Un lugar para las niñas sin infancia

En México D.F. la asociación DAYA protege y ayuda a chicas desprotegidas, de entre 10 y 18 años, que no pueden ser acogidas en albergues municipales: ya han sido madres.

MÉXICO D.F. · 21 DE ABRIL DE 2013 · 22:00

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Las jóvenes encuentran en el centro Dar y Amar un lugar seguro donde criar a sus hijos y formarse para la vida. 

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) más de 30.000 niños viven en albergues, casas hogar y orfanatorios en México y 12.000 de ellos tiene muy poca probabilidad de ser adoptados, ya que su edad va de 7 a 18 años. El sistema gubernamental, además de las instituciones que manejan directamente, cuenta con el apoyo de instituciones de asistencia privada (IAP) quienes, sin el apoyo financiero del gobierno, dan albergue a diversos grupos vulnerables, entre ellos, niños que son rescatados de ambientes de violencia o condición de calle. Pero existe dentro de ese grupo una población particularmente amenazada y desprotegida, y es el formado por niñas de entre 10 y 18 años. Niñas que, como resultado de una historia personal de abuso sexual y violencia intrafamiliar, han dejado de ser candidatas para alojarse en los albergues, pues en una edad en donde deberían aún jugar, ya son ellas mismas madres. Es a esas niñas a las que la institución “Dar y Amar” (DAYA, I.A.P.), tiene como centro de su programa. Siguiendo un modelo instituido en Inglaterra, además de proporcionar alojamiento, vestido, educación, sustento, apoyo psicológico, atención médica y capacitación para una vida económica independiente, busca enseñar a esas jóvenes madres a llevar adelante su rol de mamás, desarrollando el vínculo afectivo para con sus hijos. Según las propias estadísticas de DAYA (Dar y Amar), un alto porcentaje de los hijos de esas niñas son producto del abuso sexual de algún miembro de la familia. Al darse el embarazo, muchas veces, esas niñas son echadas a la calle y no cuentan con ningún apoyo para seguir adelante durante su infancia truncada por la maternidad temprana. Y, bajo esa circunstancia, tampoco cumplen con el perfil para integrarse a las instituciones tradicionales y recibir albergue. LOS CREYENTES FORMANDO PARTE DEL EQUIPO DE TRABAJO Además del abordaje tan distinto que el programa de trabajo propone, las circunstancias y cambios inesperados dentro de la institución, han abierto un espacio para el trabajo conjunto de la coalición de rescate de Casa DAYA formada por: Asociaciones civiles, la iglesia bautista de la ciudad de México (Capital City Baptist Church) y misioneros de diversas iglesias. Bajo este nuevo esquema, además de suplir a las madres y los niños de las cosas materiales, el nombre de la institución cumple su misión, pues los evangélicos que participan no sólo lo hacen proveyendo recursos y trabajo, sino mostrando amor al jugar, igual con las chicas que con los pequeñitos. La esposa del Pastor de CCBC, Sandra Sasser, quien también es parte del grupo “Charity Coalition” (Coalición de Caridad), que también apoya a DAYA, anima a los miembros de su iglesia para que sean parte del proyecto de forma activa e invita a grupos misioneros de iglesias extranjeras, declarando que “es el mensaje de esperanza de Jesús lo que realmente puede transformar la vida de esas niñas y, para los creyentes que se involucran, es un lugar donde vivir una fe en acción”. ADEMAS DE DIVERSIÓN, PREPARACIÓN Igualmente, los misioneros son el ejemplo de que todos los dones son útiles cuando son puestos al servicio del prójimo. Son ellos quienes, durante el último año, han dirigido el proyecto de remodelación y mantenimiento de las instalaciones, además de dar a las jóvenes madres actividades recreativas como: Fabricación de joyería, clases de costura, cursos de elaboración de tarjetas, preparación de jaleas y tejido que, a la vez, pueden ser habilidades que les permiten generar ingresos con la venta de sus productos. Como parte de las reformas que están ocurriendo en DAYA, el organismo ha modificado su política de que sólo sean aspirantes para ingresar las niñas embarazadas o con hijos, destinando una parte de las instalaciones para las chicas de entre 13 y 18 años, sin hogar, expandiendo así la cobertura a un segmento de la población que no tiene cabida en las instituciones tradicionales debido a su edad. FILOSOFÍA DE PREVENCIÓN Con una filosofía de prevención, el pabellón destinado a estas niñas tendrá el propósito de dar educación, orientación y atención psicológica para evitar que la vida en la calle reproduzca el mismo fin de las niñas que viven criando hijos a muy temprana edad. De igual manera, este proyecto pretende ser el hogar alterno para aquellas niñas que viven en riesgo de abuso y violencia en sus hogares de origen, y que tengan que ser sustraídas de éste para salvaguardar su integridad física y emocional. La comunidad de Casa DAYA, ubicada en el lindero poniente de la ciudad de México, se ha convertido no sólo en un proyecto original por sus objetivos y metas de ayuda a las niñas madres; ahora es también un lugar que reúne los esfuerzos de los grupos de ayuda más heterogéneos pero que, a decir de Karla Hannant (misionera), “es un espacio donde, como creyentes, podemos mostrar nuestra fe dando amor al prójimo y así ser conocidos por nuestros frutos”. Para mayor información, visita la web de DAYAwww.daya.org.mx y Charity Coalition. Pueden además encontrar la historia personal de una de las chicas internadas en el blog Yendo sin Ir.

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