ ”, asegura Dennis P. Petri, investigador senior del Observatorio de Libertad Religiosa en América Latina.

Según un informe elaborado por Petri y por José Antonio Pastor, también investigador del observatorio, durante 2017 se registraron en Cuba 1.322 arrestos, cuatro sentencias, 873 casos de abuso físico o mental, siete ataques a casas de ministros de culto y dos expulsiones domésticas por motivos de creencia religiosa. “También se han restringido eventos religiosos públicos, como sucedió con un acto interconfesional en la provincia de Oriente pese a que la actividad había recibido permiso anticipado de las autoridades”, apunta el documento. Uno de los últimos casos más sonados ha sido la detención del coordinador regional del Instituto Patmos, Leonardo Rodríguez Alonso, sobre la cual ya informó Protestante Digital.

Una situación que parece afectar al cristianismo, en general, sin tener en cuenta la confesión o denominación. Por ejemplo, tal como narra el informe del observatorio, tanto a los Testigos de Jehová como al Movimiento Apostólico les ha sido denegado el derecho a registrarse en el Ministerio de Justicia, “convirtiéndose técnicamente en ilegales”. Algo que llama la atención, teniendo en cuenta que Francisco fue el eje de conexión para la nueva toma de contacto entre Estados Unidos y Cuba. “Es probable que el Papa, en conversaciones personales con autoridades cubanas, haya mencionado la situación de los cristianos y de la Iglesia Católica, pero me imagino que él apostó por una mejoría en las relaciones diplomáticas como un paso previo para la ampliación de la libertad religiosa”, asegura Petri.

Como contrapartida, el documento destaca una actitud más flexible por parte de las autoridades ante comunidades afrocubanas y musulmanas, que según la Organización Islámica para América Latina y el Caribe ya superan los 4 millones de personas en la región. “Me parece exagerado hablar de proliferación del Islam pero hay cierta tolerancia en Cuba”, defiende Petri. “El gobierno cubano no tiene ningún incentivo para restringir el proselitismo de los misioneros chiitas, porque esta comunidad sólo ha crecido en 70 miembros durante tres años y, por lo tanto, no moviliza a grandes grupos de personas. Además, también parece tener un aliciente para autorizar la apertura de mezquitas, porque está interesado en desarrollar buenas relaciones con países musulmanes como Irán, Turquía y Qatar”.


INFLUENCIA DE LAS RELACIONES CON OCCIDENTE

El deshielo de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos ha quedado paralizado con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Es más, desde el Observatorio de Libertad Religiosa en América Latina hablan de regresión. “Lo de 2014 fue un acercamiento diplomático simbólico y de un levantamiento parcial del embargo comercial, con poca trascendencia real. Además, fue de corta duración, ya que Trump está revirtiendo muchas de las negociaciones anteriores y recientemente ha habido un notable deterioro de las relaciones diplomáticas”, manifiesta Petri. El informe alerta de que desde la Casa Blanca han decidido mantener limitada la actividad de la embajada obligando a depender de terceros para la obtención de visados.

Según el documento del observatorio, diversos representantes religiosos y activistas por los derechos y las libertades humanas en la isla equiparan a Díaz-Canel con Osvaldo Dorticós, que gobernó Cuba justo después del triunfo de la revolución, entre 1959 y 1976, y a quien acusan de títere de Fidel Castro. “Díaz-Canel no tiene las condiciones para dar un giro. Mientras el partido esté bajo la dirección de Raúl Castro, esto seguirá igual”, afirma en el informe un pastor que ha preferido mantener el anonimato.

El estatus de las comunidades parecen estar vinculadas al desarrollo de esas relaciones con el exterior de la isla. “A parte de la denominación evangélica Los Pinos Nuevos, todas las demás denominaciones cubanas fueron fundadas por misiones extranjeras, la mayoría norteamericanas, y casi todas mantienen relaciones con denominaciones ‘hermanas’ en el extranjero. Esto es aún más notable en el caso de la Iglesia Católica que, además de ser una denominación religiosa, también es el Estado Vaticano” remarca Petri en relación al gobierno de Día-Canel, que ha manifestado que “habrá un presidente en Cuba defendiendo siempre la revolución”.

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