El caso de Rimsha Masih es derivado a un tribunal de menores

Es un paso importante para cerrar el caso de la niña acusada de blasfemia, un caso por el que sigue acusado un imán que levantó falso testimonio contra ella.

PAKISTÁN · 24 DE SEPTIEMBRE DE 2012 · 22:00

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Se acerca el final del sufrimiento para Rimshah Masih, su familia y la comunidad cristiana que la apoya. Este lunes el tribunal penal decidió traspasar su caso a un tribunal de menores, lo que según organizaciones de derechos humanos, es un paso previo al fin del caso, que podría resolverse en pocos días. La niña de catorce años y que sufre una deficiencia mental fue acusada de quemar unas hojas del Corán, lo que la legislación paquistaní considera blasfemia. El caso dio un giro importante a principios de septiembre, cuando la policía detuvo a un imán que supuestamente había tendido una trampa a la joven, al agregar él mismo páginas del Corán a una pequeña hoguera. El abogado de Rimshah, Tahir Naveed Choudhry, declaró a la cadena estadounidense CNN que la investigación policial ha permitido descubrir que la chica, que es cristiana, es inocente. “No hay pruebas legales contra Rimsha”, dice el letrado. El director de la ONG Human Rights Watch (HRW) en Pakistán, Ali Dayan Hasan, ha indicado que “esto es un paso previo al fin del caso” y “es algo que no tiene precedentes en los 25 años durante los cuales han estado vigentes las leyes contra la blasfemia en Pakistán”. La Policía ha presentado sus conclusiones al tribunal y la próxima audiencia se celebrará el próximo 1 de octubre. Normalmente, los tribunales paquistaníes suelen actuar en función de lo que recomienda la Policía. Jafari ha asegurado que hay muchas pruebas que demuestran que el imán Jalid Jadoon Chishti tendió una trampa a la adolescente y que en realidad fue él quién destrozó las páginas del libro sagrado de los musulmanes. Hasan ha destacado la importancia que tiene este hecho porque “nunca antes un acusador en falso había tenido que rendir cuentas”. LEYES CONTRA LA BLASFEMIA El director de HRW en Pakistán ha explicado que cuando se aprobaron las primeras leyes contra la blasfemia en este país, el objetivo era mantener la paz entre las distintas comunidades religiosas. Pero un dirigente militar las endureció a mitad de la década de los años 80, introduciendo unas enmiendas que “convertían la blasfemia en un crimen capital”, ha añadido. “Estaban redactadas con un lenguaje ambiguo (...) y se transformaron en instrumentos de coacción y persecución”, ha denunciado. “Las leyes se han utilizado de forma desproporcionada contra los grupos más débiles y vulnerables de la sociedad: minorías religiosas, mujeres, niños y personas pobres”, ha agregado. La mayoría de las víctimas de las leyes contra la blasfemia pertenecen a grupos religiosos minoritarios como los ahmadíes (de los cuales muchos suníes piensan que no son creyentes), según HRW y la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán. El padre de Rimsha Masih, Mizrak, cristiano, subrayó en una entrevista con la CNN a principios de este mes de septiembre que ningún miembro de su familia cometería actos de blasfemia. “Respetamos el Corán igual que respetamos la Biblia”, ha afirmado. Según HRW, desde 1986 se han registrado 1.400 casos relacionados con el delito de blasfemia. Más de quince personas acabaron en el corredor de la muerte y 52 fueron asesinadas mientras esperaban que comenzara el juicio. MIEDO A REPRESALIAS Rimsha, que fue detenida el 16 de agosto y posteriormente obtuvo la libertad bajo fianza, también fue entrevistada telefónicamente a principios de septiembre. Dijo que estaba feliz por estar con su familia pero que tenía miedo. “Temo que alguien pueda matarnos”, admitió. Según las conclusiones de la investigación policial, un vecino la acusó públicamente de haber quemado páginas del Corán para usarlas como combustible para cocinar. Cuando la Policía llegó, la arrestó. Los abogados de Rimsha mantienen que el vecino la acusó para vengarse de ella porque no se llevaban bien. Creen que, posiblemente, a él le gustaba la chica y ella no sentía lo mismo por él. Un representante de la familia ha señalado que varias ONG de Estados Unidos, Italia y Canadá han ofrecido ayuda a la chica y a su familia para salir de Pakistán. Pero ella dijo recientemente que quería quedarse en su país. Hasan ha indicado que, digan lo que digan los tribunales o la Policía, la gente pensará lo que quiera pensar. “Desde luego, corre un serio peligro (...). Fue la acusación lo que puso en peligro su vida, y eso puede perdurar”, ha explicado.

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