Francisco: los luteranos son “hermanos en la fe”

El papa recibió en audiencia a la arzobispa luterana de Upsala, Antje Jackelén, remarcando el camino de la unidad emprendido ante el 500º aniversario de la Reforma.

Redacción PD

Religión Digital · ROMA · 05 DE MAYO DE 2015 · 10:03

El papa Francisco recibe a la arzobispa luterana de Suecia. / RD,francisco suecia
El papa Francisco recibe a la arzobispa luterana de Suecia. / RD

El Papa Francisco ha recibido este lunes en audiencia a la arzobispa luterana de Upsala (Suecia), Antje Jackelén, que encabeza la delegación de la Iglesia Evangélica-Luterana en ese país, y ha pedido que los temas relacionados con familia, matrimonio y sexualidad no sean silenciados por temor a poner en peligro el consenso entre los cristianos.

“De actualidad urgente es también la cuestión de la dignidad de la vida humana, que debe respetarse siempre, así como las temáticas relacionadas con la familia, el matrimonio y la sexualidad que no pueden ser silenciadas o ignoradas por temor a poner en peligro el consenso ecuménico ya alcanzado. Sería una pena si sobre estas cuestiones tan importantes se consolidasen nuevas diferencias confesionales”, ha precisado el Pontífice.

La Iglesia Evangélica Luterana de Suecia es una denominación de corte teológico liberal. En el año 2010 aprobó el matrimonio homosexual, el cual es admitido para los fieles así como para los pastores y pastoras de esta iglesia. La decisión llevó a que la Iglesia Luterana de Etiopía rompiese sus relaciones de comunión con su homóloga sueca, que en su opinión “ha desobedecido deliberadamente la palabra de Dios y lamentablemente se apartó de las instrucciones claras de las Sagradas Escrituras”.

 

FRANCISCO: UNIDAD POR ENCIMA DE DIFERENCIAS

Francisco ha recordado que el año pasado se celebró el 50 aniversario del decreto sobre el ecumenismo del Concilio Vaticano II 'Unitatis Redintegratio' que sigue siendo el punto de referencia clave para el empeño ecuménico de la Iglesia católica.

En este documento se invitaba a todos los fieles católicos a emprender el camino de la unidad para superar la división entre los cristianos, que “no solo se opone abiertamente a la voluntad de Cristo, sino que es también escándalo para el mundo y perjudica a la más santa de las causas: la predicación del Evangelio a toda criatura”.

El decreto expresa “un profundo respeto y aprecio por aquellos hermanos y hermanas separados a quienes, en la coexistencia cotidiana, se corre a veces el peligro de prestar poca consideración”. “En realidad no deben ser percibidos como adversarios o competidores, sino reconocidos por lo que son: hermanos y hermanas en la fe”, ha añadido el Papa.

En este sentido, ha subrayado que “católicos y luteranos deben buscar y promover la unidad en las diócesis, parroquias y comunidades de todo el mundo” y, en ese sentido, ha mencionado el reciente documento “Del conflicto a la comunión. La conmemoración conjunta luterano-católica de la Reforma en el 2017”, publicado por la Comisión Luterano-Católica para la Unidad.

“Esperamos sinceramente -ha indicado- que esta iniciativa lleve a dar, con la ayuda de Dios y nuestra colaboración con Él y con los demás, más pasos en el camino de la unidad”.

A su juicio, la llamada a la unidad también implica “una exhortación apremiante al compromiso común en el ámbito caritativo en favor de todos aquellos que en el mundo sufren por causa de la miseria y la violencia”. Concretamente, ha recordado a los cristianos perseguidos.

 

EL ECUMENISMO QUE PROMUEVE EL PAPA

No es la primera vez que el Papa muestra su acercamiento hacia otras iglesias cristianas. En opinión del teólogo y pastor evangélico Leonardo De Chirico, Francisco “está abierto al diálogo con todos, sean cristianos o no, sea gente religiosa o secular. Los evangélicos son solo una parte de su visión. Él tiene en mente una unidad poliédrica: diferentes maneras de relacionarse con la Iglesia Católica, siempre manteniéndose ella en el centro del escenario”.

En este sentido, Chirico considera que el diálogo es importante, pero sin olvidar que la Iglesia Católica no es una denominación cristiana más. Tiene su centro político en el Vaticano, y todavía posee una estructura “imperial” globalizada, con poder financiero; también tiene dogmas que no se basan solo en la Biblia, y legitima prácticas que fomentan la idolatría”.

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