'Alivio, miedo, esperanza y confianza en Dios', tras caer Mursi

Hany Almohager, pastor egipcio en Barcelona, habla de futuro y recuerda la presión islamista sobre empresas, iglesias y familias cristianas.

BARCELONA · 07 DE AGOSTO DE 2013 · 22:00

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	Fuegos artificiales en la plaza Tahrir tras la ca&iacute;da del gobierno islamista. / The Times</p>
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Fuegos artificiales en la plaza Tahrir tras la caída del gobierno islamista. / The Times

Egipto ha dejado de ser primera página en la prensa en los últimos días. Sin embargo, la tensión sigue siendo muy alta en el país, en gran parte por los rumores sobre un conflicto civil. Hany Almohager es uno de esos egipcios preocupados por el futuro inmediato. Actualmente es pastor de La Comunidad Cristiana Árabe en Barcelona, y ha explicado sus impresiones a Protestante Digital. “En estos momentos hay muchas emociones encontradas entre los cristianos en Egipto: alivio, miedo, esperanza, pero sobre todo, un sentimiento de confianza en que Dios contesta oraciones”, explica Almohager. Durante el tiempo de gobierno de los Hermanos Musulmanes, ahora derrocados, la presión fue enorme. “Lógicamente los cristianos no estaban a favor del régimen islamista, durante este año habían sido cada vez más marginados, conforme se ponía en pie el poder político islámico”. Una de las formas más visibles de ese desprecio se dio en la redacción de la nueva base legal que marcaría la era post Mubarak: “Los islamistas políticos no aceptaron ninguna de las recomendaciones que hacían los representantes cristianos en la redacción de la Constitución. Esto llevó finalmente a que los cristianos se marcharan, junto a otro 20% de los miembros del comité redactor. Aún así los islamistas siguieron adelante con la redacción”. Las minorías musulmanas quedaban excluidas en el diseño de la nueva sociedad. CERCO A EMPRESARIOS CRISTIANOS El hundimiento económico del país en tan sólo unos meses fue una de las causas que llevaron al golpe de estado que echó al presidente Mursi del poder. Almohager explica que, en muchos casos, el Gobierno fue culpable directo de esta deriva maltratando a empresarios que no siguieran sus consignas religiosas. “Se lanzó una campaña contra empresarios cristianos, algunos de los cuales estaban al frente de una parte enorme de la economía egipcia, por entonces. Cuando [los empresarios cristianos] tuvieron que marcharse del país, por la presión islamista, la economía sufrió profundamente. El objetivo de la campaña era quitar a esos empresarios para sustituirlos por inversores del área del Golfo, para que se hicieran con el mercado egipcio”, explica Almohager. DESPROTECCIÓN DE LOS CIUDADANOS DE A PIE También a nivel de calle la presión fue insoportable para los ciudadanos que creían en el Dios de la Biblia. “Se puso en marcha una ley que prohibía la crítica a la religión, que se aplicó, lógicamente, a los cristianos, algunos de los cuales acabaron en prisión. Además, hubo muchos ataques a iglesias, a propiedades de cristianos, después de cualquier discusión o disputa que se pudiera dar entre un cristiano y un musulmán”. La desprotección de la minoría cristiana en cualquier riña ciudadana era una realidad diaria durante el año de mandato islamista. “En algunos casos, familias cristianas fueron echadas de sus hogares y forzadas a dejar los pueblos en los que vivían bajo la amenaza de muerte si decidían volver. Sucedió en Alexandria, en el Norte del Sinaí y en otros lugares”. BAJO LA PRESIÓN: AVIVAMIENTO La islamización gradual del país llevó a que “decenas de miles de egipcios emigraran, por miedo”, dice Almohager. Basa esta afirmación en datos que la Unión de Organizaciones de los Derechos Humanos de Egipto recogidas por un medio de comunicación cristiano, que afirma que 100.000 cristianos han dejado el país desde marzo de 2011. Esta realidad ha sido “frustrante y desalentadora” para la minoría cristiana que seguía en el país, pero aún en este “escenario sombrío, la iglesia estaba experimentando algo diferente”, cree Almohager. “La urgencia de la situación creó una causa común para la unidad de las diferentes iglesias en Egipto. Por primera vez en la Historia, líderes ortodoxos, protestantes y católicos se pusieron juntos de rodillas ante Dios para pedir ayuda. Muchos eventos de oración tuvieron lugar, y encuentros para unificar puntos de vista. De hecho, ha habido un avivamiento en la vida espiritual de los cristianos, y hemos visto a centenares de musulmanes visitando nuestras iglesias abiertamente, sin miedo”. ¿QUÉ ESPERAR A PARTIR DE AHORA? Preguntado por la actualidad más inmediata, el pastor egipcio rebate la idea de que Egipto es un país partido por la mitad. “Egipto sí está dividido, pero no como lo presentan los medios de comunicación, que hablan de dos mitades. La realidad es que el número de gente no religiosa es mucho mayor que el de los ciudadanos que apoyan los Hermanos Musulmanes. El problema es que los islamistas están armados y eso podría llevar a que las cosas se compliquen”. La acusación recurrente de las facciones radicales islamistas es que fueron en realidad los cristianos los que han instigado las protestas que reivindicaban en El Cairo el cese del gobierno de Mursi. Por eso, explica Almohager, “la primera reacción de los islamistas tras caer el gobierno islamista hace un mes, fue atacar a iglesias y hogares cristianos en diferentes partes del país”. Enseguida se acusó a la minoría cristiana de ser la principal culpable de la revuelta “liberal”. Mirando al futuro más inmediato, Almohager pide oración por las nuevas generaciones de egipcios. “Los jóvenes son muy conscientes de dónde están, a qué se enfrentan y cuáles son sus esperanzas. Desean ver un país que se modernice sin perder su identidad moral. Es una situación muy dura, ya que parece que no hay un liderazgo claro para hacer una transición desde donde estamos hacia el lugar al que confiamos estar en el futuro. Probablemente esta sea la principal oración que se puede hacer a Dios a favor de Egipto”.

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