Restaurándose de la teología de la prosperidad

La llamada teología de la prosperidad y los modelos de iglecrecimiento han producido que muchas personas sean abusadas espiritualmente y salgan de las iglesias muy lastimadas, según los pastores promotores de los cursos de desculturalización religiosa.

SAN JOSÉ DE COSTA RICA · 02 DE OCTUBRE DE 2012 · 22:00

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“Desculturización religiosa” es el término usado por Eduardo Campos y su esposa Yorlen Jiménez, pastores de la iglesia "Fraternidad Cristiana Jesucristo Pan de Vida", para el curso que vienen desarrollando en esta comunidad de fe, ubicada al sur de la capital de Costa Rica. La finalidad es la restauración de personas que han sufrido abuso espiritual. Eduardo Campos, tiene 44 años y desde hace 10 fue llamado al pastorado. Empezó a tiempo completo como pastor asociado en una mega iglesia. Su área de servicio fue la consejería.“Ambos fuimos pastores de esa iglesia y salimos de la misma atendiendo una indicación de parte de Dios”, relata Yorlen, de 39 años y formación en Psicología. En septiembre de 2007 comenzaron a reunirse con un grupito de personas, a partir del cual se fue desarrollando lo que hoy es una comunidad de fe enfocada “en la gente” y no en números, infraestructura o planes. “Creemos que como iglesia debemos ser facilitadores para que las personas puedan ser discípulos de Jesús, logrando el desarrollo de una espiritualidad cristiana basada en la Palabra”, afirman Eduardo y Yorlen. ABUSO ESPIRITUAL Con un genuino deseo de hacer iglesia con un enfoque de Reino y, sobre todo, con énfasis en restauración, estos pastores se han dedicado a ministrar gente herida, abusada espiritualmente. “La llamada ´teología de la prosperidad´ y los modelos de iglecrecimiento han producido que muchas personas sean abusadas espiritualmente y salgan de las iglesias muy lastimadas. En el mejor de los casos se van a otra congregación, pero la mayoría se alejaba de la vida congregacional y algunos hasta del cristianismo”, explican. Al referirse de manera más amplia al abuso espiritual, Yorlen Jiménez expresa este fenómeno que se ve favorecido por “la manipulación y el uso del poder que realizan los líderes religiosos que, con un discurso de contenido ´bíblico´, legitiman mensajes que las personas no cuestionan ni valoran a la luz de la Palabra de Dios. Esto se relaciona con la poca enseñanza bíblica que existe. El contenido del mensaje –por cierto, bañado de un aspecto muy ´espiritual´- es triunfalista y egocéntrico, lo que estimula mucho a la audiencia que busca conseguir prosperidad, unción, realización”. En cuanto a las consecuencias de tal situación, la pastora señala que “las personas tienen una cosmovisión distorsionada de lo que es el verdadero cristianismo y sus principios. Por ejemplo, el mensaje de la cruz parece estar poco en las plataformas y eso hace que en el cristianismo posmoderno no se conciba el sufrimiento como un proceso que es parte del discipulado, y se vea más bien como maldición o signo de pecados ocultos”. SANIDAD Y CRECIMIENTO Ante esta lamentable realidad, los pastores Eduardo y Yorlen propician la sanidad en las relaciones y brindan espacios de crecimiento a partir de la enseñanza. “Creemos que la enseñanza en el contexto del discipulado son clave para fomentar una espiritualidad cristiana sana, que movilice a cada persona a seguir a Cristo, a encontrar su propósito en Dios, conociendo sus dones y talentos y activándolos en las áreas de servicio acorde con ellos. Es poner énfasis en ser y hacer. A veces, se fomenta mucho el ´hacer´ (activismo) en detrimento de ´ser´”, explican. Para desarrollar esta tarea pastoral han ideado el curso de "Desculturalización religiosa", el cual consta de10 lecciones referidas a los temas que ellos consideran principales en relación al desarrollo de una religiosidad evangélica. “Está planteado a manera de taller, donde analizamos un tema y lo contrastamos con la posición bíblica. La idea es que con el trabajo que hacemos sesión a sesión, las personas puedan analizar una realidad inmediata en contraste con lo que indica la Biblia”. Cada una de las lecciones tiene la meta de evidenciar que mucho de lo que hacemos (y somos) es religiosidad. “Ignoramos el origen o el por qué de muchas cosas que practicamos o creemos y las asumimos como parte del ´ser evangélico´. Esto limita el desarrollo de nuestra espiritualidad, ya que ni las tradiciones, ni prácticas carentes de sentido fomentan una verdadera espiritualidad cristiana”, explica Yorlen. LIBRES POR LA PALABRA Como dice Juan 8:32:y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”. “Ha sido un gozo ver la transformación de mentalidad y la libertad que ha traído el curso. Las personas van descubriendo que mucho de su vida cristiana se ha basado en tradición, liturgia, ritos o prácticas que poco tienen que ver con la Biblia. En otros casos ha habido una lectura inadecuada de la misma”. Cuando las personas logran acceder de una manera vivencial y en un espacio de confianza y contención, a una verdad bíblica, se dan las condiciones para que una falsa creencia comience a ser destruida. “Creemos que esto les ayuda a desarrollar una espiritualidad sana y vivir su cristianismo conociendo la libertad que Cristo nos dio, sin el peso de la religiosidad, tradición o ritualismo”, enfatiza la pastora. Eduardo y Yorlen quieren bendecir a otras congregaciones con la publicación un manual del Curso de Desculturización. “Somos conscientes que no es un producto terminado, y por eso, lo hemos sometido a la lectura de pastores y profesores de teología en el contexto del Seminario ESEPA. Queremos que ellos nos retroalimenten y puedan enriquecer el material. Las primeras reacciones han sido altamente positivas”, dicen. No todas las personas restauradas se quedan en la Fraternidad Cristiana Jesucristo Pan de Vida, pero se van bien equipados. “Quienes por diversas situaciones no pueden seguir con nosotros buscan una congregación que tenga una posición equilibrada y exposición sana de la Palabra. Ahora cuentan con mayores elementos de juicio para protegerse de contextos abusadores y culturas religiosas avasallantes”, concluye Yarlen Jiménez.

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