“Iguala ha vivido secuestrada por el crimen organizado”

México vive días convulsos tras la desaparición de 43 estudiantes, suceso que está movilizando protestas en sus principales ciudades. Entrevistamos a una periodista evangélica para conocer cómo están viviendo esta situación en Iguala y sus consecuencias inmediatas.

Daniel Hofkamp

MÉXICO D.F. · 11 DE NOVIEMBRE DE 2014 · 12:14

Manifestación por los estudiantes desaparecidos en Iguala, en México.,Mexico
Manifestación por los estudiantes desaparecidos en Iguala, en México.

El pasado 26 de septiembre, 43 estudiantes que se dirigían a una protesta fueron secuestrados por la policía de Iguala y Cocula, en el Estado de Guerrero, en México. Las crecientes sospechas de un masivo asesinato, la implicación del Gobierno local de Iguala y la limitada respuesta del Gobierno central ha hecho crecer la indignación en el pueblo mexicano.

Marchas multitudinarias, movimientos estudiantiles que recuerdan a mayo del 68 e iniciativas en redes sociales (en estos momentos, con el hashtag #yamecansé) muestran el deseo de un cambio profundo en México.

En Protestante Digital hemos contactado con una periodista mexicana que ha estado siguiendo el caso y ha entrevistado a varias personas de Iguala. El enemigo no sólo está en las mafias y su influencia, sino en lo que consiguen: el silencio del miedo.

Por motivos de seguridad, nuestra entrevistada permanece en el anonimato, así como sus fuentes.

Pregunta.- La semana pasada se produjo la detención del alcalde de Iguala José Luis Abarca y su mujer Mª de los Ángeles Pineda, sospechosos de ordenar el asesinato de los estudiantes. ¿Cómo se valora esta detención en Iguala?

Respuesta.- El hecho de que el alcalde y su esposa tienen relación con el crimen organizado es un secreto a voces en Iguala. Que los hayan detenido y se les pregunte por su implicación molesta, porque es del conocimiento público que están implicados.

Se espera que el Gobierno y la ley sea efectiva, para que tengan las consecuencias que les corresponden.

 

P.- Mª de los Ángeles Pineda es, según ha publicado la prensa, quien controlaba la situación. ¿Es así?

R.- Sí, a ella le llaman “el poder detrás del poder”. Iguala sabe que quien manejaba los asuntos era ella. Es ella quien da la instrucción de detener a los estudiantes, porque la “primera dama” a nivel federal suelen ser nombradas líderes de las organizaciones en beneficio de la infancia. Ella se presenta al segundo año, está dando forma a su campaña y se entera de que vienen los jóvenes a “armar lío”. Da la instrucción de que los aplaquen. Sin embargo, las personas que yo entrevisto me confirman que es ella quien tiene el poder y estaba por destaparse su candidatura. En el Ayuntamiento preparaban ya la campaña.

Siendo los chicos del bando contrario – porque ella es parte de Guerreros Unidos – sabe que van a ir a molestarle.

 

P.- La población mexicana está indignada ante la lentitud del Gobierno, que no aclara las sospechas de que los jóvenes han sido asesinados.

R.- A quien entrevisté, que es parte del magisterio, me dice que sorprende el cinismo con el que se ha actuado. Algunos elementos policiales son detenidos y también los sicarios, al momento ya saben que los estudiantes fueron aniquilados.

Todas estas declaraciones ocurren cuando el procurador inicia la investigación. Esto provoca muchísimo descontento, porque se hace pensar a la gente que están vivos, cuando se sabe que fueron aniquilados. No se entiende este juego de ocultamiento de unas verdades muy obvias, desde el principio.

Lo que en Iguala se piensa es que hay lástima por el asesinato de los muchachos, pero saben que fueron carne de cañón. Ellos fueron enviados por los verdaderos líderes, que están asociados también al narcotráfico.

 

P.- Algo que se está destacando mucho la implicación del movimiento estudiantil en las marchas de protesta.

R.- En cuanto al ámbito estudiantil, han participado en las marchas de forma muy solidaria. El último evento, en el que se unen y participan en actos de protesta las universidades privadas, fue el movimiento “Yo soy 132”. Pero en este caso, siguen las marchas, las protestas, estamos viendo manifestaciones pacíficas. Varias universidades y escuelas de educación media y superior, privadas y públicas. Los estudiantes están mostrando su inconformidad.

 

EL PODER DE LAS MAFIAS

P.- Detrás de esta historia está el poder de las mafias en México. ¿Es algo que sucede allí localmente, o que está más extendido en el país?

R.- Están empezando a surgir las historias de las mafias. Pero todos los días tenemos casos, Estado por Estado, de violencia, ajustes de cuentas en poblaciones totalmente controladas por las mafias. Se confirma que hay personas del Gobierno implicados. El hecho de que encontrasen las fosas es la muestra de que hay una forma de operar: si uno se opone, si abres la boca, es lo que te espera.

Para la gente local esto es muy evidente. Por eso viven ahora mismo con muchísimo temor. En otros Estados asumo que pasa lo mismo.

 

P.- ¿Cómo vive la población esta presión constante de un control externo a las leyes?

R.- Aprenden a callarse. Para entrevistarles, siempre son anónimas, porque esperan represalias en cualquier momento. El secuestro y la matanza, que para ellos es conocida, de inmediato mandan a la policía ministerial a hacerse cargo. Ellos tienen 300 agentes de policía local, que buena parte está dentro del crimen organizado. Pero la policía ministerial resulta a veces peor. Quienes hacen todos los destrozos, asaltos a comercios, transeúntes... es a manos de la policía. Nadie se atrevía a salir de casa en los diez primeros días.

Luego llega el ejército, que tiene la ciudad tomada ahora mismo. Por las calles donde la gente caminaba con cierta tranquilidad, ahora ven a hombres armados.

La gente no quiere hablar, porque no saben de quién cuidarse. Sienten que pueden ser denunciados por el gobierno local, o por el narcotráfico.

 

P.- ¿Qué hace el Gobierno ante esta situación?

R.- La gente de Iguala no confía en el Gobierno, porque ve que está falseando y comunicando mentiras. La esperanza que tienen de todo esto es que las bandas del narcotráfico se retiren de allí. Iguala es un lugar secuestrado por el narcotráfico, es un territorio que se están peleando los Rojos y los Guerreros.

 

P.- ¿Esta situación muestra un fortalecimiento del narcotráfico y las mafias?

R.- Se ha fortalecido. Se viene en cascada. En México no es sólo tráfico de drogas, sino que son muchos más crímenes relacionados con ello.

 

IGLESIAS EVANGÉLICAS EN IGUALA

P.- Sabemos que en Iguala hay iglesias evangélicas. ¿Cómo viven ellos esta situación?

R.- Una de las personas que entrevisto, que es evangélico, expresaba la misma situación. Tomas tus reservas para salir, para moverte, no se hacen declaraciones, se intenta que la iglesia no se politice, que no se fomente ninguna protesta dentro de sus locales. Toman la oración para enconmendar su Estado, pero evitan involucrarse en cualquier protesta.

 

P.- Y las iglesias del resto del país, ¿están reaccionando?

R.- Desde el país llegan a través de redes sociales iniciativas de oración, para pedir por las familias, por seguridad, por un cambio. Es básicamente a través de estos medios. Se tiene el cuidado de no llevar la política dentro de las iglesias, que no se haga un canal de organización. Es el temor que todos mantenemos, como mexicanos.

 

FUTURO EN MÉXICO

P.- Esta situación está sacando a la luz un sistema corrupto. ¿Hay esperanza de cambio?

R.- No tenemos muy buenos antecedentes para organizarnos. Hemos tenido eventos que hubieran pedido una reacción firme. Sin embargo el gobierno tiene la forma de entretenernos y que se nos olvide. La diferencia está en la participación de la generación siguiente. Muchos recordamos lo que ocurrió en el 68. Si volvemos a un gobierno autoritario, las cosas se recrudecen. Pero la nueva generación busca una reacción.

No sé si llegará a ocurrir. “En México no pasa nada, y cuando pasa, ya pasó” es un dicho que se cumple y trae desesperanza. Hay desorganización, hay temor de que esto se salga de control. Con mi experiencia personal, yo tuve deseos de impedir a un hijo mío que participara en una marcha. Es un autoboicot, y se entiende.

La respuesta de esperanza fue ver que Iguala, que ha sido secuestrada por tanto tiempo, con estas personas conviviendo con las organizaciones ilícitas, que al ponerse el foco en ellos, algo ocurra. Con no seguir en lo mismo es un motivo de esperanza. Que alguien que con tanto cinismo se manejaba, es alentador que estas personas caigan.

Es justo que se conozca como lo está viviendo la gente de allí. Se sienten desprotegidos.

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