“Dios me trajo de Irán a Bélgica para que pudiera conocerle”

 “Nadie es tu amigo, nadie es capaz de sentir lo que sientes y lo que dejas atrás…necesitas que alguien te escuche”. M. nos cuenta su historia como refugiada.

Joel Forster

  · Traducido por Noemí Moreno

Evangelical Focus · CATANIA · 07 DE MARZO DE 2016 · 17:14

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Yo no quería otra religión, ¿qué podía ofrecerme el Cristianismo que no hubiera hecho el Islam?” explica M., una refugiada de Irán que actualmente vive en Bélgica.

Después de algún tiempo, ella encontró un propósito al sufrimiento por el que había pasado. “Recibí un permiso para residir en Bélgica como refugiada”. Pero un evento aún más importante en su historia, nos cuenta, fue contactar con una iglesia y aprender sobre Jesús.

M. está ahora empezando una nueva vida en Europa y espera encontrar un trabajo como diseñadora gráfica.

 

Pregunta. ¿Cómo crees que el viaje como refugiada te afectó?

R. A través de todas las dificultades que te encuentras como refugiado, enfrentando problemas insufribles, tristeza y depresión, crecí espiritualmente. La situación como refugiada me ha fortalecido para los planes de Dios ahora en mí.

 

P. ¿Qué rol ha tenido el Dios de la Biblia en tu vida?

R. Yo no era creyente, ni siquiera sabía sobre Jesús. Tampoco era ya musulmana, así que fue Dios quien empezó a plantar fe y verdad en mí en aquellos momentos difíciles. Él me trajo de Irán a Bélgica para que pudiera conocerle, confiar en Él, caminar con Él, ser parte de Su plan para mi vida, para Su propósito, para Su gloria.

Él me atrajo para quitar todos mis pecados y tristeza y todas las cosas que habían sucedido en mi vida en el pasado. Él me vistió de blanco y me alimentó como a un bebé recién nacido, con agua viva.

Lo que experimenté con Jesús y lo que me sucedió es mucho más grande de lo que jamás las palabras podrían explicar.

 

P. ¿Cuáles son las principales luchas con las que las mujeres refugiadas tienen que enfrentarse en su viaje?

R. Llegar a un lugar en el que nunca antes habías estado… Todo parece extraño, aún si eres capaz de hablar inglés, es muy difícil comunicarte y entender a la gente, incluso entre el grupo de refugiados.

Como mujer enfrentando todas estas dificultades, dejando atrás tu país, tu familia, tus amigos, tu todo, te sientes sola. Necesitas alguien con quien hablar y en quien confiar, pero nadie es tu amigo, nadie puede sentir lo que tú sientes y entender todo lo que has dejado atrás. No hay nadie que conozca tus miedos, tus lágrimas o lo que quieres para tu vida en el futuro. No tienes un lugar al que llamar hogar y necesitas alguien que te escuche y alguien que cuide de ti.

 

P. ¿Cuáles son los peligros para las mujeres refugiadas cuando intentan llegar a Europa?

R. Perder sus hijos o maridos en el camino a Europa. Especialmente, si son chicas jóvenes, tienen que tener mucho cuidado y estar al tanto de las cosas o las personas que puedan ser perjudiciales para ellas.

Confiar en alguien, o no, es un desafío. También tenemos otros problemas como encontrar un lugar donde vivir o lidiar con las necesidades financieras.

 

P. ¿Cómo crees que los europeos deberían cuidar a la gente como tú que llega a nuestras sociedades?

R. No estoy muy segura. Creo que es importante que los acepten en su comunidad e intenten entenderlos, ser un amigo para ellos. Necesitan ser recibidos con los brazos abiertos para hacerlos sentir en casa. Es bueno que conozcan su cultura y acepten que han tenido que huir y dejar su tierra natal.

 

P. Finalmente, ¿Qué pueden hacer las Iglesias para ayudar mejor a las mujeres?

R. Pueden organizar actividades para grupos de mujeres, pasar tiempo conociendo más acerca de sus historias, sus problemas y mostrarles como Jesús les ama.

 

“Refugiados en Europa” es una serie de artículos fruto de la cooperación entre Evangelical Focus, EEA Hope for Europe y EEA Hope for Europe- Grupo Refugiados.

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